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A inicios de junio, el nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez abrió sus puertas, marcando un antes y un después en la historia de la aviación peruana. Esta obra no solo es un hito en infraestructura aeroportuaria, sino también una oportunidad para redefinir el rol del Perú en el mapa de conectividad regional y global.
No fue fácil. Los primeros días estuvieron marcados por múltiples desafíos, producto de la falta de pruebas con el grado de complejidad de un aeropuerto como el de Lima. Afortunadamente, y gracias a meses de preparación y al refuerzo de nuestros equipos, en Sky logramos sacar adelante los vuelos sin mayores impactos o cancelaciones.
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Hoy, tras un mes de funcionamiento, la operación aún continúa estabilizándose. Sin embargo, es importante reconocer que este nuevo capítulo viene acompañado de otros retos. Hace tan solo unos días la aglomeración en las zonas de control migratorio tuvo fuerte impacto en los viajeros, hecho que se suma a mayores costos para los pasajeros y la necesaria regularización de pendientes que permitan operar mejor.
Entre otras mejoras urgentes resalta el incremento de buses para el traslado de pasajeros hacia posiciones remotas. De igual manera, se requiere regularizar el funcionamiento de todas las mangas de abordaje prometidas por el concesionario, dado que están funcionando 19 menos, ocasionando que más pasajeros de los necesarios tengan que subir o bajar escaleras en horarios nocturnos. Para fin de año, también se espera una necesaria ampliación de ‘counters’ de ‘check-in’, lo que permitirá a las aerolíneas mejorar significativamente la experiencia de los viajeros.
El nuevo Jorge Chávez, con capacidad proyectada para hasta 40 millones de pasajeros al 2026, exigirá a todos los actores del sector –aerolíneas, concesionario, autoridades y proveedores– un nivel real de coordinación y eficiencia sin precedentes. Se trata de una infraestructura de primer nivel, cuyo éxito dependerá de nuestra capacidad para seguir adaptándonos, innovando y trabajando en conjunto para optimizar cada operación.
Según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo, el tráfico aéreo en América Latina crecerá a un ritmo promedio de 3,8% anual hasta el 2040, lo que plantea un desafío urgente para la infraestructura aeroportuaria de la región. Por eso, con la inauguración del nuevo terminal, resulta crucial que la aviación peruana mantenga su crecimiento, acompañada de una expansión sostenida de capacidad y con políticas que favorezcan la inversión.
También es fundamental que el crecimiento del sector esté respaldado por decisiones políticas responsables. Desde el Ejecutivo y el Congreso, se necesita una visión de largo plazo que reconozca a la aviación como un motor de desarrollo, evitando medidas legislativas que limiten su sostenibilidad.
El nuevo Jorge Chávez ya despegó. Ahora, el reto es transformar esto en un impulso duradero para todo el ecosistema aeronáutico nacional. La industria seguirá apostando por una aviación más eficiente y accesible para todos los peruanos. Porque cuando la aviación avanza, el país también lo hace.