
Puede parecer irónico, pero Maria Callas (1923-1977) padecía el mismo problema que padece casi toda la población del mundo: no le gustaba su propia voz. No soportaba escucharse, pero ya se había acostumbrado a ella. Había aprendido que de esa voz vivía, que su espectacular y amplio rango la había convertido en la cantante de ópera más eminente de su tiempo (y de todo el siglo XX).
Curiosamente, la voz de ‘La Divina’, como la llamaban, sigue siendo motivo de controversia. Hay quienes la encumbran sin vacilaciones, pero también están aquellos que la critican y califican de imperfecta. Se dice que su propio mentor, el director de orquesta italiano Tullio Serafin, la describió como “una gran voz fea”: oxímoron que intentaba definir su especial cualidad: voz atípica, penetrante, desconcertante por momentos, pero a la vez reconocible como pocas. “Su canto se asemeja a una herida abierta, que sangra entregando sus fuerzas vitales”, dijo sobre Callas el compositor y musicólogo austríaco Kurt Pahlen. “Como si ella fuese la memoria del dolor del mundo”.
Según se cree, también, los exigentes y complejos papeles que interpretó en el auge de su carrera –en “Norma”, “Tosca”, “La traviata”, entre otros clásicos de la ópera– fueron dañando su voz hasta dejarla prácticamente inservible.
Cuando tenía apenas 40 años, su carrera había caído en un bache que ella intentó por todos los medios remontar, sin demasiado éxito. La crítica fue implacable con Callas, y la empujó a un progresivo aislamiento que terminó en su prematura muerte, a los 53 años.
—Vida filmada—
“Maria Callas”, ya en cartelera, es la película biográfica que retrata los últimos siete días en la vida de la soprano griega. La vemos casi siempre recluida en su departamento en París, acompañada por un mayordomo y una mucama, sus únicos confidentes. Ya por entonces se había vuelto adicta a los tranquilizantes, tenía problemas cardíacos y había bajado de peso drásticamente: su imagen era pálida y liviana como un papel. También se nos muestra que, durante esos días, la seguía de cerca un joven que indagaba en su vida y su carrera para hacer una película. El muchacho se llama Mandrax, mismo nombre de los sedantes que Callas ingiere sin control. No es una coincidencia: el curioso cineasta es solo otra alucinación de la cantante enferma.

Quien interpreta a Maria Callas en la película es Angelina Jolie, muy entregada en su papel de mujer imponente y frágil al mismo tiempo, un tipo de rol que la actriz estadounidense conoce bien. Quien dirige la película es el chileno Pablo Larraín (“No”, “El Club”, “El Conde”). En conversación con El Comercio, el cineasta explica que la ópera es un arte que siempre lo ha conmovido, y que de allí proviene su fascinación por Callas, por su voz y su música. “Es un personaje que me produce mucha admiración, respeto y cariño –dice en conversación vía Zoom–. Lo suficiente para pasar muchos años de mi vida estudiándola y filmándola. Yo termino elegantemente obsesionado con mis personajes porque me conmueven y porque han conmovido a millones de personas por muchas razones”.

Aunque la película transcurre, como ya dijimos, durante la semana previa a su muerte, algunos ‘flashbacks’ a modo de recuerdos de Callas dan cuenta de varios momentos claves de su vida: su adolescencia en Grecia junto a su madre, por ejemplo; la abrupta separación de quien era su esposo, el empresario Giovanni Battista Meneghini, para casarse con el polémico magnate Aristóteles Onassis; y la posterior ruptura con este último, quien la abandonó para contraer matrimonio con Jacqueline Kennedy, viuda del expresidente Kennedy.
“Maria Callas” no es una película perfecta. Ciertos pasajes de languidez y de frialdad provocan un distanciamiento del personaje y de su padecer. Sin embargo, los instantes más inspirados de Jolie consiguen transmitir el estremecimiento de una estrella que se sabe en caída libre. La actriz ganadora del Óscar por “Inocencia interrumpida” no solo parece volcar algunas de sus propias vulnerabilidades en el papel, sino que se sometió a una preparación exhaustiva: estudió canto lírico durante siete meses y, aunque en ciertas escenas solo realiza fonomímica sobre los audios originales de Callas, hay otras en las que su propia voz aparece en un primer plano.
Resalta también en el filme un esfuerzo notorio de Larraín por sintetizar el glamour de su época. Hubo escenas que fueron filmadas en La Scala de Milán, otras en un yate que perteneció a Onassis en la vida real, y una parte importante en interiores de aspecto palaciego que emulan la residencia parisina que acogió a la cantante en su retraído declive. La impecable fotografía de la película –que le ha valido una nominación al Óscar en esa categoría– aviva esos detalles a través de la iluminación y la textura, y hace saltar los colores en la pantalla.
—Tres mujeres—
La cinta de Larraín cierra una trilogía de mujeres icónicas del siglo pasado. Empezó en el 2016 con “Jackie” (sobre Jackie Kennedy, protagonizada por Natalie Portman), continuó en el 2021 con “Spencer” (sobre la princesa Diana de Gales, con la interpretación de Kristen Stewart) y ahora llega a su final con la Callas de Angelina Jolie. Larraín explica que no fue un proyecto pensado como una trilogía desde un inicio, sino más bien una circunstancia que se fue dando con el tiempo. Y no habrá un cuarto ‘biopic’ de este tipo, agrega.
“Son personajes que tienen muchas cosas en común y que quizá responden a una época o una era que ya se acabó –afirma el cineasta de 48 años–. Creo que esa humanidad, esa gente, esas familias, esa idiosincrasia, esa cultura y esa manera de relacionarse con la realidad pertenecen a un pasado que seguramente no vuelva de la misma forma. Pero el cine permite reinterpretar y revivir a esas personas”.
Y más allá de los personajes Jackie, Diana y Maria, ¿qué en común hay entre Portman, Stewart y Jolie, las encargadas de protagonizar sus respectivas películas? “Creo que las une el misterio –responde Larraín–. Son mujeres que pueden ser muy misteriosas en cámara y provocan que los espectadores nos hagamos preguntas.
Yo creo que el cine es eso: una película que no te explica todo, sino que deja algo que el espectador debe determinar. Eso es algo que pasa mucho por la interpretación. Un misterio que es siempre fascinante”.
EL DATO
“Maria Callas”, ya disponible en la cartelera local, cuenta con una nominación a los Óscar del próximo 2 de marzo, en el rubro de mejor fotografía.