(Foto: Dante Piaggio / El Comercio)
(Foto: Dante Piaggio / El Comercio)
Redacción EC

La visita del al Perú, entre el 18 al 21 de enero, ha despertado la fe y esperanza de muchos peruanos pero también de devotos católicos de países fronterizos. En este artículo hablaremos sobre la situación del y las oportunidades de crecimiento que existen en este interesante rubro.

El , según la (OMT), corresponde a las actividades que realizan las personas durante sus viajes a lugares distintos de su entorno habitual por un periodo menor a un año, con fines de ocio, u otros motivos.

El turismo religioso es un suceso social y cultural que moviliza a las personas a los distintos destinos sagrados con la finalidad, muchas veces, de confirmar su fe. Los turistas buscan conocer el legado cultural religioso transmitido a través de la arquitectura y el arte, participan en las festividades populares y siguen las tradiciones que tienen su origen en la religión que profesan.

Muchos destinos, como el centro histórico de la ciudad de Santiago de Compostela, en España, han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Así, los destinos que tienen importantes monasterios, catedrales, santuarios, celebraciones o peregrinaciones, generan un flujo de turistas cada vez mayor.

Esa movilidad de los feligreses ha motivado a los destinos religiosos a realizar inversiones para conservar su infraestructura y mejorar la experiencia de sus visitantes. Pero también ha promovido que realicen acciones de marketing para atraerlos. La OMT estima que cada año se movilizan cerca de 330 millones de turistas por motivos específicamente religiosos.

Como se puede apreciar, se trata de un segmento de mercado específico: realizan viajes cortos y son muy planificados. Muchos feligreses ahorran con la finalidad de hacer un peregrinaje una vez en su vida, ya sea a La Meca o Jerusalén, o visitar la basílica de San Pedro en El Vaticano.

Diversidad de destinos y religiones

Esta actividad no es exclusiva de la religión católica. Se da en todas. Por ejemplo, el Muro de las Lamentaciones es el lugar más sagrado para los judíos y genera su movilización hacia la ciudad vieja de Jerusalén. Del mismo modo, La Meca, ciudad natal del profeta Mahoma, ubicada en la actual Arabia Saudita, genera la peregrinación de cerca de tres millones de musulmanes cada año.

En el mundo católico los ejemplos más representativos son: el Camino de Santiago o peregrinación de Santiago de Compostela, la Virgen de Lourdes, la Virgen de Guadalupe, Notre Dame o la Basílica del Sagrado Corazón en Paris y el mismo Vaticano. Pero también hay otros destinos preferidos por los feligreses como Monserrat en Barcelona, Luján en Argentina, San Juan de los Lagos en Jalisco, el Santuario de Fátima en Portugal o el Santuario de la Divina Misericordia de Cracovia en Polonia.

A nivel nacional también tenemos imágenes que son visitadas por sus devotos como la Cruz de Motupe o la Virgen de Chapi. También tenemos la festividad de la Virgen de la Candelaria en Puno cuyo día central es el 2 de febrero o la Virgen del Carmen en Paucartambo el 16 de julio que movilizan a cientos de personas de todo el Perú colapsando todos los servicios turísticos.

Reconocer las señales y las oportunidades

Los municipios a los que pertenecen los destinos turísticos religiosos invierten en infraestructura. Por su parte, el sector privado hace lo propio en hotelería y negocios de restaurantes. En estos esfuerzos también hay inversión en marketing para atraer a ese segmento de mercado que tiene interés en las actividades religiosas.

Para la llegada del papa Francisco, el Estado peruano realizó inversiones en pistas y veredas, plazas y demás infraestructura que representaron un gasto de US$11 millones según el coordinador nacional de la visita del papa Alfonso Grados Carraro.

Entidades como el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) y la Sociedad de hoteles del Perú estiman que la visita del Papa movilizará entre 800 mil y un millón de turistas, los mismos que le generarían al país un impacto económico por más de US$88 millones. Estos turistas para su estancia necesitan movilizarse, hospedarse, alimentarse y generalmente compran souvenirs de la visita del sumo pontífice.

Tras lo expuesto podemos concluir que el turismo religioso - y acontecimientos relacionados a este rubro como una visita del papa Francisco - genera beneficios para el sector público y privado. ¿Cuáles son? El sector público se beneficia porque adelanta inversiones que quedan para usufructo de la población, en tanto, en el sector privado encuentra un mayor dinamismo de la economía con la venta de pasajes, hospedajes y restaurantes. Y cómo olvidar a los fieles que tienen la oportunidad de renovar su fe y disfrutar de ella al estar cerca de lugares o personas significativas.

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