(Foto: EFE)
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El gobierno pasado tomó la decisión de construir una “nueva” . A los peruanos nos costará, cuando menos, US$5.000 millones. Tal vez si necesitáramos la refinería, gastar esta cantidad no sería grave pero, según muchos, esta no se requiere.

La refinería de Talara debía desulfurizar el diésel y la gasolina, para ello necesitaba una inversión de aproximadamente US$800 millones, tal como lo está haciendo la privada Repsol en La Pampilla. Sin embargo, como el dinero público “no es de nadie”, se decidió hacer una nueva refinería.

Para pagarla, el Estado nos ha endeudado emitiendo bonos por US$2.000 millones; el resto es dinero público, de Petro-Perú o de impuestos.

¿Por qué no detenemos esta obra, si no es necesaria? , la responsable, señala que no se puede parar pues el avance es demasiado, hay contratos firmados y los juicios con las empresas costarían más.

Asumiendo que eso sea cierto y que es justificable “echar dinero bueno detrás del malo”, Petro-Perú debería explicarle al país por qué seguimos adelante con la refinería.

Sabemos que en este proyecto hubo presión política, especialmente del Congreso de aquel entonces, de funcionarios “confundidos” y, obviamente, de empresarios beneficiados con la obra. Pero, nada de esto es excusa para desperdiciar dinero público.

Petro-Perú debería darnos a conocer los informes del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) que autorizaron el gasto, así como el sustento técnico y legal que permitieron que la obra pasara de una “mejora” a una nueva refinería, que ni siquiera es llave en mano sino que está compuesta por varios contratos con cláusulas de resolución costosas para el Estado.

Las actuales autoridades deben explicarle a la ciudadanía por qué continuar con la obra es la única forma de no perder los casi US$3.000 millones que se han gastado hasta ahora y que poner más de US$2.000 millones adicionales es lo único que queda por hacer. Hasta el momento, parece difícil de justificar.

Quizá haya que revisar un poco de historia y decir quién aprobó este proyecto como un mejoramiento por US$800 millones y quién que se transformara en una “nueva” Talara de US$5.000 millones; con opiniones técnicas claras que la ciudadanía pueda entender.

Los responsables de Petro-Perú, el MEF y el Ministerio de Energía y Minas (MEM) podrían verse comprometidos si no se transparenta este enorme gasto de dinero público.

Los problemas grandes son de todos y este es uno de ellos. Aclararlo solo será mejor. Taparlo o explicárselo a unos pocos no servirá cuando la ciudadanía empiece a darse cuenta de que podría haberse evitado el gasto en esta refinería. Debemos entender las razones técnicas que llevaron a hacer esta nueva refinería, y cómo no, quién abogó por el proyecto. Talara ni siquiera tendrá más empleo y hubiera sido más rentable invertir US$1.000 millones en infraestructura para reactivar la economía en esta ciudad. El contralor también tiene una opinión, queremos conocerla. El país está esperando. Solo una explicación; los insultos no son requeridos.

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