(Foto: El Comercio)
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En el 2017 la ha mostrado dos etapas marcadas en cuanto a su dinamismo. En la primera parte del año, el crecimiento se desaceleró por tres factores: un ajuste en el gasto público, los embates del fenómeno de El Niño (FEN) y el golpe a la confianza que propinó el estallido del Caso ‘Lava Jato’.

En este contexto de vientos difíciles, el (BCR) fue el timonel encargado de apuntalar la actividad económica hacia un mejor horizonte, a través de una política monetaria expansiva.

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Esta postura de la autoridad monetaria fue importante en ese contexto, opinó Mario Guerrero, subgerente de Economía Monetaria de Scotiabank. El economista anotó que la dinámica del crédito es un buen termómetro de la situación; la cual tocó fondo en junio. En dicho mes –recordó– el crédito creció 2%, una de sus tasa más bajas en los últimos 17 años.

“A partir de julio vimos el cambio de tendencia y se acumula cinco meses de recuperación. La economía aún no se reactiva del todo, pero los indicadores ya reflejan más dinamismo. En el canal crediticio el impacto es visible y marcado”, sostuvo.

En ese sentido, el BCR ha sido un timonel que ha sabido adaptarse a los cambios en las condiciones que ocurrieron durante el año. Para Juan Carlos Odar, director ejecutivo de Phase Consultores, la política fiscal tuvo un rol expansivo muy flojo, que trajo un desafío a la autoridad monetaria.

“Dicha posición fiscal tuvo que ser complementada con una política monetaria más agresiva de lo que se hubiera esperado a inicios de año”, comentó.

En la primera mitad del año hubo, además, una restricción importante para el banco central. La inflación y sus expectativas estaban fuera del rango meta que maneja; lo que le impidió ser más expansivo. Los precios se aceleraron por la escasez de productos que trajo el FEN; pero ello se revirtió en la segunda mitad del 2017.

Así, Guerrero recordó que hemos tenido tres meses de inflación negativa y el dato de diciembre sería relativamente bajo. Es importante precisar que, de las cuatro bajadas de tasa de interés que hizo el BCR, tres fueron entre julio y noviembre.

Con una inflación y tasa de interés a la baja, la política monetaria no fue tan expansiva como el banco central hubiera querido, según Odar. La razón es que la tasa de interés real (que es la tasa de referencia ajustada por inflación) se mantuvo alta; lo que obligó a complementar esta herramienta con reducción de los encajes.

Fuente: BCR / SBS
Fuente: BCR / SBS

OLAS FUERTES EN EL 2018
Para el próximo año, los desafíos que enfrenta el BCR vendrían por el lado cambiario y de precios, prevén los expertos consultados.
En primer lugar, una economía todavía relativamente débil requeriría una política monetaria expansiva, para lo cual sí hay espacio, por la baja inflación, según Guerrero. “Si las expectativas [de inflación] bajan y se mantiene la tasa de referencia, la tasa real –que es realmente la guía para evaluar la política monetaria– comenzaría a subir. Solo para mantenerla ameritaría seguir bajando la tasa de referencia”, anotó.

Sin embargo, ese espacio sería acotado en la segunda mitad del 2018, pues es probable que la inflación se vaya por encima de la meta del BCR, lo que sería el desafío en la óptica de Odar.

El lado cambiario sería la fuente de más turbulencia para el banco central, de acuerdo con el experto. El dólar podría estar volátil ya sea al alza o a la baja y la autoridad monetaria tendría que manejarse con cuidado.

“La subida de las tasas de referencia en EE.UU. implica una presión al alza del tipo de cambio. El primer reto es moderar esa presión alcista que pudiera haber; pero el contexto internacional favorable podría traer una reducción abrupta del dólar, que es lo que se ha visto este año. El reto del BCR es evitar caer en uno de los dos lados”, concluyó Odar.

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