×
estrella

Función exclusiva para usuarios registrados y suscriptores.

Suscribirme

Tanto en “Tinta Invisible”, su más reciente libro, como en su podcast “Grandes infelices”, con 250.000 oyentes mensuales, los escritores no son creadores sino protagonistas de las historias. Lejos de lo académico, documentándose en las biografías de los autores, construye una trama de suspenso, haciéndonos creer que los escritores, o los artistas en general, forman parte de un gremio especialmente perturbado. ¿Qué hace que las miserias cotidianas de los autores resulten más interesantes que los de un diseñador industrial o un dentista? Para el español (La Coruña, 1979), la respuesta radica en la sensibilidad con la que el gremio puede magnificar la experiencia vivida. “Los escritores son gente que se hacen demasiadas preguntas. Y eso es uno de los motivos de su infelicidad”, afirma.

LEE TAMBIÉN | Nicomedes Santa Cruz, el señor de la décima

Lo que lleva a la insatisfacción permanente…

En general, esa insatisfacción, sumado al ego grande y a la inseguridad, genera el no saber muy bien si lo que se ha escrito vale para algo. Al final, eso deriva a la envidia hacia otros escritores. Una envidia que acaba haciendo daño a los demás. Y eso no pasa solo con escritores noveles o de poca proyección. Cuando investigando la biografía de Tolstoi y de Dostoievski, autores tan grandes y admirados por todos, es muy revelador advertir la envidia que mantenían entre ellos.

Hay críticos que consideran que la crítica literaria debe prescindir totalmente de la biografía del escritor al analizar sus textos ¿Qué opinas?

Soy consciente de que un libro debe funcionar por sí solo. Muchos de los libros que me han gustado en la vida los leí sin conocer la figura del autor. Sin embargo, después de conocer su biografía y saber las circunstancias en que se escribió, los entiendes de otra forma, más profunda y emocional. Me gusta saber, por ejemplo, si un libro está escrito de determinada manera porque el autor estaba pasando por un momento de depresión, de desamor o desde la más profunda felicidad. Para mí es importante saber que detrás de un libro hay un ser humano, no una máquina ni un gran grupo editorial. Es algo que, por ejemplo, no me pasa con las series de Netflix. Las consumo muy bien y las agradezco, pero luego las olvido. Por el contrario, los libros de mi vida están conmigo siempre.

La lectura de “Tinta invisible” conmueve como lo hace la película “Big Fish” de Tim Burton. En ambos casos, el hijo sigue la crisis de salud del padre, y mientras tanto se profundiza en las historias que compartieron juntos.

“Big Fish” es una película que me marcó. Está no solo en “Tinta Invisible”, sino en mis novelas anteriores. Más que por la enfermedad del padre, por la idea de cómo las historias son realmente más fabulosas que la realidad. Sabemos que las historias al final siempre tienen algo de exageración, sin embargo nos dejamos seducir siempre por ellas. Deseamos que nos engañen.

Además del vínculo con el padre enfermo, el libro te permite hablar del ego y las envidias que parecen definir la personalidad del escritor. ¿Es la envidia un motor creativo?

Yo creo que sí. Es como el motor de un coche que sirve unos miles de kilómetros y luego hay que tirarlo. Pero es un gran motor creativo. Intentar ser mejor que otro es algo que básicamente buscan todos los escritores. Lo he descubierto leyendo las biografías de los escritores más grandes: la envidia de Virginia Woolf, de Dostoievski y Tolstoi. Cuando Dostoievski leía a Ana Karenina decía: “No sé qué le ven, no le encuentro nada bueno”. Si lo despreciara de verdad, no le importaría contradecir a los demás. El del escritor es un modo de vida muy envidioso. Estoy convencido de eso. Lo vivo en el mundo literario español.

¿En que fuentes buscas historias de escritores? ¿Diarios, biografías, libros de entrevistas?

Prefiero las biografías escritas por personas sin una especial conexión con el autor. No me fío mucho de las autobiografías, ni de los diarios, ni de los libros escritos por el hijo, el hermano o el amigo, que tienden a ser excesivamente elogiosos, hagiográficos. Olvidan los defectos que, al final, es lo que más me interesa de los escritores. Por supuesto, los escritores no tienen solo cosas malas, tienen también cosas buenas: sus libros. En ellos nos llega su genio. Pero me interesa también lo que está detrás. Y para eso hace falta alguien que investigue con cierta objetividad. Cuando encuentro una biografía realmente buena, me emociona tanto como la mejor novela.

¿Me puedes dar dos biografías que recomiendes especialmente?

Una que me encantó es la de Pessoa escrita por Richard Zenith, uno de los grandes especialistas en el poeta portugués. Tiene mil y pico de páginas y aún te parece corta. Siempre menciono también una biografía muy literaria de Philip K. Dick, escrita por Emmanuel Carrère, titulada “Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos”.

Hablemos de “Grandes infelices”: estamos viviendo el auge del podcast, recuperando una tradición de la vieja radio. ¿Cómo sabes qué autores te darán buen material para tus historias?

Hay varios criterios. El primero, lo accesible del material biográfico. Cada episodio me lleva alrededor de un mes, y evidentemente tengo que basarme en el trabajo de otros. A veces, hay gente que me pide hacer un capítulo dedicado a un poeta húngaro que no está traducido al español. ¿Cómo hago? ¿Cómo consigo su biografía? El segundo paso es que me entusiasme la historia, que haya una trama. Finalmente, también intento sondear entre los oyentes. Hago encuestas, busco saber qué es lo que quiere la gente.

Si faltar el respeto al escritor, ¿de quien no prepararías nunca un programa porque te parecería aburrido?

Un episodio de Mishima se hace solo, por ejemplo. ¡Lo difícil es sacar un programa de alguien que no se haya hecho el seppuku! No me niego en principio a ninguno. Sin embargo, por ejemplo pienso en García Márquez y no se me ocurriría dedicarle un programa. Me parece una persona que fue básicamente feliz. Seguramente, si investigara, encontraría sus miserias (Y sé que hay algunas). Pero no es suficiente para armar un episodio. Autores como él me atraen menos que los escritores atormentados. En principio, García Márquez no es un escritor al que me apetezca acercarme.

Contenido Sugerido

Contenido GEC