(Foto: Andina)
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Redacción EC

Los (en la mayoría de los casos) son como un padre sobreprotector enseñando a su hijo a montar bicicleta. No quieren aceptar que en determinado momento deben quitarle las “rueditas” a la bicicleta. Es posible que nuestros hijos se caigan, no una sino muchas veces; pero en el largo plazo les hacemos un daño si no los dejamos avanzar solos. Lo mismo pasa con los mercados regulados.

Los reguladores no quieren abandonar su misión de regular incluso cuando la competencia no sólo es posible, sino que es bastante dinámica. Los mercados ya “agarraron viada” y no necesitan las rueditas.

Los organismos reguladores fueron creados en el Perú en contextos en los que pasamos de mercados dominados por empresas estatales, a las (normalmente) más eficientes empresas privadas.

Estas empresas, sin embargo, no entraron a operar en mercados en condiciones de competencia; sino que lo hicieron en mercados en condiciones de “monopolio natural”, o incluso en monopolios protegidos legalmente que podrían explotar por varios años. Se trata de los mercados de servicios públicos: distribución de energía eléctrica, agua o telefonía fija.

Las cosas, sin embargo, han cambiado, especialmente en el mercado de las telecomunicaciones. En primer lugar, luego de algunos años de operación relativamente cómoda de Movistar y Claro en telefonía móvil, actores nuevos como Entel y Bitel entraron a “romper el mercado”.

Las dos primeras empresas, que gozan del mayor número de abonados, han perdido cuota de mercado sostenidamente de 2013 a 2017.

Un ejemplo claro de cómo la competencia está funcionando es que la “tarifa implícita” (el precio del plan se mantiene, pero el consumidor recibe más data) de internet móvil se haya reducido en más del 90% en los últimos cuatro años, de acuerdo a Osiptel (Semana Económica, “Osiptel: la tarifa de Internet móvil cayó 92% en los últimos cuatro años”, 24 de mayo de 2018).

En segundo lugar, la tecnología ha permitido que lo que antes eran industrias en las que la competencia era muy difícil por sus altos costos fijos los ya mencionados “monopolios naturales”, de los cuales la telefonía fija solía ser el clásico ejemplo; se transformen en mercados en los que la competencia es abierta, ya sea porque se han reducido los costos de operación, o porque las fronteras entre mercados se han vuelto irrelevantes (internet para hacer llamadas y telefonía móvil, por ejemplo).

En ese escenario, ¿se ha planteado nuestro regulador de telecomunicaciones, el Osiptel, dar un paso al costado y eliminar algunas de las regulaciones del mercado?

Hasta ahora, no se ha mostrado muy entusiasta al revisar regulaciones que pudieran estar obsoletas; e incluso ha aprobado regulaciones bastante intrusivas de mercados competitivos, como la denominada “neutralidad de red” (que he criticado); la eliminación de planes tarifarios que considera “menos beneficiosos” para el consumidor, aunque hayan sido libremente aceptados (y adecuadamente informados) o las restricciones a empaquetar servicios en dúos o tríos.

Osiptel es un organismo regulador con una reputación institucional favorable y solvencia técnica. Ha promovido regulaciones positivas, como la portabilidad numérica (que facilita la competencia, no la sustituye). Este año se sometió a una evaluación por parte de la OCDE con la finalidad de convertirse en un regulador de clase mundial.

En esa línea, creo que debería seguir los lineamientos del Consejo de Política y Gobernanza Regulatoria de dicho organismo, según los cuales se debe: “Revisar sistemática y periódicamente el inventario de regulaciones para identificar y eliminar o remplazar aquellas que sean obsoletas, insuficientes o ineficientes” (Recommendation of the Council on Regulatory Policy and Governance, 2012).

La desregulación progresiva del mercado de telecomunicaciones no dejará al consumidor desprotegido. El caso danés es un buen ejemplo de ello. En 2006, por considerar el mercado suficientemente competitivo, se desreguló la telefonía móvil.

Doce años después, ¿cuál es el resultado? ¿Precios altos, mal servicio y abusos? Todo lo contrario: Dinamarca cuenta con precios más bajos que el promedio europeo, y es líder en penetración del servicio y cobertura. Siempre, por supuesto, puede haber casos de incumplimiento, de información incompleta o de actuaciones anticompetitivas. Pero allí donde se presenten engaños o distorsiones a la libre competencia, la agencia de competencia estará lista para intervenir.

¿Es hora de un cambio en el equipo en el sector telecomunicaciones? ¿Sale OSIPTEL, entra INDECOPI?

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