Un señor con canas mirando el mar. Un señor con canas que va a tener nuevos retos. Un señor con canas arreglando la bicicleta de su nieto. Las imágenes de señores con canas como protagonistas de avisos publicitarios han tomado por asalto las páginas de este diario, conforme los bancos van revelando las campañas en las que presentan los productos y beneficios con los que esperan captar los fondos liberados de los jubilados de las AFP.
En síntesis, los bancos lanzados a esta competencia han buscado amoldar un producto tradicional, como el depósito a plazo, a las necesidades del adulto mayor que retira su fondo previsional. Por ello, presentan al público depósitos con plazos más prolongados que lo habitual (tres, cinco y hasta diez años) y con opciones de pagos de intereses o retiros que les brinden liquidez periódica.
A esto se suman complementos como la oferta de fondos mutuos de sus empresas vinculadas, paquetes de beneficios y descuentos, asistencia de salud y sorteos de todo tipo.
Por su parte, las aseguradoras de rentas vitalicias buscan defender su mercado con campañas que apelan a los riesgos de otras opciones de inversión (en particular, la compra de un inmueble para alquiler) y que promueven su mayor beneficio: ofrecer al jubilado un flujo determinado para el resto de su vida.
“Si se decide por una renta vitalicia, [el jubilado] no tendrá que preocuparse por cómo evolucionarán en el futuro las tasas de interés, los rendimientos de inversiones o por emprender nuevas aventuras empresariales”, resume César Rivera, gerente general de Pacífico Vida.