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Marcela Mendoza Riofrío

Los sueños se pueden hacer realidad, pero no basta con soñar. Es posible hacer lo que te gusta y sacar adelante una empresa, pero el secreto está en la perseverancia y el trabajo duro. Ese fue el principal consejo que dieron los artistas que estuvieron presentes durante la Cumbre 2017. 

Ver a Wendy Ramos o a Ricardo Moran en el programa de expositores de Cumbre Pyme no fue un “gancho” incluido para atraer público. La razón de ser de su presencia es técnica y hasta científica. Los invitaron porque sus pasiones se convirtieron en empresa y su experiencia es útil como ejemplo para otros tipos de empresas.

La principal crítica que los padres suelen dar a los chicos que se quieren convertir en artistas es que no se puede vivir del arte. Morán dice que, en efecto, no se puede vivir del amor al arte y creer a ciegas que los sueños se harán realidad. La verdad es que se puede, pero requiere esfuerzo y trabajo.

Cuando el participó en su primer show de televisión sintió que lograba el éxito. Pero luego la temporada terminó y se quedó, junto con siete colegas, en el aire. Vino un canal y les propuso hacer otro programa, pero necesitaba que se convirtiera en empresa. Lo hizo sin saber a lo que se metía, funcionando al fondo de un Starbucks (por el WiFi gratis) y recurriendo a sus ahorros. Lograr que luego haya producido más de siete shows televisivos en cinco años fue posible porque pusieron mucho empeño, no se amilanaron y fueron armando un equipo solido respaldado de asesores competentes, asegura. 

Moran recalca que el no pertenece al mundo empresarial, sino que se convirtió en productor por accidente y para sobrellevarlo con éxito fue esencial contratar gente especialista. 

DE PAYASO A COACH
La historia de Wendy Ramos coincide mucho con la de Morán. Ella actuaba y escribía los guiones de Pataclaun y sentía que había logrado vivir del arte. La serie acabó y se quedó seis meses esperando que la llamaran para otro show y eso no ocurría. Entonces decidió armar un taller en la sala de su casa y enseñar a los demás como ser 'clown', algo que la apasionaba.

“Cometí muchos errores, demasiados”, advierte con su gracia característica. Poco a poco fue sumando varios tipos de iniciativas a su empresa que incluían formación con espectáculos. Creció, superó los miles de alumnos al año, montó una web y construyó varias marcas, incluyendo una de acción social. Hoy es ella misma una marca y ya no enseña 'clown' como antes, pues muchos de sus alumnos están haciendo esa labor bajo sus propias iniciativas, asesorando a ejecutivos a salir adelante ('couching').

Aprendizajes en el camino tuvo muchos. Desde enseñar con el ejemplo y revisar en que se equivocó para no repetirlo hasta delegar y decir "no" cuando corresponde. Levantarse una y otra vez, abrir la mente y perseverar.

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