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El revolucionario festivo: crítica de “Nicomedes Santa Cruz. De ser como soy me alegro”

El revolucionario festivo: crítica de “Nicomedes Santa Cruz. De ser como soy me alegro”

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hizo de su canto viñeta y de la viñeta, evocación. Culto periodista, ensayista agudo, activo promotor cultural, fue ante todo un excepcional decimista y un poeta popular en toda regla. Piezas como “A cocachos aprendí”, “Guitarra llama a cajón” o “Callejón de un solo caño” han trascendido generaciones y, lejos de ser consideradas reliquias, siguen siendo parte del decir y sentir de los peruanos. Por eso “De ser como soy me alegro”, la nueva antología de sus décimas, resulta un acierto -como también lo es la cuidada edición de Luis Rodríguez Pastor- que solo cabe celebrar: porque esta selección, inteligente y generosa, nos devuelve al buen Nicomedes en toda su dimensión, opuesto a las simplificaciones de las que su trabajo ha sido objeto.

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Con lo de las simplificaciones me refiero a esa estampa de Santa Cruz que lo reduce a un amable costumbrista, de dinámico registro verbal y apunte ocurrente. Los medios lo recuerdan así, promoviendo una versión desideologizada que poco o nada tiene que ver con un hombre que no solo fue artesano de la palabra, sino también un intelectual de izquierda que se pronunció contra el racismo, la desigualdad y la injusticia social cuantas veces lo creyó necesario; fue incluso candidato por el socialprogresismo en las frustradas elecciones de 1962. En esta antología se recogen varias décimas y poemas que refrendan el perfil del artista que evidenció la realidad pequeña y grande de su tiempo desde una mirada transformadora, franca y nunca complaciente.

Como muestra están las décimas y poemas dedicados a la segregación racial, como “Johannesburgo” o “Sudáfrica”, donde denuncia la “neutralidad” del mundo occidental ante la barbarie que sufrían millones de negros en manos de la minoría blanca, con un tono de denuncia tan plástico, visual y de serena indignación que por momentos recuerda a un Langston Hughes. O ese himno vigoroso titulado “Soy revolucionario”, con el que no quedan dudas de las verdaderas motivaciones del poeta: “Mi alma es revolucionaria / porque a como dé lugar / estoy dispuesto a luchar/ por nuestra reforma agraria”. No me parece exagerado decir que Nicomedes Santa Cruz ha escrito algunos de los poemas sociales más importantes de la generación del cincuenta, comparables al legado de Alejandro Romualdo o Leoncio Bueno.

“De ser como soy me alegro” significa un aporte insoslayable para comprender la polifacética figura de Nicomedes Santa Cruz y su herencia. Modeló muchos de los conceptos, escenarios, gestos y posturas que caracterizarían a la expresión afroperuana por largos años. Y si bien hubo luego continuadores de su diversa obra, ninguno de quienes prosiguieron su camino pudieron igualar lo que Nicomedes hizo de tantos modos y con una excelencia constante, como demuestra una décima perfecta como “Nada en este mundo dura”: “Los minutos se hacen horas / la flor se vuelve semilla / la madera se apolilla / y el mismo mar se evapora. / La niña pronto es señora / si era virgen ya no es pura. / El pelo, con su blancura / deja la niñez ausente / porque desgraciadamente / nada en este mundo dura”.

NICOMEDES SANTA CRUZ. DE SER COMO SOY ME ALEGRO

Editorial: FCE.

Año: 2025.

Páginas: 195.

Valoración: 4.5 estrellas de 5 posibles.

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