Hawass es un pionero de la divulgación de la egiptología. Conduce una serie de televisión sobre los faraones y forma parte del equipo de diseño del Gran Museo Egipcio. 
[Foto: Archivo personal]
Hawass es un pionero de la divulgación de la egiptología. Conduce una serie de televisión sobre los faraones y forma parte del equipo de diseño del Gran Museo Egipcio. [Foto: Archivo personal]

Por Gabriel Meseth


En la mitología del Antiguo Egipto, Upuaut era una deidad guerrera representada en las pinturas con cabeza de chacal. Conocido como el “abridor de caminos”, los guerreros lo invocaban como protector y guía en las campañas bélicas. En la Dinastía XII, Upuaut fue también un dios funerario, guardián del inframundo. Cuatro milenios después, los atributos de Upuaut bien podrían haber sido heredados por el Dr. Zahi Hawass. Intrépido, perspicaz y de humor cáustico, Hawass es un pionero de la divulgación cultural egipcia en medios masivos, que ha influido en el sentido de pertenencia de su pueblo, a través de su rol en la preservación de la herencia ancestral.

Hawass ha sido invitado por la cadena de hoteles Inkaterra para compartir su aporte a la creación de una estrategia turística en Egipto, inspirada en la difusión de su patrimonio histórico. Además de conducir series de televisión sobre la edad dorada de los faraones, Hawass se encuentra comprometido con el diseño del Gran Museo Egipcio, cuya apertura parcial está prevista para mediados del 2018. Ubicado en las cercanías de la Gran Pirámide de Keops, el recinto de 50 hectáreas cuenta con una inversión que bordea los 800 millones de dólares para albergar la colección arqueológica más grande del mundo. Asimismo, Hawass ha participado junto a National Geographic en la curaduría de la monumental exhibición sobre Tutankamón, que ha llevado de gira por ciudades principales —de San Francisco a Melbourne— muchas de las piezas más famosas del Museo de El Cairo, como la gran máscara funeraria hallada por Howard Carter en 1922. “Tanto mi país como el Perú son cunas de grandes civilizaciones de las cuales el mundo tiene tanto que aprender”, reflexiona Hawass, quien por primera vez visitará la Ruta Moche y el Santuario Histórico de Machu Picchu. “Comprender cómo las culturas milenarias dominaban el mundo en el pasado es crucial para el porvenir de las naciones”, agrega.

Dr. Hawassi, secretario general del consejo Supremo Egipcio de Antigüedades, echa un vistazo a un sacrcófago de 3.000 años confiscado por las autoridades estounidenses, y repatriado al gobierno egipcio en 2010. 
[Foto: AFP]
Dr. Hawassi, secretario general del consejo Supremo Egipcio de Antigüedades, echa un vistazo a un sacrcófago de 3.000 años confiscado por las autoridades estounidenses, y repatriado al gobierno egipcio en 2010. [Foto: AFP]

El vínculo de Zahi Hawass con el Perú empezó el 2010, cuando fue visitado por José Antonio García Belaunde, entonces ministro de Relaciones Exteriores. El canciller le pidió sus consejos para la repatriación de más de cien artefactos de Machu Picchu, que la Universidad de Yale custodiaba en calidad de préstamo para realizar estudios científicos. La condición impuesta casi un siglo antes era que Yale devolviera las piezas cuando el Perú las pidiera, acuerdo que la casa de estudios se negaba a cumplir. Hawass, defensor del retorno del patrimonio egipcio a su lugar de origen —reclamó al Museo Británico la devolución de la piedra de Rosetta; y al Museo Nuevo de Berlín, el busto de Nefertiti— y con amplia experiencia en la recuperación de objetos saqueados, se unió a la causa. “Recomendé al gobierno peruano anunciar su decisión de llevar al rector de Yale a los tribunales, en el Perú y Estados Unidos —recuerda—. Mi consejo fue escuchado y las piezas fueron devueltas”. Por su contribución a este capítulo de la reciente historia nacional, Hawass visitó Lima el 2011 y fue distinguido con la Orden El Sol del Perú en grado de Gran Cruz, medalla que conserva en su oficina como un hito en su carrera.


* * *
La distinción de doctor honoris causa que le otorgará la Universidad San Ignacio de Loyola será aceptada con una charla magistral bajo el título de “Adventures in Archaeology”, en la que Hawass contará cómo la egiptología fue un gusto adquirido. La infancia de Hawass —quien nació en Damieta, en el delta del Nilo— tuvo como trasfondo político el derrocamiento de la monarquía luego de la revuelta comandada por el militar Gamal Abdel Nasser. Pasaba sus vacaciones en El Cairo, en casa de una tía, donde solía jugar fútbol con las pirámides de Giza en el horizonte. Por entonces no imaginaba que la gran necrópolis sellaría su destino. A los 14 años ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Alejandría, pero las primeras líneas de un libro asignado le parecieron soporíferas. Una sobremesa en la cafetería estudiantil le reveló la existencia del Departamento de Arqueología Griega y Romana, recién inaugurado. Confiesa que no era buen alumno, apenas aprobaba. Preguntaba a sus compañeros a qué se dedicarían luego de obtener el título. A ser traductor, le respondían.

Su graduación coincidió con la Guerra de los Seis Días. Por decreto, el gobierno proveía de trabajo a los bachilleres. Sin grandes esperanzas consiguió un trabajo en el Departamento de Antigüedades. “Me negué cuando el director me envió a hacer excavaciones en una zona de vestigios griegos”, evoca Hawass. “Como me amenazó con denunciarme y descontarme cinco días de sueldo, dejé a mi novia en El Cairo y me fui al desierto en un tren que no podía ir más lento. En la universidad había estudiado la teoría, pero no tenía ninguna experiencia de campo. Me la pasaba tomando café dentro de una carpa mientras los otros excavaban”, cuenta. Bajo el sol abrasador, cuando limpiaba una estatua de Afrodita, según las órdenes del supervisor, su vocación le fue revelada.

Hawass y Laura Bush, entonces primera dama de los Estados Unidos, durante una gira por las pirámides de Giza, 2003.
Hawass y Laura Bush, entonces primera dama de los Estados Unidos, durante una gira por las pirámides de Giza, 2003.

La epifanía de Hawass fue el inicio de su ascenso meteórico hasta convertirse en una figura indivisible de las pirámides y la Gran Esfinge de Giza, pues obtuvo una gran presencia mediática al dirigir el complejo arqueológico. “Desde hace años, Zahi es el gran cicerone de Egipto para las visitas oficiales de la realeza, como Diana de Gales; jefes de Estado, como Bill Clinton y Barack Obama; cracs deportivos, como Lionel Messi y CR7; y estrellas de Hollywood, como Will Smith”, comenta Hugo Portugal, embajador del Perú en Egipto. Portugal es el único latinoamericano que pertenece a una pequeña cofradía diplomática que con frecuencia se reúne a cenar con Hawass —no más de ocho comensales, para poder conversar— en las residencias o en La Trattoria, restaurante italiano en el distrito de Zamalek, cuyo dueño es el hijo del actor Omar Sharif, uno de los grandes amigos de Hawass.

Además de un temperamento de hierro, Hawass es reconocido por la comunidad televidente gracias a un sombrero Stetson, de fieltro marrón, con el cual ganó fama como el Indiana Jones egipcio, su huella de identidad en los especiales que estrena Discovery o History Channel acerca de sus aventuras en tierras de faraones. “Este sombrero es mi amuleto, y el público lo asocia con mis descubrimientos”, cuenta Hawass, a quien se le atribuye el hallazgo de las tumbas de los constructores de las pirámides de Giza. En el Valle de los Reyes descubrió la momia de Hatshepsut, reina-faraona de la Dinastía XVIII del Imperio Nuevo. Por medio de tomografías y análisis de ADN encontró nuevas pistas en torno a la muerte de Ramsés III. Dirigió la restauración de sinagogas y diversos templos coptos, como la iglesia Colgante —situada sobre una de las puertas de la fortaleza de Babilonia—; y los monasterios de San Pablo y San Antonio, en el mar Rojo, además de proyectos de conservación y manejo de sitios históricos, como las catacumbas de Alejandría y los templos de Luxor y Karnak. Entre sus actuales proyectos destacan la verificación de la momia de Ramsés I, y las exploraciones para hallar el cuerpo de Nefertiti y el sepulcro de Cleopatra.

Hawass y el actor norteamericano Will Smith. 
[Foto: archivo personal]
Hawass y el actor norteamericano Will Smith. [Foto: archivo personal]

* * *
Su gestión en dos importantes cargos públicos, como secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades (2002-2011) y como el primer ministro de Antigüedades de Egipto —entidad creada en enero del 2011 bajo el régimen de Hosni Mubarak, en los albores de la Primavera Árabe, con el objetivo de defender el patrimonio cultural y recuperar objetos saqueados en la revuelta—, no estuvo exenta de polémica. Habiendo eclipsado a la comunidad académica en la meca de la arqueología, se ha aludido que Hawass está más cerca de la romántica búsqueda de tesoros que del rigor científico. No obstante, él advierte que su liderazgo ha devenido en 22 museos construidos, nuevos planes de manejo de sitios arqueológicos, la penalización del tráfico de objetos, el entrenamiento de guardias para la protección de monumentos, y la educación de jóvenes profesionales en nuevas técnicas de excavación, restauración y conservación. “Además del respeto que le expresan los ciudadanos de a pie, Zahi Hawass es una suerte de oráculo para el actual ministro de Antigüedades, Khaled El-Anany”, opina Hugo Portugal.

“Si bien Egipto es un destino estratégico en la región debido a su ubicación transcontinental y su acceso al mar Rojo, vive un fenómeno que —de acuerdo a nuestra propia experiencia— es muy difícil de extirpar”, indica el embajador peruano. En uno de sus momentos más convulsos a raíz del surgimiento del Daesh, cuya ola de violencia ha azotado principalmente el norte del país, la figura magnética de Zahi Hawass supone una resistencia contra el terrorismo y un incentivo para el turismo en la región. A pesar de que en los últimos años la afluencia anual de viajeros ha disminuido en diez millones, la visión de Hawass es optimista: “Creo que el regreso del turismo a Egipto puede lograrse anunciando los nuevos hallazgos en televisión, construyendo museos como centros de educación, dictando conferencias por todo el mundo u organizando muestras internacionales”.

Hawass junto a Barack Obama, entonces presidente de los Estados Unidos. [Archivo personal]
Hawass junto a Barack Obama, entonces presidente de los Estados Unidos. [Archivo personal]

Pocos días después de la revelación del rostro de la Dama de Cao y a un año de la inauguración del Museo Nacional de Arqueología, el discurso de aceptación del Dr. Hawass ofrecerá conocimientos en torno a los cuales sería conveniente dialogar a nivel intersectorial. En el Perú, cuya identidad comprende desde una civilización contemporánea a Mesopotamia hasta el esplendor del incanato, ¿cuán oportuna sería la creación de un Ministerio de Antigüedades circunscrito exclusivamente al cuidado del patrimonio nacional? ¿Cómo deben protegerse las zonas arqueológicas de desastres naturales como el reciente El Niño costero? ¿De qué manera beneficiaría al turismo y la economía una exhibición itinerante de la magnitud de aquella dedicada a Tutankamón?

Hawass recorriendo una tumba de 4.000 años de antigüedad perteneciente a un sacerdote, descubierta en 2010 cerca de las pirámides de Giza, al sur de El Cairo. [Foto: AFP]
Hawass recorriendo una tumba de 4.000 años de antigüedad perteneciente a un sacerdote, descubierta en 2010 cerca de las pirámides de Giza, al sur de El Cairo. [Foto: AFP]

Contenido sugerido

Contenido GEC