Este agricultor, quien fue sometido a esclavitud en Brasil, muestra cómo debía segar la tierra con un hoz similar a ese. Foto del 2015.
Este agricultor, quien fue sometido a esclavitud en Brasil, muestra cómo debía segar la tierra con un hoz similar a ese. Foto del 2015.
Manuela Zurita

“El tema del es algo que se tiene que reactivar y no por la vía que lo hemos estado haciendo”. Las declaraciones de la ministra de Economía y Finanzas, Claudia Cooper, el martes pasado en RPP cifran el cierre inminente de y señalarían el inicio de una nueva era para el crédito agropecuario con financiamiento estatal en el Perú.

Aunque aún no es oficial, la liquidación estaba en el aire desde la salida de su ex directiva en setiembre pasado. Día1 solicitó al MEF y el Minagri la confirmación de esta versión, pero al cierre de esta edición no respondieron nuestra consulta.

Las pérdidas del banco -que en junio del 2017 eran de S/147 millones, tras un 2016 también en rojo-, resultado de una gestión ineficiente (con deudas por cobrar de clientes no minoristas equivalentes al 49% de una cartera de S/1.600 millones), habrían devenido en la gota que colmó el vaso.

Según trascendió, el Agrobanco se convertiría en un fondo que canalizaría microcréditos a través de instituciones financieras. El Minagri asumiría el rol “de fomento” a través del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) y el programa de asistencia técnica Serviagro.

Pero el reto es superior. Según la Federación Peruana de Cajas Municipales de Ahorro y Crédito (FPCMAC), la penetración del sistema financiero en el sector rural es de solo 5%. ¿Por qué es tan difícil prestarles a los pequeños y medianos agricultores?

Pese a la red del sistema microfinanciero (existen 2.750 puntos de atención en el país) y el interés en atender a los agricultores, varios factores desalientan a los privados. No solo la falta de títulos de propiedad, que según el Cenagro 2012 es el tercer motivo que frena el acceso a financiamiento por parte de los agricultores.

“Los créditos están en función al flujo del negocio”, advierte Jorge Solís, presidente de FEPCMAC y subraya la necesidad en ese sentido de que el Estado promueva una política agraria que garantice el acompañamiento técnico en campo.

En Asbanc apuntan que es necesario asimismo poner foco en el desarrollo de una infraestructura de información pública sobre precios y oferta para que el agricultor “no cultive a ojo cerrado”. Y que el Estado promueva la educación financiera junto a la banca comercial.

En tanto, los bancos, dice Daniel de la Torre Ugarte, investigador principal de la Universidad del Pacífico, aún no tienen una especialización en el sector agro.

El economista Richard Webb coincide. A su juicio, el sistema financiero aún tiene pendiente aprender a dar créditos a los agricultores. Y señala una paradoja. “La producción de los pequeños agricultores ha estado desarrollándose a una velocidad comparable con el crecimiento de la ciudad. Evidentemente los mismos agricultores se están financiando. Eso lo hacen porque ahorran”, apunta.

En ese sentido, Webb descarta que, sin un mayor acercamiento y conocimiento del sujeto de crédito, el microcrédito agrícola se expanda. “Esto solo puede funcionar a la larga si los bancos privados aprender a manejar el riesgo”, remata.

EN PERSPECTIVA

► Un seguro agrícola cofinanciado -cuya implementación fue anunciada por el Minagri durante El Niño costero del verano pasado- permitiría atenuar riesgos climáticos, señalan en la FEPCMAC.

► Otra modalidad de préstamo empleada por empresas acopiadoras y proveedoras es el financiamiento contra producción.

 ► Administrar y monitorear los créditos eleva la tasa de interés, por lo que atender este cuello de botella es clave para acercarse al agricultor, indica De la Torre.

►“Un seguro agrícola es una posibilidad pero dependería del costo, las coberturas y de las condiciones de ejecución en caso de un incumplimiento. Una posibilidad es que estos pequeños y medianos agricultores logren establecer algún tipo de acuerdo comercial con los agroindustriales corporativos bajo un concepto de cadenas productivas, lo que implica la asesoría, seguimiento y adquisición de sus productos”, refuerza Alexander Spangenberg Rouse, gerente general adjunto de negocios del Banco Financiero.

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