"Esta experiencia nos muestra un potencial enorme, con emprendedores que tienen ganas de crecer, desarrollarse y sofisticarse". (Foto: Diana Marcelo / GEC)
"Esta experiencia nos muestra un potencial enorme, con emprendedores que tienen ganas de crecer, desarrollarse y sofisticarse". (Foto: Diana Marcelo / GEC)
Daniel Guerrero

La revolución digital está teniendo un nuevo epicentro: la bodega de la esquina. El tradicional punto de venta de los barrios se está subiendo aceleradamente a la ola de la , lo cual trae beneficios a los , a los propios bodegueros y a la sociedad en general.

De cara al consumidor, ya se comienzan a ver algunos pasos de digitalización en el servicio al cliente, como los catálogos que los bodegueros circulan por WhatsApp y la adopción de alternativas de pago a través de aplicativos como Yape, Plin, Tunki o Lukita o de links de pago online, como la solución que ofrece la pasarela nacional Culqui.

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Esto, junto con las restricciones a la movilidad, ha acelerado la transición hacia la “omnicanalidad” bodeguera. Cuando inició la crisis del COVID-19, menos del 5% del canal de bodegueros hacía delivery. Hoy, esa cifra ya es un 15%, un salto espectacular, pero que refleja una potencial mayor penetración que aún se puede fortalecer.

En la trastienda de las , la revolución ha llegado en la forma del e-commerce B2B para relacionarse con los proveedores de mercadería. En Backus somos testigos de excepción de este fenómeno tras haber puesto a disposición de nuestros socios bodegueros una aplicación y marketplace llamado BEES, que ha sido co-creado por nuestra matriz AB InBev.

Con esta aplicación, los bodegueros pueden realizar sus pedidos, tanto de nuestros productos como de decenas de ítems de otras categorías, desde el celular de forma enteramente digital, como quien pide una movilidad por Uber o un delivery por Rappi. El ritmo de adopción de esta solución nos ha dejado boquiabiertos: más de 250 mil bodegas ya usan el aplicativo a pocos meses de su lanzamiento.

Pensábamos que digitalizar a cientos de miles de bodegueros sería difícil, pero esta experiencia nos muestra un potencial enorme, con emprendedores que tienen ganas de crecer, desarrollarse y sofisticarse.

Para las de consumo masivo, este será un campo de competencia transversal a todas las categorías y en el que ganarán las preferencias de los bodegueros aquellas soluciones que les den un mayor valor en la gestión de su negocio, como la gestión de inventarios o el acceso a tendencias de los consumidores de sus barrios.

La competencia por el bodeguero digital no se da sólo en el consumo masivo, sino que la vemos también con entusiasmo en la dinámica de la banca y de las fintech, que buscan apalancarse en tecnología digital para llegar con créditos a estos clientes, por largo tiempo considerados poco relevantes para el sistema financiero

Finalmente, también cabe recordar el rol económico y social de las bodegas, como fuente de ingresos para cientos de miles de familias y punto de abastecimiento y encuentro de los barrios peruanos. En ese sentido, la digitalización también permite avanzar en la bancarización, la inclusión financiera y la formalización de estos negocios. Por ello, la digitalización del canal bodeguero debe avanzar a través de alianzas de actores y, por qué no, convocando también la atención del sector público, en sus diferentes niveles. Y con esto no solo ganan bodegueros y consumidores, sino que ganamos todos.

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