Presidente del Banco Central de Reservas del Perú, Julio Velarde, expone en el CADE Ejecutivo 2017. (Foto: ANDINA/Luis Iparraguirre)
Presidente del Banco Central de Reservas del Perú, Julio Velarde, expone en el CADE Ejecutivo 2017. (Foto: ANDINA/Luis Iparraguirre)
Gonzalo Carranza

El presidente del , , marcó parte de la agenda de CADE 2017 cuando dijo que “el MEF había perdido peso” en el debate de diversas normas propuestas por el Congreso, especialmente aquellas que crean expendios fiscales o beneficios tributarios. La usualmente circunspecta ministra de Economía, , tuvo que llegar a Paracas lista para responder la crítica con humor. “La idea del MEF es perder peso y ganar músculo”, dijo Cooper apenas pisó la bahía.

Bromas aparte, Velarde tiene razón. Sin embargo, como luego aclaró uno de los directores del BCR, Elmer Cuba, la culpa de la pérdida de peso del no compete únicamente a los titulares recientes de este ministerio, sino que radica, sobre todo, en el hecho de que el oficialismo tuvo débiles minorías parlamentarias durante los últimos años de Humala y, luego, con la llegada al poder de .

En ese contexto, sería importante que Velarde también comience a preocuparse del peso (y del músculo) de la entidad que lidera. Dado el prestigio y la independencia del BCR, la voz del ente emisor debería tener, incluso, más fuerza que la del MEF para hacerse escuchar en el debate parlamentario. Parece poco viable encargarle ser el único guardián de la estabilidad económica a un ministerio que ha tenido tres titulares en 18 meses, dos de los cuales perdieron la confianza del Parlamento.

Para ello, el BCR debe hacer un examen de conciencia sobre sus prácticas y sus líderes. En el primer aspecto, tiene espacio para avanzar hacia una mayor transparencia. Por ejemplo, podría publicar -con algunos meses de retraso- las minutas de sus reuniones de política monetaria, lo cual ya es práctica común de otras autoridades monetarias. Ello permitiría a los analistas económicos y a la opinión pública examinar los argumentos detallados de sus decisiones y las diferentes posiciones de sus directores.

En cuanto a los líderes del ente emisor, hay quienes ven en Velarde a un ‘Tigre’ Gareca de la política monetaria. El economista español Ricardo V. Lago afirma que Velarde debe ser de los pocos banqueros centrales en la historia que detuvo una , en 1990, y luego navegó con éxito en tiempos de presiones recesivas. Sin embargo, su ‘comando técnico’ es dispar, con otros cuatro economistas de primer nivel, pero dos controvertidos nombramientos políticos, los de José Chlimper y Rafael Rey, cuyas intemperancias no se condicen con el llamado a la mesura que hace el propio código de ética del banco central a sus trabajadores.

Ahora que ya llamó la atención al vecino del jirón Junín, bien haría Velarde en revisar lo que ocurre en su propia cancha.

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