Los contenidos subidos a internet se han vuelto de mayor calidad y tamaño.(Foto: Pixabay)
Los contenidos subidos a internet se han vuelto de mayor calidad y tamaño.(Foto: Pixabay)
Redacción EC

(Pablo Bello Arellano, Director Ejecutivo de ASIET) La transformación productiva a través de la es clave para aumentar la productividad y lograr un mayor crecimiento económico. Ello pasa por la incorporación intensiva de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en las industrias, lo que requiere de un adecuado entorno regulatorio e institucional, que ofrezca confianza, certidumbre y seguridad jurídica para las inversiones. La productividad es central para el desarrollo económico del Perú, y para impulsarla, la industria de las es un aliado estratégico.

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La infraestructura de conectividad en el Perú ha tenido avances importantes en los últimos años, siendo según la Cepal uno de los 5 países de la región con mayor velocidad de banda ancha móvil y fija, con servicios cada vez más asequibles. Sin embargo, aún existe el desafío de conectar al 40% de peruanos que no accede a internet y desplegar una infraestructura a la altura de los países más desarrollados. Uno de los grandes retos es mejorar la conectividad rural, donde la industria tiene un fuerte compromiso con el cierre de la brecha digital. Al ser zonas de inversión más costosa, es clave una regulación diferenciada que sea más asequible, y acelerar los proyectos innovadores y las alianzas público-privadas.

La industria ha hecho y está haciendo un esfuerzo importante de inversión, que es preciso continuar y de ser posible acelerar en el tiempo. Para ello es indispensable una nueva agenda pro-inversiones que estimule la expansión del mercado. Las actuales condiciones de la industria no son los más favorables para acometer los necesarios desafíos. La reducción de precios ha sido una buena noticia para los consumidores, pero la disminución en los ingresos promedio por usuario (ARPU) para los operadores dificultan financiar las futuras inversiones necesarias. Perú presenta ARPUs de los más bajos del mundo, esto significa que mientras cada usuario europeo o estadounidense contribuye a financiar las redes en más de US$35 por mes, un usuario peruano aporta menos de US$6.

El sector enfrenta desafíos para la rentabilidad que dificultan las inversiones futuras, derivados en parte de los cambios generados en la competencia del ecosistema digital debido al rápido avance tecnológico, que no ha sido acompañado por el avance regulatorio. El cierre de la brecha digital, avanzar al 5G y la introducción de nuevos servicios vinculados al Internet de las cosas (IoT), van a requerir un nuevo esfuerzo de inversiones en infraestructura digital, y para ello es indispensable contar con una industria fuerte y un marco regulatorio e institucional que las favorezca.

Es necesaria una reformulación de las políticas públicas que estimule las inversiones a largo plazo, facilite el despliegue de redes y servicios, y alinee el funcionamiento del mercado a los intereses de la sociedad. Es fundamental mejorar las condiciones de adjudicación de espectro para favorecer la inversión, especialmente en zonas rurales no atendidas, por sobre la recaudación fiscal.

En este sentido, es clave eliminar la sobrerregulación, cuyos sobrecostos son un freno al crecimiento. La viceministra Nakagawa ha señalado que hay espacio para reducir regulación, y Osiptel ha iniciado un proceso de simplificación normativa. Las telecomunicaciones son fundamentales para el fortalecimiento democrático, la igualdad de oportunidades y el acceso a una mejor calidad de vida para todos.

También son clave para que las empresas peruanas puedan competir a nivel global, generando riqueza. La industria de las telecomunicaciones está comprometida con el país en la consecución de estos objetivos, y a trabajar de la mano con sus autoridades a través de un dialogo franco, transparente y leal para construir los consensos necesarios que permitan acelerar la digitalización del Perú.

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