
Este 22 de febrero se cumplen 130 años del nacimiento de Víctor Raúl Haya de la Torre, ilustre político peruano del siglo XX y mejor ser humano, a quien recuerdo con admiración y cariño. En medio de las complejidades que atraviesa el país, su legado sigue siendo una referencia clave, más allá de los colores políticos.
Haya de la Torre afirmaba: “La política es acción y hechos concretos que hay que hacer con docencia y decencia”. La docencia es el amor al conocimiento y la transmisión de ideas basadas en la ciencia. La decencia es la virtud de vivir con principios, dejando los intereses particulares para servir al bien común.
Concebía la política como un deber de todos, ya sea participando activamente o emitiendo un voto pensado e inteligente. De lo contrario, advertía, dejamos el camino libre a oportunistas que buscan el beneficio personal.
Uno de sus conceptos centrales fue el “espacio-tiempo histórico”, inspirado en la relatividad de Einstein -a quien conoció en Princeton y con quien tuvo una relación intelectual y de admiración mutua- pero aplicado a las ciencias sociales. Sostenía que las decisiones políticas y económicas deben tomarse según el contexto histórico y geopolítico del momento. En su tiempo, durante la Guerra Fría, afirmó: “Ni con Washington ni con Moscú”. Hoy, su principio sigue vigente: “Ni con Washington ni con Beijing”, pues más allá de las potencias de turno, insistía en que “hay que saber tratar con el capital”. No se trata de rechazar la inversión extranjera, sino de aprovecharla junto con la nacional. Recordamos también que “no se trata de quitarle al que tiene, sino de generar riqueza para el que no tiene”, como dijo en 1945.
Haya de la Torre decía: “Queremos una economía libre y vinculada a la integración continental”, pues concebía la integración económica como un pilar para el desarrollo, donde los países deben complementarse en vez de competir entre sí.
El Perú de hoy tiene ejemplos de esta estrategia. El puerto de Chancay, obra que involucra capital chino y nacional, es una muestra de cómo la atracción de inversiones puede beneficiar al país, con tecnología y nuevos procesos. Pero es importante destacar que también hay apertura a la inversión de otras naciones, como la estadounidense y de cualquier otro país. Un ejemplo similar en el exterior es el Canal de Panamá, infraestructura clave para el comercio global que ha sabido gestionar inversiones extranjeras para su desarrollo.
Ante los desafíos del Perú, nos planteamos cómo habría actuado Haya en este momento: 1) Convocando a los mejores, no solo políticos, sino profesionales y técnicos de primer nivel; 2) Promoviendo el diálogo para la construcción de consensos; y 3) Gobernando democráticamente, pero con firmeza, lo que llamaba “demodura”, no “dictablanda”.
A 130 años de su nacimiento, Haya de la Torre sigue vigente. Su esfuerzo por interpretar la realidad peruana y buscar soluciones inteligentes es un ejemplo que debemos aplicar. Es momento de volver a leer sus obras completas y nutrirse de su mensaje para construir un Perú más próspero y democrático.