Francisco Miró Quesada Rada acaba de publicar un libro en el que plasma su pensamiento sobre el rumbo que tomó la ciencia política tras la caída de la URSS
Francisco Miró Quesada Rada acaba de publicar un libro en el que plasma su pensamiento sobre el rumbo que tomó la ciencia política tras la caída de la URSS
Jorge Paredes Laos

Hace 30 años, con la caída de la Unión Soviética y el derrumbe de los Estados comunistas de Europa del Este, se puso fin a una era de totalitarismos y se expandió por Occidente la idea de que las ideologías habían muerto; esto llevó a algunos entusiastas como Francis Fukuyama a declarar “el fin de la historia”. De alguna manera, desde entonces, se comenzaron a expandir por Occidente ciertos valores vinculados al libre mercado en un mundo global en el que, supuestamente, se habían anulado las desigualdades, por lo que cualquier ‘ideología’ era innecesaria o peligrosa.

Este es el escenario en que se inscribe Ciencia política de la liberación, un libro del politólogo y profesor universitario Francisco Miró Quesada Rada, quien plantea una revolución metodológica en el campo de la Ciencia Política, que, según sus palabras, ha perdido no solo su sentido crítico de la realidad, sino que, tal como es enseñada y difundida en las escuelas anglosajonas, solo apunta a explicar o cuantificar la dinámica del nuevo sistema imperante —“a racionalizar y justificar el statu quo”—, pero no a incentivar el pensamiento crítico ni mucho menos a promover cualquier cambio en la sociedad.

Portada del más reciente libro de Miró Quesada Rada
Portada del más reciente libro de Miró Quesada Rada

La Ciencia Política en sí —escribe— ha sido desplazada por la Ciencia Política para sí, es decir para justificar el orden neoliberal establecido que se ha impuesto en la era de la globalización. De esta manera esta ciencia social se anquilosa, pierde frescura creativa porque ha perdido su capacidad crítica” (p. 17).

Según Miró Quesada, todo esto parte de la metodología que emplea esta disciplina, la cual ha caído en el análisis “empírico hiperfactualista”, que solo se adecúa a las reglas de juego establecidas y elimina cualquier cuestión valorativa por no ser medible ni cuantificable. “Entonces lo que yo planteo —dice— no es que se descarte el método empírico, sino que haya una pluralidad metodológica y combino tres criterios fundamentales: el método histórico, combinado con el método empírico y valorativo. Lo que sostengo es que la Ciencia Política se ha olvidado de estudiar el rol de la ética y de los valores en la política, y sostiene, erróneamente, que estos deben ser vistos solo por la Filosofía Política. Yo digo que no, ¿por qué la ciencia no puede abarcar la relación fundamental entre la ética y la política? Si en términos generales, la política debería estar sometida a la ética. Como decía Platón, la única razón moral que justifica que un hombre participe en política es su capacidad de servir a los demás, no habría otra; si es por ambición de poder o ambición de riqueza, eso es inmoral”.

Cuando se creía que era el fin de la ideologías, Francis Fukuyama anunciaba que así llegaba el fin de la historia.
Cuando se creía que era el fin de la ideologías, Francis Fukuyama anunciaba que así llegaba el fin de la historia.

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Lo que Miró Quesada plantea como ‘ciencia política de la liberación’ lo explica en este párrafo: “Precisamente lo que proponemos en este trabajo no es el retorno a la Filosofía Política, pero sí desarrollar nuestro discurso en el marco de este límite en donde lo científico y lo valorativo se combinan. A esta combinación le llamamos Ciencia Política de la Liberación” (p. 41).

Por eso el autor pide volver sobre temas relegados en la Ciencia Política como los de las teorías de dominación. “Cuáles son los mecanismos de dominación, por ejemplo, en la globalización, eso va a entrar en la segunda parte del libro —explica—, cuál es el rol que juegan las ideologías en las relaciones políticas. Te voy a dar un solo ejemplo: aquí se habla de la muerte de las ideologías y se dice que no son necesarias. Bueno, esa es una posición ideológica, es lo que llamo ‘la desideologización’ para justificar un sistema de dominación. ¿Qué son las ideologías? Son concepciones del mundo, proyectos humanos. La falta de ideología lo que ha matado es la utopía, la sociedad se ha vuelto distópica, sin proyectos futuros”.

En su opinión, los dos grandes peligros que amenazan hoy la sociedad son la riqueza mundial acumulada en muy pocas manos y los populismos autoritarios. “Escribí en El Comercio hace poco sobre esto —cuenta—. Aquí hay datos clarísimos, casi el 80 % de la riqueza está concentrada en un 1 % de la población mundial. Esto está afectando la democracia porque genera desigualdad”.

¿Existe una salida para no caer en ideologías como el comunismo? Preguntamos. “La liberación —responde Miró Quesada— hay que entenderla como un proceso para alcanzar la libertad, y es un proceso histórico. En consecuencia, lo que yo planteo es la construcción de una sociedad humanista y democrática”.

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