Las polaroids de Andy Warhol
Las polaroids de Andy Warhol
Francia Fernández

"Lo mejor de una foto es que nunca cambia, incluso cuando la gente que aparece en ella lo hace”, decía Andy Warhol, el mayor exponente del pop art, que capturó insistentemente todo y a todos a su alrededor hasta su muerte. La editorial Taschen acaba de lanzar "Andy Warhol Polaroids 1968-1987", una selección con sus instantáneas más notables. El libro de 560 páginas cuenta con el prólogo de Richard Woodward, crítico de arte y colaborador de "The Wall Street Journal" y "The New York Times", que revisó ensayos y material de gente que conoció a Warhol y vio exposiciones de uno de los máximos íconos del siglo XX, quien se adelantó al boom de los reality shows y las redes sociales. “En el futuro —vaticinó— todos tendrán sus 15 minutos 

de fama”.
     La recopilación muestra cómo Andy Warhol empleó la polaroid para varios propósitos, como hacer borradores de proyectos que luego pasaba a otros medios o documentar trabajos ya terminados; aunque, sobre todo, la usó para fotografiar a sus amigos y colaboradores. Entre ellos Lou Reed, Nico, Ultra Violet, Candy Darling, Divine y Joe Dallesandro. Actores, directores, músicos, fotógrafos, escritores, pintores se dejaban retratar por él. La fauna warholiana incluía a Jack Nicholson, Anjelica Huston, Debbie Harry, Mick Jagger, Patti Smith, Yoko Ono, Salvador Dalí y Man Ray, al igual que talentos emergentes de los años setenta y ochenta como Robert Mapplethorpe, Jean Michel Basquiat y Keith Haring.

***
Warhol, ilustrador, pintor y director de cine, hizo sus primeras polaroids en blanco y negro con una Type 47 a fines de los años cincuenta. Luego, sus máquinas favoritas fueron la Big Shot, un mamotreto de 1971 diseñado estrictamente para retratos con una distancia focal óptima de 91,4 centímetros; y el modelo SX-70, lanzado en 1972, que cada dos segundos sacaba fotos secas, que la gente podía mirar y comentar en el momento.
     Al teléfono, desde Nueva York, Richard Woodward señala que lo que más le impresionó de su investigación fueron los usos diversos que Warhol le daba a la fotografía. “No se trataba solo de retratos. Él experimentaba mucho, usaba la cámara de manera distinta a sus contemporáneos. Trabajaba intentando diferentes cosas, con tiempos de exposición distintos, con flash en los espejos... Después, es interesante cómo las polaroids atraían a estrellas del cine, del rock, a socialités”.
     Algunas fotos eran encargos para "Interview", revista dedicada al culto de las celebridades que Andy Warhol cofundó en 1969. O base de productos comerciales, por ejemplo, las portadas de "Sticky Fingers" (1971) y "Love You Live" (1977), de los Rolling Stones; o las campañas de publicidad de Absolut. Las fotos 
favoritas de Woodward son los retratos que el artista de pelo platinado hizo de algunos políticos. “Jimmy Carter luce mucho más glamoroso de lo que nunca fue. De hecho, le gustó tanto esa foto que la usó para reunir fondos para su campaña presidencial. Las fotos de Dennis Hopper y Jean-Michel Basquiat, tomadas en diferentes momentos, también están muy bien. Se nota que han cambiado y, también, cómo tratan de complacer a Warhol: hacer lo que él esperaba de ellos al ser retratados”, explica. 
    Los autorretratos de Warhol, en tanto, le resultan conmovedores, “sobre todo aquellos en que aparece con maquillaje o peluca. Representaban cómo a él le gustaría haberse visto, porque no estaba contento con su apariencia. Lo artificial lo hace verse, curiosamente, más real”, opina.

***
Nacido el 6 de agosto de 1928 en Pittsburgh, Pensilvania, Warhol era el menor de tres varones de un matrimonio de inmigrantes checos: un obrero de construcción y una bordadora. A los siete años, el pequeño Andy leía cómics, recortaba muñecas de papel e iba al cine. Cuando cumplió ocho, una enfermedad al hígado que le provocaba espasmos lo tumbó en la cama. Mientras se recuperaba comenzó a dibujar, estimulado por su mamá quien, poco después, le regaló su primera cámara de fotos.
     A pesar de ser enfermizo, asistía a clases libres de arte en el Carnegie Museum of Art. Cuando cumplió 14 años, su padre, que lo consideraba brillante, murió. Afortunadamente, le dejó dinero para cursar Diseño. En la década del sesenta Warhol escuchaba a María Callas y asistía a fiestas en todas partes: sótanos, terrazas, ómnibus. Para entonces tenía un televisor que siempre permanecía encendido y una grabadora a la que llamaba “mi esposa” con la que registraba lo que ocurría en su entorno, las 24 horas. Paralelamente experimentaba con 
las polaroids.
     Después de que la feminista Valerie Solanas le disparara en 1968, él tomó muchas fotos de su torso herido para convertir, según dijo, el daño en arte. Reuel Golden, el otro editor del libro, dice que Warhol fue quien inventó el selfie: “No tenía miedo de lucir vulnerable, vestido de drag queen o que se notara que estaba envejeciendo... El Andy de este libro es el más humano y nos muestra cómo realmente se veía a sí mismo”. Y añade: “Como artista le fascinaba que la polaroid reprodujera la misma imagen muy rápido. Tomaba cientos de fotos de un objeto o una persona hasta decidirse por una. Esta cualidad reproductiva estaba al centro de lo que el pop art representaba. Si se piensa en cómo se usa Instagram hoy, no dudo de que Warhol habría tenido una cuenta increíble”.
     Para Woodward es tentador hacer suposiciones de este tipo, porque con sus retratos en serie Warhol se anticipó a los usos de la tecnología digital. “Él habría apreciado el feedback instantáneo. La conexión que produjo entre la fotografía y la fama se ha convertido en una creencia fundamental para una generación que mide el éxito a través de YouTube. El extraño doble efecto de sus retratos, por un lado, confirma el estatus de celebridad y, por otro, lo desinfla, con la estandarización repetitiva. Es otra sensación profética de nuestra era, en que el valor de la imagen individual parece más depreciado que nunca, con millones de fotos en Facebook, cada día”, explica.  
     “¿Habría admirado lo que ha causado Twitter y se habría unido a la red?”, se plantea Woodward. “Probablemente, pero, de nuevo, Warhol nunca fue de los que van con la multitud”, responde.

(Glosado - La Nación)

Contenido sugerido

Contenido GEC