Virus Tropical


Por: Gabriela Aleman

Paola Gaviria había llegado a la ciudad apenas comprendiendo unas frases en francés, sin conocer a muchos y, una noche, triste, entró a un vagón de metro. Un hombre africano que parecía una deidad yoruba se sentó a su lado y le preguntó su nombre. Ella respondió: “Paola”; él le corrigió: “Power”. Ella repitió: “Paola”, y él insistió: “Power”, como si la rebautizara. En el desfase que medió el ánimo de ella y la afirmación de él, nació Power Paola. No era un mal nombre para comenzar una nueva vida. Corría el 2003.

Power Paola aterrizó en Francia para una residencia artística. Allí conoció a la otra colombiana que estaba en la Cité des Arts, Adriana García Galán; compartieron historias y amistad. Después de un tiempo llegó Santiago Caicedo a visitar a Adriana y Enrique Lozano a Paola. Los cuatro serían, con el paso de los años, el equipo principal que haría la película Virus tropical, que tuvo su estreno mundial en la última Berlinale y su lanzamiento latinoamericano en el Festival de Cine de Cartagena, en marzo pasado.

La película de animación está marcada por la impronta de la amistad: la hicieron “como les dio la gana”, sin pensar en ganar gloria o dinero sino en crear una película entre amigos. Por ello podían tomar la decisión de contratar a una gran actriz como Alejandra Borrero para hacer la voz de Hilda, la mamá de Paola, o a un amigo como el peruano Amadeo Gonzales para formar parte de la banda sonora. Adriana García Galán y Santiago Caicedo están casados, y Paola (nacida con el apellido Gaviria) y Enrique Lozano siguen siendo grandes amigos. Su primer proyecto juntos fue el corto de animación Uyuyui. Cuenta Power Paola: “Adri hizo la música; Quique, el guion; yo ilustré; Santiago dirigió, y nos fue muy bien: el corto llegó a Japón. Cuando terminé Virus tropical, Santiago me dijo que hiciéramos la película”.

La novela gráfica que terminó Power Paola es autobiográfica: relata la historia de su vida desde su concepción en Quito hasta el momento en que se fue de casa, a los 18 años, a Cali. Entre el inicio y el final, hay 13 capítulos que recrean su mundo familiar; no se cuentan solo las historias que la involucran a ella sino a sus hermanas y madre. Esta novela de aprendizaje ha tenido resonancia en el mundo desde su aparición el 2014. Se ha publicado en cuatro idiomas y en nueve países: Colombia, Argentina, Francia, España, Chile, Ecuador, Brasil y Estados Unidos, además del Perú, donde la editó Madriguera.

Hacer la película tomó cerca de cinco años. Power Paola produjo todos los dibujos, cerca de cinco mil ilustraciones, con varias técnicas: lapicero, rapidógrafo, tinta china, lápiz, etc. La película tiene un “estilo áspero y agitado”, en blanco y negro, un poco punk para que se pudiera “economizar en tiempos de animación, render y posproducción”. Cuando aún seguía dibujando, un virus le paralizó la mitad del rostro, y durante los siete meses que duró esa parálisis siguió trabajando: ella en Buenos Aires, el pequeño equipo de animación en Bogotá. La película se financió con el Fondo de Desarrollo Cinematográfico de Colombia y un exitoso crowdfunding que, de acuerdo al grado de aportación, permitía que el participante apareciera como extra en el filme.

Tras el pase de la película en Cartagena —y como anticipo de su próxima presentación en el Festival de Cine de Lima— Power Paola, el director Santiago Caicedo y la compositora de la música original, Adriana García Galán, hablaron conmigo en un departamento frente al Caribe.

¿Cómo fue el proceso desde que convirtieron la novela gráfica en animación, hasta el estreno mundial en la Berlinale?
Santiago Caicedo (SC): Creamos una aplicación para el desarrollo de la película y mientras tanto nos pusimos a trabajar con Enrique Lozano en el guion. Lo que se hizo fue desaparecer la novela y convertirla en un guion cinematográfico. Hay varias escenas que no aparecen en la novela gráfica; el guion se volvió algo nuevo.
Power Paola (PP): Opinamos mucho en ese proceso, existieron varias versiones del guion.
SC: A mí me importaba mucho el final y la parte de la sexualidad de la película. Entonces para mí tenía que convertirse en una ficción y ahí peleé mucho con Paola y Enrique: decían que no se podía cambiar tal cosa o tal otra porque eso había pasado así y no se podía inventar algo que no había sucedido. Cuando entendí que eso no se podía cambiar, me concentré en una cosa que era muy difícil. En la novela gráfica hay algo que funciona muy bien y son esos pequeños episodios que ocurren uno detrás de otro. Había que convertir todos esos pequeños capítulos en algo que, por un lado, fuera producible en la animación. Por ejemplo, David Restrepo es el director de animación de los personajes de la película, y él sabía que teníamos que tener a Paola en una cantidad determinada de momentos porque no podíamos cambiarle de ropa cada cinco minutos, cambiar de cabello, de tamaño, porque si no nunca hubiéramos terminado. Teníamos que resumir todo a cuatro momentos fundamentales (de bebé, de diez, de doce y de dieciocho años), donde pudiéramos poner la cantidad máxima de episodios dentro de la estructura narrativa. La otra cosa, que es una apuesta muy arriesgada para nosotros, era que la película se tenía que acabar con el principio. La vida empieza en el momento en que Paola decide irse de su casa: ese es realmente el principio, no el fin.
La productora de la película es Carolina Barrera y los distribuidores, que no solo se han concentrado en los circuitos de animación, son Stray Dogs (Francia).

¿Cómo fue dirigir una animación que ya existía como novela gráfica? ¿Qué decisiones tomaste como director?
SC:
Hay algo que le dije a Paola desde el principio: pase lo que pase en el guion, yo tengo que tomar esto como una ficción. No quiero conocer a tu mamá, ni a Patty, ni a Claudia. Te conozco a ti, pero esa Paola que yo estoy dirigiendo no eres tú, es un personaje.
PP: Para mí también fue muy sano tomar esa distancia con los personajes, que él se hiciera cargo de esas vidas. Ya no era una historia sobre mi familia sino que era una historia, sin más.
Tanto que la voz de Paola en la película no es la voz de Power Paola…
SC: Paola no es actriz y su voz no era convincente.

¿Tenías un storyboard para pedirle a Paola los dibujos que tenía que hacer para cada escena?
SC:
Sí, lo primero fue ser muy respetuoso con la novela gráfica. Hasta hay muchos encuadres que vienen directamente del cómic, no había que pensar demasiado porque estaba la materia prima ahí. Yo lo que hice fue poner la cámara; decir, como en una película con personajes reales: tú te paras aquí y tú acá, aunque sea una animación. Y, por otro lado, fue algo muy interesante, en realidad hicimos dos películas: conseguimos, por un lado, a los mejores actores que pudimos, casi todos son de teatro, y la película la hicimos cuando grabamos las voces. No había un actor que llegara un día y grabara la voz, sino que todos los personajes estaban haciendo la escena completa. Eso sirvió para que existieran diálogos convincentes y frescos, y para que David Restrepo y su equipo de animadores vieran cuáles eran los gestos, cómo se estaban moviendo los personajes, etc.

¿Cómo funcionó la música en la película?
Adriana García Galán (AGG):
Cuando hicieron el teaser hace cinco años, yo compuse un tema que es muy parecido a la canción del final de la cinta. Nuestro hijo Benjamín tiene cinco años y yo tengo muy claro en mi mente estar cargando al bebé y tocando con la otra mano. Cuando ya se ganaron los fondos para filmar, después de miles de intentos, volví a la canción que ya había hecho y la desarrollé un poquito más profesionalmente; esa es la canción del principio y del final de la película. Habían referencias de época (años ochenta y noventa) que tuve presente, unos guiños evidentes a Kiss, por ejemplo, que se sienten en la melodía. El espíritu es muy de guitarra y batería, medio rockera; luego, tenemos temas más optimistas y hay músicos como Las Malas Amistades y Amadeo Gonzales (que es un ilustrador, editor y músico peruano muy talentoso) que Santiago siempre quiso que estuvieran ahí. Me pareció chévere porque también son artistas y dibujantes; las canciones son muy acordes con la película: uno de los temas de Las Malas Amistades fue hecho para la cinta.
SC: La música es muy importante y no para de sonar cerca del final, como en un videoclip.
PP:
La música marca dos cosas: una parte reandina en Quito, y una supertropical en Cali.
AGG: La letra del final está muy pensada para lo que es Virus tropical, lo que representa empezar a sentirse inconforme, la sensación de que se quiere algo más.

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