Fintechs: ¿aliadas o amenazas?, por Alessandra Corrochano
Fintechs: ¿aliadas o amenazas?, por Alessandra Corrochano
Redacción EC

“La próxima industria en conocer el impacto de la disrupción será la financiera; los bancos tienen sus días contados”. Esta es una afirmación que escucho cada vez con más frecuencia en los foros de innovación. La supuesta amenaza proviene del auge de las llamadas fin-techs, nombre formado por las palabras inglesas ‘financial’ y ‘technology’ que se refiere a empresas que usan tecnología moderna para prestar servicios financieros innovadores.  

Las tomaron fuerza a finales de la década pasada como respuesta al descontento del público estadounidense con la banca tradicional, luego de la crisis generada por la quiebra de Lehman Brothers. A esta insatisfacción se sumaron otros factores que generaron una gran oportunidad: la dependencia de sistemas antiguos de los bancos, la regulación bancaria y el negocio establecido que estos tienen que defender. 

La incursión de las fintechs está significando una revolución: al no estar sujetas a la regulación bancaria y, por tanto, al no tener una gran necesidad de capital, infraestructura y personal, pueden ofrecer a sus clientes atributos diferentes que un banco tradicional. El acceso a nuevas tecnologías les otorga operatividad en línea, lo que a su vez se traduce en gran agilidad y en un enfoque muy efectivo entre sus clientes. Por ello, se han multiplicado rápidamente y suman ya más de 2.000 en el mundo. 

Según una encuesta realizada por PwC a 445 funcionarios bancarios en todo el mundo, estos creen que las fintechs pueden poner en riesgo el 25% de su negocio actual. Y ante esa situación están pensando cómo reaccionar. No hay una receta clara. El banco español Caixabank, por ejemplo, ha optado por competir y creó ImaginBank, su propia fintech. Pero Diego Bastard, director de Spotcap, una destacada fintech española, considera que no se trata de competir, sino de lograr un espacio de colaboración entre los bancos y las fintechs. 

De hecho, los datos de PwC indican que el 32% de las entidades financieras encuestadas tiene algún tipo de acuerdo conjunto con una fintech y los bancos son sus mayores inversores, lo cual nos haría pensar que este modelo de colaboración es posible y beneficioso.

Si bien México, Colombia, Brasil y Chile son los países que muestran avances más significativos en empresas fintech en la región, el Perú no quedará al margen. Esto obliga a los bancos locales a replantear sus estrategias. Más que una amenaza, esta incursión abre un sinnúmero de posibilidades que antes eran difíciles de concebir para quienes trabajamos en banca. Ahora podemos acercarnos más fácilmente al mundo digital para complementar nuestra oferta y aprender a trabajar desde otros puntos de vista, más centrados en el cliente, más jóvenes y más ágiles. 

Podemos incorporar equipos de trabajo diferentes, que desarrollan servicios desde otra perspectiva. Tenemos la oportunidad de evolucionar nuestros servicios y productos con mayor rapidez y de fortalecer nuestros canales para mejorar nuestra competitividad. Eso sí, tenemos que aprender a colaborar. Fintechs: ¿aliadas o amenazas? Depende de nosotros.