El mundo busca crear el próximo Silicon Valley, ¿y el Perú?

Por varias décadas el valle de Santa Clara fue el hogar de extensas áreas de árboles frutales. Era una de las zonas agrícolas más importantes de San José, al sur de San Francisco. Sin embargo, todo cambiaría a mediados de 1970, y aquella zona fértil sería bautizada como Silicon Valley.

El término hacía referencia a las empresas tecnológicas que se ubicaron en la zona —como IBM, que inauguró su primer edificio en 1943—, y para las cuales el silicio era fundamental.

“Silicon Valley es el resultado de una amalgama formada con elementos del mundo académico, el sector privado e inversiones en investigación por parte del gobierno de Estados Unidos, a lo que se le suma una población de emprendedores en serie”, explicaba Vinton Cerf, considerado el padre de Internet, a BBC Mundo.

Y es que esté valle, que ya había captado la atención del mundo en la década de los 60, es el paraíso de los emprendimientos tecnológicos, y el hogar de gigantes como Google, Facebook, Apple, y Uber. Esto ha hecho que muchos países intenten replicar el modelo, uno de ellos es Israel, país que se ha ganado el sobrenombre de 'Silicon Wadi'.

Silicon Valley también ha impulsado a países de la región, como Chile y Brasil. De hecho, esta semana se inició en Chile la construcción del Parque Científico Tecnológico de Laguna Carén (Pudahuel), que apunta a ser el Silicon Valley chileno. Pero ¿qué ocurre en el caso de nuestro país? ¿hacía qué horizonte camina el Perú? 

“El Perú, si bien esta buscando adoptar buenas prácticas de otros países, no busca replicar un modelo de Silicon Valley porque las realidad y contextos no son similares”, señala Camila González Kahan, directora ejecutiva de la Asociación de Emprendedores del Perú (ASEP).

Gonzáles destaca que en estos momentos se esté buscando identificar hacia dónde debe caminar el país, a través de un grupo de trabajo denominado MIT REAP, donde participan representantes del gobierno, la academia, inversionistas de riesgo y el sector privado.

“Primero se está haciendo un diagnóstico para ver hacia donde apuntar, si no tienes el foco claro el esfuerzo no será suficiente”, indica.

LOS PRIMEROS PASOS
Hace cuatro año las startups dependían de iniciativas privadas como Wayra, aceleradora de Telefónica, para alzar vuelo y establecer contactos con fondos de capital de riesgo de Silicon Valley. Sin embargo, eso cambió a fines del 2013.

“El 29 de diciembre del 2013 por primera vez en la historia de la República, el Perú va a tener un fondo de capital de riesgo para emprendimientos dinámicos y de alto impacto” Con estas palabras la exministra de la Producción, Gladys Triveño, anunciaba el lanzamiento del StartUp Perú.

Desde el 2014 StartUp Perú ha desembolsado más de S/20 millones en 309 emprendimientos. Entre ellos destacan Joinnus, Comparabien y Nutrishake Andino.

Gonzalo Villarán, director general de Innovación de Produce, explica que además del capital, StartUp Perú brinda experiencia y conocimiento a través de sus componentes SUPCAMP y CoworkSUP, y acompañamiento técnico a través de incubadoras y aceleradoras de negocio del país.

“A su vez es una plataforma de encuentro y colaboración para todos los actores del ecosistema de emprendimiento e innovación del país, y un punto de enlace con redes de colaboración internacional”, agrega. 

Precisa que la estrategia del sector no solo se ha concentrado en brindar fondos a los ganadores de StartUp Perú, sino en fortalecer a incubadoras como BioIncuba y Startup UNI.

En total se ha desembolsado más de S/12 millones en un total de 20 incubadoras. A la par, se ha cofinanciado la creación, operación y fortalecimiento de redes de inversionistas ángeles y el Fondo Capital Emprendedor, dirigido a fomentar la creación de Fondos de Capital de Riesgo que provean capital a emprendimientos dinámicos y de alto impacto.

No obstante, Gonzáles dice que si el Perú desea llegar a ser un país desarrollado debe centrar sus esfuerzos en desarrollar políticas públicas que favorezcan al emprendedor, con miras a lograr un trabajo coordinado entre el sector público y privado.

“Si el gobierno no hace esfuerzos legales es sumamente difícil llegar a una realidad como Sillicon Valley”, anota.

Indica que el factor tecnológico juega un papel importante, por lo que considera necesario que el Ministerio de Transporte y Comunicaciones insista en proyectos que buscan aprovechar la fibra óptica.

Sin embargo, para ella no hay nada más importante que la educación. “Nuestro nivel en educación sigue estando en las últimas escalas a nivel de latinoamérica, es necesario que todos los colegios empiezan a hablar de emprendimiento”, dice.

El factor humano es en realidad un elemento que, según un informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts, no ha sido debidamente observado, ya que como explica el investigador Vivek Wadhwa se ha puesto énfasis en el desarrollo de tres factores: desarrollar un sistema de capital de riesgo, crear lazos con las universidades o impulsar a las incubadoras de empresas startup.

En esa línea Anna Lee Saxenian, profesora de la Universidad de California, ya destacaba allá por 1994 que las personas y la cultura jugaron un papel vital en el desarrollo del ecosistema que existe en Silicon Valley.

“Las altas tasas de cambios de empleo y formación empresarial de Silicon Valley, sus redes profesionales y la facilidad de intercambio de información, fue lo que le dio ventaja”. Esto hizo que las empresas comprendan que el éxito iría de la mano de la colaboración, y que no habría por qué temer a los riesgos o al “fracaso”.

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