(Foto: El Comercio)
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María José Gallo Gold

“Si me aceptase una recomendación, creo que Fernando debería dejar la Presidencia del Consejo de Ministros, que requiere otra atención, otras habilidades y un montón de esfuerzo. Como está la economía peruana, en un momento tan complicado, se necesita un ministro de Economía de dedicación exclusiva, y espero que el 28 de julio se anuncie un nuevo primer ministro y que Fernando se quede mucho tiempo en el Ministerio de Economía y Finanzas”, desliza un crítico .

— ¿Cómo evalúa la gestión de Alfredo Thorne en el MEF?
Hemos perdido un año entero en materia de política macroeconómica del , y esa impresión tiene que ver con que la administración anterior le puso mucho peso a las reformas estructurales. Muchos creen que las reformas se pueden hacer en cualquier momento y circunstancia, pero la experiencia internacional y la peruana muestran que no es así. Acemoglu y Robinson dicen que las reformas que cambian la estructura económica de un país se dan en tiempos de guerra, cataclismos, crisis económicas agudas y golpes de Estado. En el Perú, en el último siglo solo hemos tenido dos: la de Velasco, con golpe de Estado en el 68, y la de Fujimori, entre el 90 y el 92.

— ¿Qué efecto tuvo esto en la gestión estratégica del MEF?
Parece que, al desconocer este hecho histórico, la administración anterior puso todas las energías, los mejores consultores y recursos en armar reformas estructurales, haciendo propaganda de que ninguna gestión anterior se había propuesto a hacer reformas. Era un MEF reformista, pero descuidó lo cotidiano.

— Entonces, ¿qué cree que pasará con la reforma de formalización?
Lo único que se hizo en esta línea fue que se les bajaron un poco los impuestos a las mypes. Por lo tanto, podemos hacer como si esa reforma no existiese. Por el lado de la reforma de protección social, el objetivo es todavía más ambicioso. Es una política que permitiría reformar el sistema actual de pensiones y dar flexibilidad laboral a través de la introducción de un seguro de desempleo y una reforma del sistema de salud. Existe un borrador de ese documento, pero parece que va a terminar solo como una buena publicación porque el costo de implementar esas reformas es de miles de millones de soles, que ni se tienen, y no se sabe si vale la pena utilizarlos en esa aventura reformista.

— ¿Pasará lo mismo que con la reforma de protección social en Chile, que no se llegó a implementar?
Posiblemente, lo mejor que puede pasar es que quede una linda publicación, hecha por académicos de prestigio, que servirá para volverla a repasar en unos años.

— ¿Cree que se logre avanzar con el destrabe de proyectos anunciado?
No hay nada que decir, no son ni siquiera reformas, la política del destrabe tuvo una limitación natural y el caso del aeropuerto de Chinchero es un ejemplo lindo que no está ensuciado por el Caso Odebrecht. Es complicado destrabar y Odebrecht terminó por liquidar esa iniciativa que, según el MEF, permitiría que en un plazo de unos años se inviertan US$18 mil millones. Pero eso ya fue, y seguramente demoraremos en ver una gran obra de infraestructura destrabada.

— ¿Qué ha generado este descuido de la gestión cotidiana?
En esa despreocupación por el corto plazo, han cometido errores graves como hacer una política fiscal contractiva en el último trimestre del año pasado y el primero de este año innecesariamente, cuando no había un problema de solvencia fiscal y cuando la economía necesitaba un empujoncito, no un ajuste.

— En este contexto, ¿con qué herramientas se queda el nuevo MEF?
Desaparecidas las reformas, no queda ningún motor de crecimiento visible y el único ‘motorcito’ es el que nos trajo El Niño costero. Para afrontar la , hubo un cambio de las reglas fiscales, se dio un espacio mayor para gastar e invertir más desde el sector público y ese es ahora el único ‘motorcito’ que tenemos en el Perú. No hay más motores. La reconstrucción va a permitir que la economía peruana crezca, en la segunda mitad de este año y en el 2018, un poquito más que en el primer semestre de este año, pero más allá de eso, no hay ningún motor.

— ¿La caída de los ingresos tributarios como porcentaje del PBI podría complicar la trayectoria del déficit?
Incluso el motor fiscal tiene sus límites. Los ingresos tributarios del Gobierno general, que alcanzaron un pico de 17% en el 2012, ahora están en 14%. Hemos perdido como tres puntos de PBI como recaudación, en buena parte por los precios internacionales, pero también por las medidas tributarias que se han dado. Los gastos no financieros del Gobierno general se han estabilizado en alrededor del 20%; por lo tanto, si uno extiende esa trayectoria, está claro que el déficit no va a cerrarse. Entonces, el estímulo que se le está dando a la inversión pública tiene sentido este año y el próximo, pero si queremos converger al déficit fiscal del 1%, no se ve cómo se va a producir esa convergencia.

— ¿Recomendaría dar marcha atrás al régimen mype tributario que lanzó el Gobierno para cambiar la tendencia de la presión tributaria?
Se debe hacer una buena reconstrucción y eso cuesta. Siendo más realistas, creo que la propuesta de retroceder en algunas medidas tributarias es lo más sensato, en parte porque ni siquiera se han aplicado aún. La mayoría coincide en que este mype tributario no ha tenido un efecto en la formalización, y ahora este paquete integral para formalizar no se va a hacer. De todas las medidas que se pensaban, solo se han quedado con una. Su impacto macroeconómico sobre la formalización va a ser despreciable, pero su impacto fiscal sí es notorio. Creo que sin mayor costo se puede hacer.

— ¿Ve al ministro Fernando Zavala mejor preparado para hacer frente a estos temas?
Veo al ministro Zavala dejando de lado estos temas que le preocupaban a su antecesor. No porque no sean importantes, sino porque, en la coyuntura actual, son inviables o innecesarios. Por lo tanto, todo su esfuerzo está apuntando al manejo cotidiano, que implica cómo acelerar la , cómo recuperar tributación para financiar el gasto público en el 2019. Incluso creo que el rol de la contraloría va a ser importante en esta reactivación y relanzamiento de la , porque se necesita un contralor con un perfil de hombre honrado que garantice que se hagan las obras. En ese sentido, Nelson Shack es una figura ideal en el contexto actual.

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