El desarraigo de los citadinos a la naturaleza puede llevarnos a vivir en casas sin áreas verdes, con poco interés por la ecoeficiencia (mejor uso de los recursos naturales) e incluso en peligro si no se toma en cuenta el entorno.
Si a eso se suma que debemos adaptarnos al cambio climático, el contar con una vivienda sostenible puede ser una buena alternativa para hacerle frente a esta realidad, con inversiones que pueden llevarse a cabo gradualmente en casa para volverla ecoeficiente.
Según Liliana Miranda, del Foro Ciudades para la Vida, este tipo de viviendas puede reducir enfermedades como las respiratorias, diarreicas, a la piel e incluso riesgos de cáncer. Además, aumentan la comodidad, así como el valor de la propiedad o la tasa de retención de inquilinos.
Esta ONG desarrolló un estudio en el que con S/.9.500 se puede modificar una vivienda de 85 metros cuadrados (ver infografía). Sin embargo, existen diferentes opciones para seguir el camino que nos lleve hacia una vivienda sostenible. Aquí algunas de ellas.
1. Agua que no has de beber...
Para usar adecuadamente el agua se puede colocar a las griferías dispositivos ahorradores o los aireadores –tecnología más costosa pero que te permite hasta un 75% de ahorro–. Otro paso importante es modificar los retretes colocando válvulas a doble descarga, para líquidos (2 litros o menos) y sólidos (4,8 litros o menos). Si no se tiene para esta inversión, también se puede usar unas botellas plásticas con arena de 4 a 6 litros en el tanque de agua (los que consumen hasta 14 litros).
Según la disposición de los baños, se puede reciclar el desagüe de lavaderos y duchas e irrigar con ese líquido los jardines y áreas verdes (colocando bajo la tierra tubos de una pulgada agujereados y enterrados). De esta forma no se gastará agua potable en regar las plantas. Miranda estima que se puede ahorrar más de 70% del agua.
2. Reducir el gasto en energía
Cambie sus focos a los ahorradores (de preferencia en techos y áreas bien ventiladas) o si goza de un mayor presupuesto, lo mejor es usar focos LED (podría ponerse en mesas y lámparas de pie). Coloque controladores que regulen la luz o que sean sensibles al movimiento, al menos en pasadizos e ingresos. Es importante utilizar supresores de pico, lo que realmente permite desconectar todos los aparatos eléctricos (TV, hornos, computadoras, etcétera) cuando no se usan, y hay que reducir al mínimo la utilización de secadoras. Cambie su terma a una solar. De preferencia, use energía solar (paneles fotovoltaicos o solares) para alimentar toda la vivienda.
3. Tener espacios verdes
Cualquier espacio que reciba el aire libre puede ser candidato para organizar un área verde. Podemos crear techos, paredes y balcones verdes. El siguiente paso sería contar con un biohuerto, de tal manera que se pueden producir algunos alimentos sin químicos, reducir algunas compras, aminorar el estrés, mejorar la calidad de aire, entre otros detalles. En esa línea, puede tener su compostera (bajo tierra o en un balde) y así reciclar residuos orgánicos parar generar abono.
4. Elimine algunos materiales.
Este consejo viene incluso bien para prevenir enfermedades. Elimine, sustituya y reduzca al mínimo materiales constructivos con elementos tóxicos (asbesto, formaldehído, componentes orgánico volátiles, benceno u otros) que muchas veces están en las baldosas. Antes de comprar revise los elementos que contiene cada material constructivo. Reduzca al mínimo el uso de materiales o acabados superfluos e innecesarios.
5. La opción de artefactos solares.
Si no prefiere los paneles solares, también puede adquirir algunos artefactos con ese sistema incluido. De acuerdo con la empresa EverBlue, existe hoy una gama de artefactos para el hogar que funcionan con energía solar, como licuadoras, termas, refrigeradoras, neveras, entre otros. En efecto pueden tener un mayor costo, pero generarán un retorno de la inversión inicial al no formar parte del recibo mensual.
No hay excusas para no empezar ya. Todos los elementos mencionados los encuentra en tiendas y ferreterías.