José Carlos Yrigoyen

Reconocido como uno de nuestros narradores más populares, (Lima, 1954) es al mismo tiempo un lúcido ensayista, como ha demostrado en “Sueños reales”, amena y perspicaz reunión de aproximaciones a autores universales, o en “La piel del escritor”, donde los misterios de la creación literaria son auscultados desde los territorios de la experiencia y la reflexión. Estos libros se caracterizan por su claridad expositiva, lo que no vulnera la profundidad y la acuidad de las ideas desplegadas; el lector no iniciado puede sumirse en sus páginas como quien se sumerge en un mar hondo pero a la vez propicio para ser navegado, para hallar en sus profundidades ciertos descubrimientos de imprevisto valor.

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Lo mismo ocurre con el excelente ensayo que acaba de publicar, “”, en el que estudia las aristas, alcances y obsesiones de las novelas del narrador más importante del siglo XX peruano junto a José María Arguedas. Estamos ante un libro que es al mismo tiempo un desafío: ¿es posible, luego de tantísimos trabajos, tesis y acercamientos, no llover sobre mojado con un libro generalista sobre nuestro nobel? Cueto nos demuestra que sí, que un lector acucioso y entrenado puede aún rescatar perspectivas nuevas en esta obra monumental cuya abigarrada diversidad es uno de sus máximos puntales.

Los apartados en los que se divide este ensayo no parecen ser, a primera vista, precisamente novedosos: Cueto lo estructura a partir de las grandes temáticas que caracterizan la narrativa vargasllosiana: la crítica al poder y las trágicas rebeliones que este provoca, su mirada escéptica y, a la vez, fascinada por las utopías, el ánimo quijotesco que precipita a sus personajes hacia aventuras improbables o la influencia determinante de la literatura francesa en su tarea creadora. Pero cuando nos acercamos más, observamos cómo Cueto consigue vislumbrar aspectos escasamente visitados de las novelas de Vargas Llosa. Por ejemplo, su análisis del cuerpo y las dinámicas del poder que en él se ejecutan es francamente luminoso, basado en ejemplos siempre pertinentes que nos permiten comprender las diferentes posturas que Vargas Llosa compromete en este punto, tanto el cuerpo visto como expresión de sexualidad opresiva o de deterioro moral, como espacio donde la utopía se desenvuelve como purificadora realización personal.

Eso sucede también con su visión de lo quijotesco, que no se detiene en la vocación idealista de sus personajes más conocidos, sino en la totalización de disímiles geografías, razas, idiomas e identidades, en cómo esa diversidad trastoca y rebautiza la realidad holística en que la pluralidad redefine las cosas y los seres.

El ensayo concluye con un entrañable testimonio personal donde Cueto repasa su larga relación amical con Vargas Llosa: ahí nos confiesa las duras críticas que este le hizo a su primera novela y el consejo cardinal que le ofreció aquella vez: “trabaja duro y parejo”. En eso se resume esta historia: todas las hazañas literarias que Cueto disecciona en este libro no hubieran sido posibles sin esas innumerables jornadas “dignas de un minero de la Oroya”, como las llamó Vargas Llosa, en las que se forjó ese poderoso y vasto universo que funciona como reflejo preciso del Perú y los peruanos, de sus frustraciones y esperanzas.

MARIO VARGAS LLOSA, PALABRAS EN EL MUNDO

Autor: Alonso Cueto

Editorial: Alfaguara

Año: 2025

Páginas: 174

Relación con el autor: cordial.

Valoración: 4 estrellas de 5 posibles. 

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