Cajas Municipales aumentaron en 15,4% sus créditos hipotecarios
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La pobreza no solo es una cuestión monetaria, y por eso, la CAF, banco de desarrollo de América Latina, ha planteado la necesidad de utilizar indicadores socioemocionales para determinar mejor si una persona es pobre.

En el informe “Dimensiones faltantes en la medición de la pobreza” realizado por CAF y la Universidad de Oxford, se indica que los indicadores socioemocionales son esenciales para determinar si una persona es pobre o no, por lo que deberían ser tomadas en cuenta en futuras clasificaciones, tanto desde el ámbito académico como el gubernamental.

Son seis las variables que se plantean deben incorporarse a la medición de la pobreza:

1)    Empoderamiento: actuar bajo presión u obligación

2)    Seguridad física: ser víctima de robo o violencia física

3)    Capacidad de ir por la vida sin sentir vergüenza: estigmatización social de la pobreza, discriminación, humillación o discriminación

4)    Calidad del empleo: Informalidad, subempleo, malas condiciones laborales

5)    Conectividad social: aislamiento, falta de redes de protección social o soledad

6)    Bienestar psicológico: falta de significado en la vida, baja autoestima

“La ausencia de estos datos produce una discrepancia entre la forma de medir la pobreza y la situación de las personas de escasos recursos. Por eso, el reporte pretende impulsar el debate sobre la necesidad de incorporar estas nuevas dimensiones y contribuir así a la formulación de proyectos, programas y políticas públicas orientadas al desarrollo integral y sostenible de América Latina”, explica Ana Mercedes Botero, directora de innovación social en CAF.

 “Uno de los principales retos de estas dimensiones está relacionado con su medición y con tener datos que posibiliten análisis más complejos para comprender la pobreza como fenómeno multidimensional. Al tratarse de variables subjetivas, en los próximos años deberemos encontrar los mecanismos más adecuados para cuantificarlos e incluirlos en grandes clasificaciones de la pobreza”, destaca Mireya Vargas, investigadora de OPHI-Universidad de Oxford y coordinadora del informe.

 “La gente en situación de pobreza considera que este tipo de variables son importantes para entender su condición. Por eso, el uso de estos nuevos indicadores implica un doble beneficio, ya que por un lado pone el foco de las políticas públicas en las necesidades reales de los más vulnerables y, por otro, permite aplacar la pobreza desde un enfoque multidimensional”, afirma Botero.

Si estas dimensiones no se toman en consideración, indica el informe, se corre el riesgo de no aplacar la pobreza en todas sus variantes, ya que cada dimensión está conectada con los aspectos fundamentales de este fenómeno.

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