Lennon, más allá del mito
Lennon, más allá del mito

Cualquiera que vea una imagen de John Lennon, sea cual fuera, la asocia con alguien que transmite peace & love; idea que es reforzada además por la ahora radialmente desgastada “Imagine”. Sin embargo, pocos saben que en realidad su vida estuvo siempre llena de complicaciones: llegó al mundo en plena Segunda Guerra Mundial, sus relaciones con las mujeres fueron enrevesadas, fue presa del hostigamiento constante por parte del Gobierno de los Estados Unidos. Además, se teje a su alrededor una serie de mitos y cuestionamientos como la relación entre las drogas y la calidad de su producción musical, o la contradicción entre su abierta postura antibélica y el apoyo financiero que realizó subrepticiamente a un grupo terrorista, y ahí es adonde iremos.

¿Madre solo hay una?
Desde setiembre de 1940 y hasta mayo del año siguiente, se ejecutó el Blitz (‘relámpago’), la brutal campaña de bombardeo sostenida por la Luftwaffe nazi sobre Londres y otras ciudades británicas, como Liverpool. Ahí, una mujer llamada Julia Stanley llevaba como podía su embarazo entre la omnipresencia de la desgracia y la ausencia del padre de su hijo. El 9 de octubre dio a luz a John Winston. Tiempo después Julia se involucró con otro hombre, y ante esta situación Mimi, su hermana mayor, gestionó la custodia del pequeño, quien en la práctica crecería con dos madres en paralelo. Fue Julia la que le inculcó el gusto por la música pese a los intentos castrantes de la hermana. Algunas de estas vivencias las plasmaría posteriormente en canciones como “Julia”, mientras formó parte de The Beatles; y “Mother”, ya en su carrera como solista.

Las drogas como combustible
Todo parece indicar que cuando The Beatles estuvieron tocando en clubes y bares de Hamburgo, a principios de los sesenta, empezaron a tomar Preludin (fenmetrazina), una droga estimulante y, por entonces, legal. Como pretexto señalaron que necesitaban superar el agotamiento y sobrevivir el intenso trajín que implicaba tocar horas de horas todas las noches. Ya con la beatlemanía desatada, Lennon fumaba marihuana de manera ocasional, y en 1965 comenzó a consumir LSD. Coincidentemente con el uso más frecuente de esta droga, cambió su estilo para componer: las melodías se muestran más elaboradas y avanzadas para la época, como se aprecia en “Tomorrow Never Knows”,  “Strawberry Fields Forever”, “Lucy in the Sky with Diamonds” (acrónimo disfrazado para el LSD), “I Am the Walrus. También experimentó con heroína, pero tras un tiempo la dejó; el síndrome de abstinencia por el que pasó inspiró su hard rockero single como solista “Cold Turkey. Esto lleva al debate sin fin: que si las drogas fueron o no —o son— el mejor combustible para algunas de las más memorables canciones del rock.

El Beatle casado
Su primera pareja en serio fue Cynthia Powell, compañera de aula en la escuela de Arte donde estudiaba. La relación se formalizó forzosamente a mediados de 1962, cuando Cynthia quedó embarazada. Con la explosión de la beatlemanía en 1963 y el nacimiento de Julian, el estatus marital de ambos pasó a ser ‘secreto de Estado’ por conveniencia de la imagen grupal, lo cual, sin embargo, no pudo sostenerse por mucho tiempo. Develado el secreto, ambos dieron la cara en diversos eventos sociales. Pero su continuo consumo de drogas generó que la relación se deteriorara, incluso Lennon llegó a agredirla físicamente en no pocas ocasiones (hecho que salió a la luz tras el deceso de Powell en abril de este año). Finalmente, ella lo encontró en su casa con Yoko Ono.

Dear Yoko
Lo más irónico resultó que, pese a que Cynthia lo sorprendió in fraganti, Lennon inició los papeles de divorcio por causal de adulterio; pero cuando Ono salió embarazada, el asunto se invirtió y terminó firmando un arreglo extrajudicial. Un single Beatle en 1969, “The Ballad Of John And Yoko”, resumió los avatares de su nueva relación. Un año después de la disolución de los ‘Fab Four’ en abril de 1970, ambos se trasladaron a Nueva York. Sin embargo, a mediados de 1973 esta relación también entró en crisis: Lennon se mudó a Los Ángeles junto a May Pang, una neoyorkina de raíces chinas.
     Su vida allá fue un desbande total. Fue nombrado miembro honorario de los Hollywood Vampires, una pandilla de músicos alcohólicos nada anónimos que asolaban los bares de L.A., cuyos integrantes eran Alice Cooper como ‘presidente’, Ringo Starr, Harry Nilson, Bernie Taupin, Keith Moon de The Who, entre otras estrellas de rock. Curiosamente este año Cooper ha convertido esa pandilla en una banda real: con el apoyo de otros músicos (y con el actor Johnny Depp como uno de sus guitarristas), Cooper ha lanzado su álbum debut que incluye un cover de “Cold Turkey”, y se han presentado hace poco en el festival Rock in Rio en Brasil.
    
Para 1975 Lennon ya estaba de vuelta en Nueva York, y también había retomado su relación con Yoko Ono. Cuando nació Sean, su segundo hijo, “[Lennon] comenzó a desaparecer prácticamente de la vida pública, no solo internacional, sino por supuesto americana”, afirma Jordi Sierra i Fabra, biógrafo del cantante. 

Enemigo público
Al involucrarse en el activismo político contra el gobierno norteamericano (marchas, protestas, manifiestos, etc.), la administración de Nixon, que tildaba de “comunista” a toda expresión de oposición, lo puso en la mira. Además de ser vigilado por el FBI —vía teléfono intervenido y por agentes disfrazados que circulaban por el edificio donde vivía—, el Gobierno arremetió contra su estatus migratorio: amenazaron a Lennon con deportarlo, pero la medida no llegó a ejecutarse. Recién en 1976 le dieron su green card. Años después, al amparo de la Ley de Acceso a la Información estadounidense, se logró la desclasificación de muchos documentos relacionados al caso. El documental The U.S. vs. John Lennon recogió este lado de su historia.
    
Al respecto, lo que llamó mucho la atención fue el descubrimiento de que tanto la CIA como su par británico, el MI5, también lo tuvieron en sus radares, incluso intercambiaron información sobre el artista constantemente. Según un exagente del MI5, Lennon habría estado aportando “miles de miles de libras esterlinas” a organizaciones de izquierda, entre ellas el IRA, que como es sabido está vinculado con atentados terroristas. Esto no fue ni confirmado ni desmentido por el Sinn Féin, brazo político partidario del IRA. ¿Acaso el hombre que abogaba por la paz mundial financiaba el terrorismo? 

Guerra entre "Lennonistas" y “Macartnistas"
Hay radicalismos en algunos sectores beatlemaníacos. No estaba muy al tanto de esto hasta que se anunció en 2011 la venida al Perú de Paul McCartney, alias “Macca”. ¡Un Beatle en Perú, quién lo diría! Mientras desesperados veíamos cómo hacer con las entradas para asegurarnos un puesto en el concierto, buceé por la web y me enteré de la “guerra” entre fans de Lennon, los “lennonistas”, y de McCartney, los “macartnistas”. La rivalidad es bravísima realmente, ver cómo ambos bandos se disparan, se atacan y defienden. Y no solo sucede aquí, en otros países se presenta un escenario similar.
    
Una tarde de abril, semanas antes del gran concierto de McCartney, conocí a un “lennonista” entre un círculo de gentes. Mientras algunos contaban emocionados que ya tenían entrada, y otros especulaban sobre qué canciones tocaría, tanto de los Beatles como de los Wings y de su etapa como solista, este hombre nos desconcertó por un momento al decir que no iría al concierto. “Pero cómo, si a ti te gustan los Beatles, ¿cómo no vas a ir?”, preguntamos. “No, porque Lennon era el genio del grupo y sin él no pasa nada. Además, ese maricón de McCartney fue el que se separó de los Beatles y mató al grupo”, respondió. ¿Cómo?
    
Por más contraargumentos que le lanzamos, erre con erre que no iba. “Ah, ya —le dije al final—, si eres feliz así, pues ‘Let it Be’”. Me imagino que tampoco habrá ido al show de Ringo Starr en el 2013. Pero tiempo después me comentaron que algunos “lennonistas”, arrepentidos de no haber ido al concierto del 2011, lavaron y salvaron sus almas cuando “Macca” retornó increíblemente tres años más tarde. Aunque otros repitieron el error…

1980, año trágico
El cambio de década para el rock había empezado mal. En febrero falleció el cantante Bon Scott de AC/DC, banda australiana de hard rock que conquistó al mundo con su long play Highway To Hell (1979) y que estaba preparándose para grabar su siguiente álbum. En setiembre del mismo año, murió el baterista John Bonham, de Led Zeppelin, mientras se encontraba ensayando para su gira norteamericana con el objetivo de promocionar su disco In through the Out Door (1979). Shockeados y noqueados los hinchas, faltaba aún lo peor, las patadas en el suelo para rematarnos.
    
Lennon había regresado por la puerta grande. Un single lanzado en octubre, Just Like Starting Over, había alcanzado un buen lugar en el ranking de los más vendidos; en noviembre salió su nuevo disco Double Fantasy. Premonitoriamente en una entrevista para la Rolling Stone dijo: “Lo que ellos quieren [aludiendo a quienes criticaban su prolongada ausencia de la escena musical] son héroes muertos, como Sid Vicious [de los Sex Pistols] y James Dean… No estoy interesado en ser un héroe muerto de mierda”. Hasta mencionó la posibilidad de salir de gira, algo que iba a ser histórico ya que rara vez se había presentado en vivo como solista.
    
Pero cuatro balazos traidores acabaron con cualquier plan y con el sueño de algún día ver reunidos a los Beatles. Estaba en el colegio cuando supe la noticia. Fue un día terrible para muchísima gente. Fue una cruel jugada del destino que una persona que abogara tanto por la paz tuviese un fin tan violento.

Considero que con todo lo que está pasando actualmente, en el ámbito local, nacional y mundial, hay que darle una oportunidad a la paz. En el plano personal, familiar, amical y social, definitivamente.

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