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“La gastronomía ha construido un universo de lo peruano en el extranjero”
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No solemos comenzar el comentario de un libro por su portada, pero en este caso, el diseño del artista Gabriel Acevedo merece destacarse: la tapa de “Perú Global”, libro de ensayos coordinados por el politólogo Alberto Vergara y el historiador Adrián Lerner, se inspira en los almanaques mundiales propios de los años setenta, con su recordada estridencia psicodélica. Una estética ideal para darle forma a esta historia peruana dentro del concierto internacional: Son cuarenta especialistas convocados en dos volúmenes (el segundo aún en espera) para una reflexión más allá de lo nacional alrededor de la influencia de Túpac Amaru, la abolición de la esclavitud, la producción del guano de islas para recuperar las empobrecidas tierras europeas, o los legados de Flora Tristán, José Carlos Mariátegui, Julio C. Tello o de nuestro poeta universal, César Vallejo.
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En la crisis política que vive hoy el Perú, cuál crees que es nuestro lugar en el concierto internacional?
Uno cada vez más reducido. A pesar del profesionalismo de buena parte de la cancillería, lamentablemente estos gobiernos mediocres premian a los sobones, a los mequetrefes. Gente que vive para demostrarle a la presidenta que es su sirviente. Entonces no importa poner funcionarios en Washington que tengan problemas con la justicia o que no sepan hablar inglés.
¿Las veces que ejerce presencia, la del Perú resulta una influencia consciente o inconsciente, anecdótica o determinante?
Evidentemente, somos un país periférico. No vamos a inventarnos una situación de liderazgo global o de potencia regional que no somos. Sin embargo, podría pensar en varios momentos en que el Perú ha tenido una influencia planificada. Cuando intentó formar parte de los “No alineados”, por ejemplo. O cuando Alan García lidera la propuesta de no pagar la deuda externa. O la Carta Interamericana que se firmó aquí en 2001, algo importante para la región pero que luego se vio evidentemente defraudada. Podríamos decir que el APRA se fundó como un partido que se pretendía regional, con la nacionalización del canal de Panamá como uno de sus principales pedidos. Igualmente, el socialismo de Mariátegui es cosmopolita. Así que yo diría que, desde la planificación, existe una influencia. Sin embargo, probablemente donde más hemos influido sea de una manera no planificada, espontánea, simbólica si pensamos desde lo cultural. Pensemos en Vallejo, por ejemplo. Qué puede ser más peruano y más global que él. O piensa el desarrollo de la gastronomía de los últimos años. Es un innegable triunfo de la planificación. La revolución gastronómica es una revolución de chefs, pero también de comensales: una ciudadanía interesada en probar nuevas cosas.
¿Crees que la gastronomía podría ser la influencia planificada más clara en el Perú contemporáneo?
Yo creo que sí. Muy probablemente. Eh, obviamente nadie va a creer que algo como la gastronomía va a solucionar los problemas históricos. Sin embargo, lo hecho no es poco. Ha construido un universo de lo peruano en el extranjero. Algo muy interesante sucedió cuando se eligió al nuevo Papa con nacionalidad peruana. Recuerda la manera de resaltar su peruanidad a través de la comida. Los memes no tenían que ver con una camiseta de la selección de fútbol, ni con un libro de Vallejo, ni con un poncho: era la chicha morada convertida en agua bendita y el chifle como la hostia. Es una construcción simbólica muy reciente. Si esto hubiera ocurrido en los años 80, la identificación con el Perú habría sido diferente.

Un peruano advierte su papel en el mundo cuando viaja y se sube un taxi. En Argentina, por ejemplo, siempre te hablarán de la deuda moral por los aviones enviados en la guerra de las Malvinas. ¿Pero este plan de trabajo no corre el riesgo de la dispersión al buscar los momentos en que el Perú estuvo presente en coyunturas globales?
Son niveles distintos. Para usar un título de Stefan Zweig, puedes buscar esa presencia desde los “momentos estelares”, y hablaremos de Vallejo a la gastronomía, o el Encuentro de Atahualpa con Pizarro en Cajamarca. Son los momentos estelares de la relación entre el Perú y el mundo. Pero hay otros momentos más silenciosos, más continuados, menos rupturistas pero que procesan nuestra relación entre lo local y lo foráneo. Negociaciones que se dan en condiciones pacíficas o de opresión. Lo cosmopolita no debe ocultar que, muchas veces, las relaciones globales se basan en fuerzas asimétricas. No se trata de contar una historia en la que todo es consenso y paz. Allí la presencia del Perú está de manera permanente, de forma más o menos visible.
Tupac Amaru protagoniza el primer ensayo del libro. ¿Cómo lo vemos como figura global? ¿Por qué nunca ha tenido una representación sólida más allá del Velazcato?
Hay varias razones. La primera, es que la de Túpac Amaru fue una rebelión muy temprana. No había ocurrido la Revolución Francesa, ni la haitiana. Es una revuelta que tiene que echar mano de una serie de recursos ideológicos muy distintos.
Tuvo que inventarlos sobre la marcha.
Tuvo que inventárselos, probablemente sin ensamblarlos de la manera más coherente. Como suele ocurrir, los conflictos suelen comenzar con grandes proclamas ideológicas, pero luego la violencia tiene su propia lógica y se desborda más allá de cualquier tipo de consideración programática. La rebelión de Túpac Amaru dejó 100 mil muertos, algo que nadie pudo controlar, una violencia salvaje de todos lados. Luego hubo un esfuerzo brutal de la corona española por suprimir todo recuerdo. Sin embargo, aún así tuvo una gran influencia. En Argentina la idea de la independencia tomó su figura en lo que se podía implantar un orden constitucional en América Latina. Y son los ingleses quienes para alentar el desorden en las colonias españolas trataron de contar aquella rebelión.
Flora Tristán es otro gran personaje que se desarrolla en el libro, con un ensayo de Francesca Denegri. No puedes entender al personaje sin su paso por el Perú.
Es un capítulo estupendo porque lo que Francesca muestra de manera muy lograda es que, en el caos peruano post-independencia, donde no hay básicamente Estado de Derecho, solo asonadas, alzamientos y cuartelazos de caudillos que mandan en el norte o en el sur, en ese mundo sin ley, las mujeres podían funcionar en la esfera pública. En una tierra sin ley, las mujeres podían participar en la política. Es una forma muy interesante de ver como alguien que fue muy importante en el desarrollo político e ideológico europeo no se entiende sin su paso por el Perú.
Sobre el ensayo sobre el guano de Carlos Contreras, olvidamos que este producto explotado en el Perú reanimó las empobrecidas tierras de Europa.
Es absolutamente clave. Hay dos factores fundamentales. Nunca hemos valorado, realmente, el guano como un recurso. Lo estudiamos para entender la guerra con Chile, pero nunca hemos entendido realmente que más allá de ser un detritus, revolucionó el mundo. ¡Fue un factor crucial para la revolución industrial! Igual que la papa para solucionar la hambruna en Europa, o Potosí, que producía la plata que se iba a la China para convertirse en moneda acuñada, mucho antes de construirse el puerto de Chancay. Hay que pensar la historia global desde los commodities, un orden global que a su vez nos ha ido moldeando. Una historia de la que somos inconscientes, o erróneamente conscientes. La historia global trata de acercarse a esos fenómenos y, por lo tanto, salir de los marcos nacionales de interpretación.
El segundo tomo de “Perú Global”, de próxima aparición, incidirá en la segunda mitad del siglo XX en adelante. Incorporará temas como el papel global de Mario Vargas Llosa, la economía informal según Hernando Soto, el gobierno de Alberto Fujimori, o la gesta de las chicas de la selección de vóley. También procesos sociales como la reforma agraria, la pandemia o las grandes inversiones en el Perú.