No intentemos inventar la pólvora, Michelle Barclay
No intentemos inventar la pólvora, Michelle Barclay
Redacción EC

El manejo de la crisis posterior a un desastre natural ha sido históricamente un reto para los países afectados por diversos fenómenos. En los últimos días, las opiniones en nuestro país han sido diversas sobre quién debe manejar la .

Sobre este tema, en la librería virtual del Banco Mundial se puede acceder a un trabajo de investigación sumamente interesante escrito por Wolfgang Fengler, Ahya Ihsan y Kai Kaiser, “Managing Post-Disaster Reconstruction Finance”. Uno de los aspectos que aborda esta investigación es la experiencia de varios países para evaluar y decidir qué entidad o agencia será la encargada de llevar a cabo la estrategia de reconstrucción.

Una conclusión fundamental es que no existe una opción ideal. La mejor alternativa tendrá que analizarse caso por caso, teniendo en cuenta factores como la magnitud del desastre, el tamaño del país, la lejanía y posibilidad de acceso a las zonas afectadas, y la capacidad ya existente de las autoridades centrales, regionales y locales.

Las experiencias de los países que sustentan el trabajo citado muestran dos modelos comúnmente utilizados: la constitución de una agencia independiente al aparato estatal vigente con facultades y responsabilidades específicas; o la constitución de un ente coordinador adscrito a alguna de las instancias de gobierno (ministerios, gobiernos locales o regionales).

Los pros y contras de cada alternativa son diversos. Por un lado, el crear una agencia nueva y totalmente independiente tiene la ventaja que podrá estar plenamente enfocada en la tarea de la reconstrucción con un equipo independiente y recursos asignados para dicha labor. Sin embargo, tomará tiempo asignar sus roles y responsabilidades, y no estará conectada a las carteras ministeriales y a los diferentes gobiernos conocedores del aparato estatal y de las necesidades de las regionales afectadas.

Por su parte, la creación de un ente coordinador adscrito a una instancia de gobierno tiene la ventaja de contar con una estructura organizativa ya implementada con su propio planeamiento y presupuesto. Sin embargo, no tendrá mayor libertad para la contratación de un equipo especializado y capacitado, y podría tener limitaciones debido a la falta de coordinación entre los distintos sectores del gobierno. Además, el trabajo de reconstrucción requiere, debido a la urgencia, contar con plazos expeditivos en la ejecución y escapar de los tradicionales mecanismos de planeamiento y presupuesto.

Si bien coincidimos con opiniones que sostienen que es necesario que el Estado Peruano aprenda haciendo, no intentemos inventar la pólvora. Aprovechemos la experiencia de otros países que lamentablemente han sufrido desastres en los últimos años e invirtamos en contratar a los mejores expertos que puedan apoyar a nuestro Gobierno a elegir el mecanismo más adecuado para la reconstrucción.

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