Coaguila ha publicado una serie de libros en los que trata de desentrañar la vida y obra de Ribeyro. [Foto:Alessandro Currarino]
Coaguila ha publicado una serie de libros en los que trata de desentrañar la vida y obra de Ribeyro. [Foto:Alessandro Currarino]
José Carlos Yrigoyen

El 5 de diciembre de 1994 es una fecha que nunca podré olvidar. Esa tibia mañana de casi verano enfrentamos esta sorpresiva noticia en la primera plana de El Comercio: “Falleció a los 65 años el escritor Julio Ramón Ribeyro Zúñiga”. El forense titular contrastaba con la honda tristeza de los seguidores de Ribeyro. No solo por la muerte de uno de los narradores más queridos e importantes del siglo XX en el Perú, sino porque era un autor al que el reconocimiento internacional que merecía siempre le había sido esquivo. Recién en sus últimos meses de vida este había empezado a otorgársele: sus cuentos fueron publicados en una importante editorial española y en los días previos a su deceso recibió el Premio Juan Rulfo. Ribeyro tuvo escaso tiempo para poder disfrutar estos acontecimientos favorables.

Unos años antes Jorge Coaguila (Lima, 1970) lo sometió a una serie de entrevistas bastante bien preparadas, lo suficiente como para captar el interés del escritor de “Silvio en el rosedal”, a quien no le gustaba concederlas. De esos cuestionarios surgió uno de los libros capitales para comprender la circunstancia y la obra de nuestro más notable cuentista: Ribeyro, la palabra inmortal, editado por primera vez en 1995.

El volumen ha obtenido no solo comentarios muy elogiosos de distintos escritores y críticos, sino también la adhesión de los fanáticos de Ribeyro, cuyo número año a año no cesa de incrementarse. Prueba de este respaldo es la cuarta edición de esta suerte de Ribeyro Reader con nuevas y valiosas adiciones, como ensayos, reseñas de sus obras principales y una sabrosa entrevista a Alfredo Bryce sobre su más entrañable amigo.

Lo más valioso de este libro siguen siendo las seis entrevistas realizadas por Coaguila. Son inquisiciones inteligentes y minuciosas, nada complacientes, y que se apoyan en un amplio conocimiento acerca de todo lo concerniente a Ribeyro, lo que llevó a este a considerarlo públicamente como su mayor biógrafo y crítico cuando no había cumplido todavía los veinticinco años. Solo la entrevista basada en las reflexiones de Prosas apátridas y de Dichos de Luder es un asedio ejemplar que debería ser leído en todas las facultades de periodismo del país.

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Entrevistas

Ribeyro, la palabra inmortal
Editorial: Revuelta, 2018
Páginas: 316
Precio
: S/35,00

Hay, asimismo, puntos valorables en la sección de ensayos y comentarios, especialmente en los apartados referidos a la relación de Ribeyro con Vargas Llosa (y donde se revisa la “docilidad, imparcialidad y discreción” que mantuvo el primero con los gobiernos dictatoriales y democráticos a los que sirvió), y con el terrible doctor Wolfgang A. Luchting, su traductor al alemán y agente, con quien sostuvo un espinoso vínculo.

Es igualmente destacable el texto sobre la relación literaria y vital de Ribeyro con las mujeres, cargada de negatividad y machismo, cuyos apuntes están sobradamente documentados. Sin embargo, debo decir que Coaguila acierta más cuando compendia y organiza la información que cuando la interpreta. Varios de sus juicios no van más allá de la frontera de lo obvio y en el capítulo referido a comentar los libros le gana el hinchaje cuando reseña sus títulos menos interesantes. Se nota mucho la exigencia de rescatar lo mejor de ellos y al mismo tiempo obviar sus imperfecciones.

Ribeyro, la palabra inmortal es, junto a Ribeyro, las respuestas del mudo (1998), una selección de entrevistas también a cargo de Coaguila, el idóneo punto de partida para inmiscuirse en el fascinante mundo del escritor que nos reveló los tortuosos vericuetos de la frustración y el desaliento, así como la sabiduría de su vigorosa humanidad.

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