Paradero Tres Postes
Paradero Tres Postes
Rodrigo Cruz

Como cada día, Geovany se despertó poco antes de las seis de la mañana. Dejó el desayuno listo y se despidió de sus dos pequeños hijos y de su esposa. Se dirigió al paradero Tres Postes de Los Olivos para tomar una combi que lo acercaría a su lugar de trabajo, en La Victoria. Dos horas después, su nombre estaba en las pantallas de todos los noticieros.

Era el 17 de noviembre del 2017. Una coaster de la línea La Nueva Estrella lo atropelló. Dobló su cuerpo y lo arrojó a cuatro metros del paradero. El chofer había perdido el control del vehículo metros antes de impactar contra Geovany. Marilyn, su esposa, se enteró de lo sucedido cuando un familiar le dijo que por favor respirara hondo y prendiera el televisor.

A lo ocurrido a Geovany se le llamó accidente, aunque en realidad es el resultado de un sistema de transporte que ha fracasado. A Geovany lo mató una coaster que no estaba autorizada a circular. Una unidad que debía estar en un depósito porque su propietario adeudaba 17 mil soles en papeletas.

La campaña #NoTePases de El Comercio reveló que La Nueva Estrella debe 7,9 millones de soles en infracciones y que cada día muere una persona en las pistas de Lima. En lo que va del año, ya son más de 305 los fallecidos. “Le pedí a la esposa que me disculpara”, nos dijo Pablo Pillaca, el chofer que mató a Geovany. Un frío remordimiento que se siente ajeno, hasta que una historia como esta nos toque la puerta y nos recuerde lo indefensos que estamos ante este sistema.

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