Dólar
Dólar
José Larrabure

El venía perdiendo valor en los últimos dos años respecto de otras monedas de mercados desarrollados, como el euro y el yen, y las de países emergentes, como el sol peruano. Salvo durante algunas semanas posteriores a la elección de Donald Trump, esta tendencia se mantuvo hasta cuando, de manera sorpresiva, la moneda estadounidense empezó un ‘rally’ bastante fuerte contra el resto.

Son varias las causas de este ‘rally’ y lo que debemos analizar es si se trata de un fenómeno temporal o si estamos frente a un cambio de tendencia.

Desde el punto de vista fundamental, el dólar empezó a apreciarse como respuesta a la buena data económica que ha venido mostrando la economía de EE.UU. y que ha contrastado con algunos indicadores no muy prometedores para el crecimiento en otras regiones del mundo como Europa y Japón. Por esta razón, mostró una apreciación importante frente al euro y el yen.

En los mercados emergentes las monedas sufrieron por dos motivos. Por un lado, el mayor crecimiento en EE.UU. incrementó la probabilidad de mayores alzas en su tasa de interés, con lo cual los retornos esperados se hicieron relativamente más atractivos que en los mencionados mercados.

A esto debemos sumar que algunos países emergentes con balances corrientes más vulnerables, como Argentina y Turquía, vieron sus monedas depreciarse de manera importante ante la salida de capitales. Además, tuvieron que subir drásticamente sus tasas de interés para frenar la situación y estabilizar sus divisas.

Lamentablemente, los mercados emergentes todavía son vistos como una sola región, lo que generó un efecto de contagio que exacerbó la salida de capitales de otros países con fundamentos más sólidos.

Un segundo factor que favoreció la apreciación del dólar ha sido el ruido político que hemos presenciado en estas últimas semanas, como el riesgo de una guerra comercial entre China y EE.UU., o la posibilidad de que se forme gobierno a través de una alianza entre dos partidos extremistas en Italia, lo que pondría en riesgo la salud de su economía y un potencial contagio hacia otros países de la Eurozona.

Por último, un factor que considero ha sido clave para que el movimiento hacia el dólar haya sido tan agresivo es el posicionamiento sesgado que había en su contra antes de esta coyuntura.

A esto es lo que llamamos un factor técnico, es decir, no está basado en algún fundamento económico o político, sino más bien en un fuerte sesgo de los inversionistas hacia un lado del mercado. Cuando el sentimiento cambia de manera inesperada ocurre un efecto manada que exacerba el movimiento natural que debería tener el mercado en base a fundamentos.

Es complicado predecir qué va a pasar en los próximos meses con el dólar, pero claramente dependerá de cómo evolucionen los factores que comento líneas arriba. Si las expectativas inflacionarias en EE.UU. se mantienen estables y los riesgos políticos bajan, es probable que la tendencia favorable al dólar se revierta o en todo caso se estabilice. De lo contrario esta tendencia podría continuar en los próximos meses.