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Un morro con millones de años de historia
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El Morro Solar es tan antiguo como los dinosaurios. Pero hace 135 millones de años no era el cerro que todos conocemos, sino un oscuro y somero fondo marino formado a partir de depósitos de arena y fango. Con el tiempo se fueron creando sedimentos y rocas y muchísimos años después, debido a procesos tectónicos, este fondo fue emergiendo hacia la superficie marina hasta formar el promontorio que podemos ver hoy como parte del litoral costero del distrito de Chorrillos.
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Los hitos ocurridos en el morro y zonas aledañas desde el periodo Cretácico hasta nuestros días han sido registrados por el biólogo y paleontólogo Iván Meza Vélez en un libro que vincula la divulgación científica natural con la histórica. En El Morro Solar, 135 millones de años de prehistoria e historia de Lima, se narra todo un proceso de cambios y transformaciones que involucran en gran medida a todo nuestro territorio, su flora y fauna primitiva. Una evolución que nos trae hasta el Holoceno (la era del ser humano), cuando el morro ha sido escenario de culturas prehispánicas, de tradiciones coloniales y guerras republicanas hasta su configuración actual como espacio de recreación veraniega y de recorridos turísticos y educativos.

El origen: moluscos y plesiosaurios
“En el Cretácico inferior lo que había en esta zona era un fondo marino alimentado por sedimentos que venían de tres fuentes —explica Meza Vélez—: una fuente era un río primitivo que desembocaba a la altura de lo que hoy es Miraflores y Chorrillos; otra fuente venía del norte, de la zona de Ancón y Puente Piedra con sedimentos volcánicos; y una tercera venía de mar adentro, traída por las corrientes, con sedimentos de cuarzo muy antiguos, de más de 900 millones de años, los cuales todavía pueden verse hoy en las rocas areniscas del morro”.
En estos lejanos tiempos esta zona, bañada por un estuario de aguas salobres, estaba habitada por ammonites y bivalvos. Los primeros eran moluscos de tipo cefalópodo, con conchas enrolladas a manera de espiral, es decir parientes muy antiguos de los pulpos y calamares; y los segundos eran también moluscos, pero con dos valvas como los choros actuales. Estos seres eran el alimento preferido de los plesiosaurios, los reptiles marinos más grandes que habitaban esta costa prehistórica de Lima.

“Aquí parece que los plesiosaurios encontraron abundante comida y un lugar ideal para vivir —cuenta el autor del libro—, y uno de estos especímenes fue a morir al fondo del mar. Sus restos fueron cubiertos por sedimento y millones de años después ese esqueleto quedó petrificado”.
En el año 2000, en una de sus continuas visitas al morro, el propio Iván Meza Vélez descubrió este fósil, cuya noticia dio la vuelta al mundo. “Nadie podía imaginarse que podían existir restos de este tipo en el Morro Solar —cuenta—. Lo que hallamos fue un propodio, el hueso largo de una de las extremidades, tres vértebras y un ilion, que es un hueso de la cintura pélvica. Por las características de estos fósiles vimos que se trataba de un plesiosaurio de cuello largo y cabeza pequeña, de unos seis o siete metros de largo”.
Sin embargo, hace 66 millones de años un meteorito terminó con la mayor parte de vida en la Tierra. Entonces, la extinción masiva acabó también con muchas especies de peces primitivos, bivalvos, y la totalidad de ammonites y plesiosaurios en esta parte de Sudamérica, y el ecosistema costero experimentó una nueva etapa evolutiva.
El Pleistoceno y los acantilados
Como cuenta Meza Vélez, tras la caída del meteorito, se expulsaron cantidades fabulosas de roca y polvo al espacio que oscurecieron el planeta por alrededor de tres años, mientras del cielo caía una lluvia ácida. Como consecuencia de esto desapareció también buena parte de la flora terrestre y se rompió la cadena alimenticia. Los únicos que pudieron sobrevivir fueron animales más pequeños de pelaje y sangre caliente que lograron esconderse en madrigueras. “Después que pasa esta etapa crítica de la Tierra —dice el investigador—, los mamíferos salieron a conquistar el mundo. En Sudamérica tenemos una fauna de mamíferos muy interesantes dominada por ungulados y perezosos gigantes. Aunque todavía no hay registro fósil, se piensa que la Lima del Cenozoico se vio poblada por estos perezosos y los que estaban cerca de la costa se adaptaron al mar”.

Entre 4,2 y 3,5 millones de años, con la aparición del istmo de Panamá se produjo una gran migración de animales del norte hacia el sur y viceversa. “Ya en el Pleistoceno (entre 2,58 y 0,011 millones de años) en el Perú y Lima teníamos caballos primitivos, tigres dientes de sable, mastodontes, uno de cuyos fósiles fue encontrado en Chorrillos, además de cetáceos primitivos —explica Meza Vélez—. Entonces, el valle de Lima era muy parecido al actual, pues se empezaron a formar los acantilados de la Costa Verde, los cuales terminaron de definirse hace 11 000 años con la última desglaciación, cuando empezó el Holoceno, que es la época actual”.
El gran salto a tiempos históricos
No se sabe exactamente cuándo aparecieron los primeros pobladores humanos en el valle de Lima y específicamente alrededor del Morro Solar, en Chorrillos. “Se dice que hace 10 000 años, aproximadamente, pero existe un gran vacío entre las épocas geológicas e históricas”, dice el autor. “Lo que sí está bien registrado por los arqueólogos —precisa— son los asentamientos humanos del señorío Ychsma, entre el año 900 después de Cristo hasta 1470 aproximadamente. La ciudad más importante de este señorío era Armatambo y estaba ubicada en las faldas del Morro Solar. Como estaba cerca del mar, tenía una población dedicada a la pesca y otra vinculada con la zona agrícola en la parte oriental. Entonces, tenías puerto, agricultura y una urbe muy desarrollada”.
Este fue el asentamiento que hallaron los españoles en 1533, cuando Hernando Pizarro y Miguel de Estete pasaron una noche en Armatambo en su camino a Pachacamac. Dos años después, Francisco Pizarro fundaría la ciudad de Lima y durante la colonia los baños de Chorrillos y su imponente morro serían frecuentados en el verano por virreyes como José Manso de Velasco, conde de Superunda, por el Conde de Lemos y por Manuel de Amat y Junyent.
Según relata Meza Vélez, el nombre del morro se debió al español Antonio del Solar, a quien se le entregó la encomienda de toda la franja costera de Lima, desde Barranca hasta Chorrillos.

Héroes y memoria
La historia reciente del Morro Solar es más conocida. El hecho más trágico ocurrió el 13 de enero de 1881 durante la defensa de Lima. En su cima, en el cerro Marcavilca, más de 5 000 peruanos al mando del coronel Miguel Iglesias, con pocas armas y escasa preparación militar, se enfrentaron con bravura a un ejército chileno que los triplicaba en número. Los miles de vidas perdidas de compatriotas y la posterior destrucción de Chorrillos fueron dos de los episodios más tristes de la infausta Guerra del Pacífico. En memoria de estos héroes el morro fue declarado patrimonio cultural de la nación.
Con el transcurrir de las décadas, este morro también cobró relevancia como espacio público recreativo. Como se cuenta en este libro, la fama de la playa La Herradura fue en aumento, sobre todo después de la perforación del túnel que en 1907 permitió el acceso del tranvía y la construcción, entre 1912 y 1913, de la vía que posibilitó el ingreso del automóvil a los acantilados. Con el transcurrir de las décadas, la playa vivió su época dorada con sitios emblemáticos como el Club Samoa y el edificio Las Gaviotas, lamentablemente abandonados en la actualidad.
Pero el otro gran valor del morro es el educativo. Como destaca el autor, cada fin de semana este espacio natural es visitado por estudiantes que hacen sus prácticas de campo y pueden ver la evolución geológica y biológica de Lima. Entonces, se convierte en un libro abierto para la investigación y puede despertar también vocaciones científicas como sucedió con el propio Iván Meza Vélez, quien a los 10 años subió por primera vez a la cima del morro y quedó maravillado para siempre con el Planetario y con la vista panorámica que se abría ante sus ojos.
• Título: El morro solar, 135 millones de años de prehistoria e historia de Lima
• Autor: Iván Meza Vélez
• Fondo Editorial del Congreso
• Páginas: 349








