Dejar el alcohol podría ayudar también a dejar de fumar, según un estudio.
Dejar el alcohol podría ayudar también a dejar de fumar, según un estudio.

Por: Juan Luis Nugent
Sobrios de a puchos

Año nuevo, vida nueva. Propósitos de enmienda y genuinos deseos de superación se intersectan en las postrimerías de las celebraciones, comilonas y ritos del año viejo. Tener metas realistas, con objetivos sencillos y bien delimitados ayuda, por ejemplo, dejar el consumo excesivo de alcohol o abandonar el cigarrillo. Y, aunque no parezca intuitivo, abrazar ambas metas en simultáneo podría hacer menos sinuoso el camino.

Una investigación realizada en la Oregon State University halló que la reducción en el consumo de alcohol en personas que también fuman permite que el organismo metabolice más lento la nicotina. Ello, en el largo plazo, contribuye a reducir el consumo de cigarros. Sarah Dermody, la investigadora que lideró el estudio, explica que estos hallazgos evidencian que tratar ambas dependencias en simultáneo puede ser mejor que hacerlo por separado. Es sabido, además, que el consumo de cigarrillos es prevalente en bebedores asiduos y que ambos hábitos representan factores de riesgo entre sí, reporta Science Daily.

Y el riesgo es grande porque el consumo excesivo de alcohol es un problema de salud pública en el mundo. La OMS calcula que anualmente mueren alrededor de 3,3 millones de personas como consecuencia de ello, lo que representa poco más del 5 % de muertes a nivel mundial. El tabaco no se queda atrás. El mismo organismo estima en 7 millones las muertes anuales derivadas del consumo de cigarrillos.

Dermody asegura que, si bien el hallazgo es prometedor, aún falta entender cómo es que interactúan la nicotina y el alcohol en el cuerpo. Lo siguiente es también encontrar cuál es la mejor manera de abordar el tratamiento de ambas dependencias en simultáneo para obtener los mejores resultados. No olvidemos que las adicciones que gozan de aceptación social son difíciles de superar. Pero se puede.

Caras vemos
En un reciente concierto en California, Taylor Swift hizo noticia por valerse de un sistema de reconocimiento facial para garantizar que ningún acosador pueda acercarse a ella en el evento. Los fans ingresaban a una cabina en la que podían ver en unas pantallas la prueba de sonido de Taylor y su banda. Lo que no sabían es que había cámaras comparando sus rostros con una base de datos, explica la revista Rolling Stone.

Según The Guardian, la Universidad de Georgetown halló en el 2016 que las identidades de alrededor de 117 millones de personas se encuentran en bases de datos de reconocimiento facial y las leyes son poco claras al respecto. Tan importante como proteger la vida e integridad física es asegurar que la información biométrica de cada uno no sea utilizada con fines menos nobles. Los entusiastas afirman que estas prácticas ayudan a la seguridad; los escépticos —que no somos pocos— estamos preocupados por los excesos que se pueden cometer.

Los pros y los contras de usar tecnologías de reconocimiento facial en eventos públicos.
Los pros y los contras de usar tecnologías de reconocimiento facial en eventos públicos.

Buscando fama
Los influencers son la piedra angular del marketing digital en tiempos de la hegemonía del boca a boca. La credibilidad se volvió sinónimo de fama y los métodos para volverse famosos se volvieron poco creíbles.

Pero mientras Instagram impone mayor control a quienes pagan por aparentar ser más populares de lo que son, hay una nueva camada de influencers que ya no compra seguidores para llamar la atención de las marcas, sino que compra marcas para llamar la atención de los seguidores.

Un reportaje publicado en The Atlantic explica que esta curiosa tendencia es propia de los más jóvenes, quienes crecieron viendo a los primeros influencers en las redes sociales y para quienes la validación del auspicio corporativo conlleva un prestigio que —a la larga— tiene mayores réditos sociales. Me auspician, luego existo. Signo de estos tiempos.

Contenido sugerido

Contenido GEC