La minería creció en los primeros 11 meses de 2018. (Foto: GEC)
La minería creció en los primeros 11 meses de 2018. (Foto: GEC)

El Perú en los últimos cinco años ha sido testigo de una desaceleración en su debido a una secuencia de eventos que le quitaron el gran momentum económico que venía acumulando en años anteriores.

En el 2014, la economía fue afectada por menores precios de los metales y una reducción en la inversión de bienes de capital. En el 2015, si bien el inicio de grandes proyectos mineros brindaba optimismo, los efectos adversos producidos por menores niveles de inversión pública y privada tuvieron mayor impacto; por ejemplo: la construcción, un sector que por años fue uno de los motores de la economía, cayó 5,3%. 

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En el 2016, la inversión privada continuó cayendo debido a menores perspectivas de crecimiento y la paralización de grandes obras de infraestructura. En el 2017, se sumó el fuerte impacto del fenómeno de El Niño y un menor gasto público. Finalmente en el 2018, continuó la apatía en la inversión pública y privada, y se magnificó la inestabilidad política a todo nivel, lo que se sumó a una caída en el precio de los metales producto de un entorno internacional más complicado.

Para el 2019, podríamos esperar un crecimiento económico similar al del año anterior, pero con una diferencia en los motores de impulso.

Por un lado, deberíamos esperar algunos vientos en contra. El entorno internacional será clave para el crecimiento económico, y este se espera que sea menos favorable producto de una desaceleración esperada para la economía mundial, en donde destaca el menor crecimiento de China y una posible desaceleración de EE.UU.; ello, a su vez, podría magnificarse en la medida que la tensión comercial entre las dos economías más grandes del mundo siga escalando. También se podría esperar una menor actividad de la inversión pública y un menor impulso por parte de los sectores primarios como la pesca y agricultura. 

Por otro lado, existirían algunos vientos a favor que podrían contrapesar lo anterior. Se podría esperar una mayor inversión en minería, debido a la puesta en marcha de grandes proyectos de infraestructura por cerca de US$8,7 mil millones, en donde destacan Quellaveco, Mina Justa y Toromocho. Asimismo, el consumo interno crecería aún, principalmente, por incrementos de la masa salarial del sector formal, pero sin muchas sorpresas.

Por el lado de política monetaria, deberíamos esperar cierta estabilidad. Ante una moderación de las expectativas de subidas de tasas de interés por parte de la FED, se podría esperar una caída en el precio del dólar y una menor presión inflacionaria. 

La economía peruana ha sufrido una desaceleración pronunciada durante los últimos cinco años y no se espera que el año 2019 marque un cambio en la tendencia. La estabilidad política podría ayudar a generar un mayor ambiente de confianza empresarial, pero tampoco servirá como un motor relevante de crecimiento.