Pokémon Go, evidencia de un cambio, por Alessandra Corrochano
Pokémon Go, evidencia de un cambio, por Alessandra Corrochano
Redacción EC

Hoy todos hablan de . Unos porque son sus fans y por fin llegó el juego que tanto ansiaban. Otros porque han tenido la oportunidad de probar nuevas funcionalidades. Algunos —sus ‘haters’— porque no les gusta su efecto en la gente y lo critican abiertamente en las redes sociales. Estos comentarios y posiciones me han hecho reflexionar acerca de cómo las personas —y finalmente las sociedades— reaccionamos frente a lo nuevo.

Cuando algo cambia, las reacciones humanas son un termómetro sobre cómo nos movilizamos como sociedad. Algunos rezan ‘embrace change’: abraza el cambio. Ellos salen a las calles a buscar pequeños monstruos virtuales. Son curiosos, se preguntan cómo algo nuevo les puede dar provecho y lo prueban. Y son empáticos, incluso si no les gusta y lo dejan, logran entender que ese “algo” le debe estar aportando valor a quien lo usa. 

Por otro lado, hay quienes simplemente niegan el cambio y le ponen barreras. Sin ir muy lejos, en el pasado conocí varias personas que decían “¿Facebook? ¡Nunca!”, y hoy lo usan a diario. Generalmente, son quienes piensan que todo tiempo pasado fue mejor. Por ello, les cuesta entender el cambio y cómo puede aportar valor. 

Sobre el extremo de esta postura están aquellos que se molestan porque otros hacen las cosas de forma distinta o porque adoptan un nuevo uso. “Ojalá te roben el celular”, le dijeron a una colega fan de Pokémon Go. Ella no entendía por qué. Ella es feliz con Pokémon Go. Sale a pasear por parques que nunca había visitado para embarcarse en una aventura con amigos nuevos o de toda la vida. No sé por qué, pero Pokémon Go la mueve.

Lo irónico es que los críticos defienden lo que Pokémon Go está generando. Uno de los primeros efectos ha sido que muchas personas dejen los comandos de sus videojuegos y se pongan de pie para salir a las calles a cazar bichos. Y no solo caminan. También interactúan. Se reúnen. Charlan. Compiten. Intercambian ‘tips’. Pareciera que estamos volviendo al pasado, cuando los niños salían a los parques a jugar. Dos mundos se combinan: el público y el privado, el presente y el pasado, la virtualidad y la realidad, la ficción y la no ficción. Es una evolución del mundo en el que vivimos. 

Si queremos ser una sociedad, una empresa o una persona innovadora, no podemos criticar antes de entender. No podemos desprestigiar algo que en apariencia causa impacto en muchas personas. No podemos asumir que el statu quo es mejor. ¿Por qué, por ejemplo, salir al parque detrás de una pelota tendría que ser mejor que salir al parque detrás de un pokemón? La respuesta no puede ser simplemente “porque así se hacía antes”. No quiero decir que todo cambio siempre sea para mejor, ni que a todos les tiene que gustar o adoptar. No digo que Pokémon Go sea la aplicación que va a cambiar nuestras vidas. Pero si no investigamos antes de criticar, si no probamos lo nuevo, si no tenemos curiosidad, si no nos asomamos para ver qué hay fuera de la pantalla —o dentro de ella—, seguramente nos rezagaremos durante la carrera de nuestra evolución. 

El Comercio no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.