El Super Bowl, más allá de ser un evento deportivo, es un acontencimiento cultural que reúne a millones de personas cada año, sus espectadores trascienden a Estado Unidos, logrando un importante alcance global. Además de los impresionantes shows de medio tiempo, los anuncios publicitarios también son parte de la iconicidad y experiencia de entretenimiento de este evento; de hecho, son especialmente famosos por ser los más costosos y creativos del año, donde las marcas aprovechan la enorme audiencia -así como su atención y expectativa- para lanzar campañas de gran impacto.
La tanda publicitaria del Super Bowl 2025 destacó por la diversidad de su contenido, buscando resonar en un público bastante amplio. Lo más destacado fue: el humor, la nostalgia, el optimismo hacia la IA y una importante presencia de famosos, ya sea como “cameos” o protagonistas. Para mi propio asombro, esto último fue de lo que más me gustó y llamó la atención en esta edición, el uso creativo e inteligente de celebridades, con un fuerte factor sorpresa en la narrativa.
Las celebridades siempre han sido un recurso poderoso para captar la atención del público. Sin embargo, en los últimos años, su uso ha sido objeto de mucho debate. Algunos consideran que es un recurso “gastado”, mientras que otros creen que los influenciadores y creadores de contenido los han desplazado al pasado, con una forma más fresca y rentable de conectar con la gente. Sin embargo, el último Super Bowl ha sido un claro ejemplo de cómo las celebridades aprovechadas con estrategia e innovación, pueden ser un activo creativo para potenciar los mensajes en lugar de solo “robarse el show” y quitarle atención a las marcas.
Un ejemplo brillante es la campaña “Cuando Sally conoció a Hellman”. Los mismos Meg Ryan y Billy Crystal -36 años después- recrean la icónica escena del restaurante en la película “Cuando Harry conocío a Sally”, solo que esta vez el éxtasis se da gracias a la mayonesa Hellmann´s en el sandwich. La clave en este caso fue la forma en que las celebridades, lejos de ser las protagonistas absolutas, se convirtieron en vehículos para una historia.
Otro caso sobresaliente es el spot “El otro David” de Stella Artois, en el cual el famoso futbolista David Beckham se entera que tiene un hermano gemelo perdido en Estados Unidos, -que literalmente se llama”El otro David”- y emprende su búsqueda . Cuando lo encuentra, el giro completamente impredecible es que está interpretado por el actor Matt Damon (en lugar de un doble generado por edición, que sería lo esperado). Los hermanos descubren que comparten su devoción por la cerveza Stella Artois y a partir de ahi se desenlaza la historia.
La reflexión aquí es que los recursos per se no pasan de moda, el uso de celebridades sigue siendo una herramienta vigente de la publicidad moderna. De la misma forma, los nuevos recursos, como por ejemplo la inteligencia artificial, no aseguran el éxito (vale decir que las posibilidades que nos brinda la IA son maravillosas, pero si todos la usan de la misma forma o creen que solo por el hecho de usarla ya anotaron puntos, ahí está el problema). El quid del asunto es usar las herramientas de forma creativa y a favor de las ideas; finalmente eso es esencial y atemporal en la buena publicidad.