
El futurólogo Ray Kurzweil, reconocido por su trabajo en Inteligencia Artificial (IA) y su rol como director de ingeniería en Google, ha hecho numerosas predicciones tecnológicas. En 2010 evaluó 147 de sus predicciones pasadas y determinó que el 86% fueron correctas o esencialmente correctas. Incluso cuando no acertó en el tiempo estimado, muchas de sus proyecciones se cumplieron con algunos años de retraso.
Entre sus predicciones más audaces está la idea de que, para 2029, alcanzaremos la “velocidad de escape de la longevidad”. Es decir, los avances médicos y tecnológicos permitirán que la expectativa de vida aumente más rápido de lo que envejecemos, lo que podría extender significativamente la vida humana. Si se cumple, transformará la sociedad, con una población mayor más activa.
La convergencia de múltiples tecnologías está acelerando este proceso. Avances en medicina regenerativa, edición genética, nanotecnología y bioimpresión 3D prometen reparar tejidos, eliminar células envejecidas y crear órganos de reemplazo. La IA acelera el descubrimiento de tratamientos y posibilita diagnósticos más tempranos, mientras que terapias personalizadas basadas en análisis genéticos redefinen la salud preventiva.
Esta revolución de la longevidad impulsará la “economía plateada”, con enormes oportunidades de innovación. Según las proyecciones del INEI, en 2029, el 15% de la población peruana tendrá 60 años o más, lo que equivale a alrededor de 5,3 millones de personas. Más allá de los avances científicos, la longevidad plantea dilemas éticos y sociales: ¿cómo se adaptarán los sistemas de pensiones, salud y empleo a una población que vive más? Mientras debatimos si la IA nos quitará el trabajo, podríamos estar ignorando que primero nos obligará a trabajar varias décadas más de lo previsto. ¿Qué impacto tendrá en la desigualdad y en el acceso a estas tecnologías?
Una población más longeva y activa también crea nuevas oportunidades. Con más años de vida saludable, los adultos mayores podrán seguir contribuyendo al desarrollo económico, disfrutando de experiencias innovadoras en turismo, tecnología y educación. Las empresas que se anticipen a esta transformación accederán a un mercado en expansión, impulsado por consumidores con mayor tiempo y poder adquisitivo.
Apenas dentro de cuatro años, si la predicción de Kurzweil se cumple, la IA y la biotecnología habrán transformado la longevidad humana, generando cambios significativos en la sociedad y la economía. Sin embargo, la sociedad está completamente desprevenida. Más alarmante que el impacto de estas predicciones es la velocidad de estos cambios impulsados por la IA. Mientras las tecnologías avanzan a pasos agigantados, el debate público, las regulaciones y las instituciones apenas comienzan a adaptarse. Esta brecha entre el desarrollo tecnológico y nuestra capacidad de respuesta es, quizá, el mayor desafío de las próximas décadas.