
Escucha la noticia
Moebius: El futuro lo dibujó él
Resumen generado por Inteligencia Artificial
Función exclusiva para usuarios registrados y suscriptores.
Resume las noticias y mantente informado sin interrupciones.
Abstracción y estética ciberpunk. Discurso milenarista con onda New Age. Recuerdos del desierto mexicano y fascinación por el hacinamiento de la metrópoli nipona. Lo orgánico sintetiza mecanismos barrocos en un triunfo surrealista. El dibujo de Jean Giraud, conocido por legiones de amantes del cómic como Moebius, se caracterizaba por su riqueza en contrastes y la coherente plasmación de fuentes aparentemente contradictorias. Sus mujeres son el ejemplo más claro: féminas que seducen desde la perfección imposible de sus formas, con una piel que, inalcanzable, parece siempre cubierta por una pátina de silicona brillante.
LEE TAMBIÉN | “La gastronomía ha construido un universo de lo peruano en el extranjero”
Nadie ha tenido mayor influencia a la hora de proyectar nuestros sueños futuros que el fundador de Métal Hurlant, revista que Moebius emprendió entre 1975 y 1987. Quien no haya leído uno de estos cómics, seguramente sí recordará la abigarrada nave minera Nostromo y los alineados huevos donde se desarrollan las larvas del Alien dirigido por Ridley Scott. Igualmente recordará la aventura de Bruce Willis para rescatar al Quinto Elemento y la turbación de la debutante Mila Jovovich, actriz que bien podría haber nacido del lápiz erótico del francés, quien diseñó el filme de Luc Besson. Incluso la saga Matrix, que levantó un pedestal distópico para las hermanas Wachowski, reconoce la influencia de Moebius para el diseño de aquel mundo mestizo y postapocalíptico.

En 1969, Jean Giraud (1939-2012) ya era un dibujante conocido en Francia gracias a la serie Blueberry. Pero él aspiraba a más. Fue entonces cuando empezó a trabajar para la revista Hara-Kiri, y cuando adoptó el seudónimo “Moebius”, que tomó del astrónomo y matemático alemán August Ferdinand Möbius (1790-1868). Un alias que le servía para firmar obras más ambiciosas en lo narrativo y lo visual. Pero no fue hasta 1974 cuando Moebius despegó, gracias a su unión con otros historietistas visionarios como Philippe Druillet, Jean-Pierre Dionnet y Bernard Farkas, con los que cofundó la editorial Humanoides Asociados. Juntos editarían la revista Métal Hurlant, que cambiaría la historia del cómic (y de la ciencia ficción) gracias a sus visionarias y futuristas historias en las que todo era posible. Su “Obra hermética” (Reservoir Books), un tomo de casi 500 páginas lleno de humor absurdo y surrealismo, recoge estos cómics que lo hicieron inmortal, en orden cronológico según la fecha de publicación. Esas historias vieron el nacimiento de personajes y series como El garaje hermético, El Mayor fatal o Arzach, que lo acompañarían toda la vida y que siguen sin superarse.
Su influencia se extiende a grandes clásicos del cine futurista: sus dibujos para la historieta corta The Long Tomorrow, con guion de Dan O’Bannon (guionista del Alien original), fueron una referencia visual clave para Blade Runner (1982). Moebius también participó en los diseños de ese Alien original, así como en muchas otras películas míticas de la ciencia ficción, como Tron (1982), Willow (1987), Abyss (1989) o el Dune de Jodorowsky, que nunca llegó a materializarse. Casi 50 años después de realizadas, la lectura de estas páginas sigue siendo hipnótica. Moebius podía hacernos viajar al espacio, pero su interés era redirigir esta trayectoria hacia nuestro interior, hacernos navegar en nuestra conciencia cósmica.