Ilustración: Giovanni Tazza.
Ilustración: Giovanni Tazza.
Redacción EC

Escribo estas líneas desde la ciudad de Nueva York. La última etapa de una negociación algo larga me trajo acá, para cerrar una venta que hará mucho bien. Traerá cosas buenas para los empresarios peruanos que venden sus empresas, para los empresarios extranjeros que vienen al país y para el Perú en general, que verá un desarrollo inusitado en una industria cuyo potencial pareciera ser ilimitado.

Pero lo que más me ha impresionado en estas negociaciones es la diferente percepción que tenemos del país los peruanos y los extranjeros.

En el equipo negociador de la parte compradora estuvieron representados tres países: Estados Unidos, España y Alemania. La visión que los extranjeros tienen de nuestro país es dramáticamente diferente a lo que siente la gran mayoría de los peruanos.

Para el resto del mundo, el Perú es un lugar privilegiado para invertir. Y esto, a pesar de las tribulaciones políticas y el ruido doméstico que a veces nos apabulla. Veamos los argumentos. Lo primero: creceremos cerca de 3%, la tasa más alta de la región.

Ojo que este crecimiento se logrará a pesar de la parálisis del sector público; y esto solo resalta la fortaleza del sector privado.  Además, el tipo de cambio no variará más de 3%.

También es importante que contemos con un presidente y un gabinete claramente proempresa. Y vivimos, afortunadamente, en un régimen democrático desde hace 37 años.

No nos equivoquemos. La coyuntura está haciendo que las empresas peruanas obtengan hoy un premio en su valor de mercado. No es al revés.  Es un buen momento para atraer inversionistas de afuera.

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