El cobre cerró a la baja el martes. (Foto: Reuters)
El cobre cerró a la baja el martes. (Foto: Reuters)

Las tensiones comerciales entre EE.UU. y China vienen afectando la cotización del , el principal producto de exportación del Perú. Aunque el reciente anuncio de una nueva ronda de negociaciones entre ambos países hizo rebotar el precio del metal, existen razones para no guardar demasiado optimismo. 

La entre ambos países es solo la punta del iceberg de un conflicto mucho más amplio entre una potencia establecida () y una potencia emergente (). EE.UU. no solo busca reducir su con China, sino forzar al gobierno de Xi Jinping a replantear su estrategia de desarrollo, algo que Beijing difícilmente aceptará. 

tiene claro cuáles son sus objetivos. Lejos de querer una simple reducción en el déficit comercial con China, lo que busca es que esta última retire las barreras de acceso, facilite las operaciones de las empresas norteamericanas en ese país y ponga fin a las actuales prácticas de duplicación y copia de nuevas tecnologías, las cuales se amparan en una legislación china menos estricta en términos de patentes. 

La meta, por lo tanto, es detener (o en todo caso reducir) la velocidad con la que China viene cerrando la brecha tecnológica con los principales países desarrollados. En ese sentido, las demandas norteamericanas distan de ser un mero capricho de Trump y reflejan más bien una política de Estado. Por esta razón las tarifas comerciales contra China han recibido mucha menos resistencia de la clase política estadounidense, lo cual contrasta con el rechazo generalizado hacia el proteccionismo dirigido a la Unión Europea o México, por ejemplo. 

Esto último también sugiere que el optimismo sobre las próximas negociaciones entre EE.UU. y China puede pecar de exagerado.

EE.UU. lleva más de un año enfrascado en una renegociación del TLCAN con México y Canadá, pero un acuerdo final en ese caso parece distante dada la inflexibilidad de Washington en sus demandas. Si EE.UU. viene siendo tan inflexible con sus propios aliados, resulta entonces muy difícil imaginar que pueda ser más sensible a los intereses de un rival como China.

Salvo que Xi planee ceder con facilidad (algo que hizo Corea del Sur en su disputa comercial con EE.UU., por ejemplo), una resolución de la disputa entre ambos países tomará tiempo y generará incertidumbre. Lo más importante para el Perú es que este período probablemente vendrá acompañado por fases sucesivas de euforia y pesimismo a lo largo del camino, trayendo volatilidad al precio del cobre. 

¿Esto significa que la temida guerra comercial entre las dos principales economías del mundo es inevitable? No necesariamente, pero los riesgos continúan elevándose y es importante que tanto analistas como hacedores de política los tengan en mente. Sea comercial o militar, guerra avisada no mata gente.