De los 16 millones de peruanos que integran la Población Económicamente Activa (PEA), el 27% del grupo se encuentra dentro de los márgenes de la formalidad. (Foto: GEC)
De los 16 millones de peruanos que integran la Población Económicamente Activa (PEA), el 27% del grupo se encuentra dentro de los márgenes de la formalidad. (Foto: GEC)
/ ANTHONY NINO DE GUZMAN
Ricardo Guerra Vásquez

La semana pasada, el presidente del Consejo de Ministros, Vicente Zeballos, anunció que el Ejecutivo promoverá –mediante un decreto de urgencia– el establecimiento de criterios técnicos para determinar la periodicidad y el monto para ajustar la Remuneración Mínima Vital () en el país.

El último fin de semana, la titular del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), María Antoniela Alva, adelantó que su sector evaluará una propuesta remitida por el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (), cartera que reveló tener un rango definido del eventual aumento de la remuneración mínima vital.

Para el incremento de la RMV, Alva dijo que se considerarán dos etapas. En la primera se incluirá una norma que definirá los criterios técnicos y objetivos, mientras que en la segunda se elaborará una propuesta a partir de los criterios establecidos.

Esta será elevada al Consejo Nacional de Trabajo (CNT) durante el primer trimestre del próximo año.

Los beneficiados y perjudicados

El profesor e investigador de la Universidad del Pacífico y ex viceministro de Economía, Enzo Defilippi, y el gerente general del Instituto Peruano de Economía (IPE), Diego Macera, concuerdan en que incrementar el sueldo mínimo (hoy en S/930) beneficia a un pequeño grupo de personas: los que ganan este monto y son formales.

En contraparte, perjudica a los trabajadores que se encuentran en el terreno de la informalidad y que no pueden acceder a esta remuneración pese a, en muchos casos, registrar una productividad como para merecerla.

Por ejemplo, datos calculados por el IPE revelan que, en la capital, por cada beneficiado hay casi 13 perjudicados. Mientras que en regiones como Apurímac, Amazonas y Huancavelica, se registran más de 40 afectados por cada favorecido.

Ambos economistas refieren que la variación del sueldo mínimo debe estar justificado por factores productivos. Es decir, a mayor productividad de las personas, que se reflejaría positivamente en las industrias, se deberían tener mayores ingresos.

“[El sueldo mínimo] es neutral, en general, mientras esté dentro de lo razonable y en línea a la productividad, [al precio de] la mano de obra y el costo de vida”, apuntó Defilippi.

Además de este factor, Macera sostiene que también debe considerarse que el salario mínimo interactúa considerablemente con los sobrecostos laborales.

"Por ejemplo, una empresa que está en el régimen general tiene que pagar CTS completa, Essalud, entre otros. Se está hablando de alrededor del equivalente a 17 remuneraciones mínimas. Estas necesariamente no son recibidas por el empleado, pero sí son desembolsadas por el empleador", menciona.

Así, cuando una empresa se encuentra en el límite de la formalidad e informalidad resulta más conveniente para ambas partes (empleado como empleador) inclinarse por el segundo espacio. Esto porque si estos derechos no son apreciados terminan convirtiéndose en sobrecostos.

“Si se sigue aumentando el sueldo mínimo viendo el promedio nacional solo se está condenando a la informalidad a mucha gente”, apuntó Defilippi.

El ingreso promedio de muchas regiones es menor al sueldo mínimo, anota Defilippi.
El ingreso promedio de muchas regiones es menor al sueldo mínimo, anota Defilippi.

Segmentación

Otra variable que sostienen los economistas que debería considerarse al momento de revisar el sueldo mínimo es la segmentación por regiones.

Según Defilippi, en el país, el ingreso promedio de muchas regiones es menor al sueldo mínimo, con lo que su variación tiene un impacto ligero.

"Lo que pasa es que en el país se tiene realidades económicas muy diferentes. [Incrementando el sueldo mínimo] lo que se está haciendo es perpetuar una situación que favorece a la informalidad. Se debería tener un salario mínimo por regiones", anotó.

Para Macera, esta propuesta ameritaría revisarla, considerando que el salario dependería de la productividad, ya que existen diferencias significativas en este rubro por región.

Sin embargo, también debería observarse con las industrias que registran una productividad alta, ya que en una región específica podría mostrar un resultado sesgado.

“También se debe tener cuidado cuando se tengan industrias de alta productividad, que sesgan el promedio, por ejemplo, en departamentos con mineras”, refirió.

Dato

De los 16 millones de peruanos que integran la Población Económicamente Activa (PEA), el 27% del grupo se encuentra dentro de los márgenes de la formalidad. Y de este grupo de 4 millones de personas, solo el 2,5% recibe la Remuneración Mínima Vital (RMV), señaló la presidenta de la Confiep, María Isabel León.




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