Ariana Lira Delcore




Tras la polarizada elección presidencial, la desinformación como herramienta de propaganda política, vista en distintos países del mundo, se abre paso en territorio peruano.

Ariana Lira Delcore

“Una mentira puede darle la vuelta al mundo antes de que la verdad tenga la oportunidad de ponerse los pantalones”. La frase, atribuida frecuentemente al ex primer ministro británico Winston Churchill, cobra especial vigencia en la era de las redes sociales. Desde que la elección del pasado domingo 6 de junio no resultara –debido a los recursos legales presentados por Fuerza Popular– en un ganador oficial, una inmensa cantidad de noticias falsas ha recorrido las distintas plataformas virtuales sin tregua.

El jueves 10 de junio, se viralizó un video en el cual un ciudadano no identificado denunció supuestas irregularidades en el conteo de votos del acta número 033563, correspondiente al Centro Educativo Piloto Femenino de Lima, en Santa Beatriz (Lima). En la grabación, el autor sostuvo que, pese a que el acta física registraba 138 votos a favor de Fuerza Popular, el conteo de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) no había computado ningún voto a favor de dicha organización política.

“Me llegó una información a mi correo y acabo de entrar a chequearla a ver si era ‘fake’. (…) Esa mesa considera aquí, como pueden ver, 48 votos para Perú Libre y acá la ONPE ha computado 0 (votos para Fuerza Popular). He abierto en mi mismo monitor el acta y hay 138 votos para Keiko, y la ONPE, simplemente, no los ha puesto”, señaló el autor del video.

Pero por más impacto que generó el video, la supuesta irregularidad no era cierta. El cómputo de cero votos a favor de Fuerza Popular correspondía a una decisión del Jurado Electoral Especial (JEE). El acta había sido observada por un error material: consignaba 138 votos a favor de Keiko Fujimori, cifra mayor al “total de ciudadanos que votaron”, que era de 85.

La decisión, pues, se ajustaba a ley: según el artículo 15 del Reglamento aplicable a las actas observadas para las Elecciones Generales, en caso la cifra de votos emitidos a favor de una organización política exceda el total de ciudadanos que votaron, se anula la votación a favor de dicha organización política, sin perjuicio de los votos consignados para los otros partidos. Por ello, al consignarse en el acta como “total de ciudadanos que votaron” la cifra de 85, menor a los votos consignados a favor de Fuerza Popular (138), el JEE anuló los votos favorables a Keiko Fujimori.

Ante la avalancha de información generada por usuarios en redes sociales, han desplegado esfuerzos iniciativas como , una web liderada por el Consejo de la Prensa Peruana (CPP) en participación con medios nacionales y regionales, que se creó durante la primera vuelta para verificar informaciones falsas en el marco del proceso electoral.

En lo que va desde la elección del 6 de junio, PerúCheck ha desbaratado más de 25 informaciones falsas relacionadas al proceso electoral: desde los supuestos o , hasta un que, supuestamente, mostraba arengas de guerra civil en Puno en contra de un supuesto fraude de Keiko Fujimori (el video correspondía a manifestaciones del 2019 a favor de Evo Morales en Bolivia).

Incluso los mismos líderes políticos han participado en la difusión de la información falsa. Un caso fue la de que Pedro Castillo había ganado la votación en Nueva Zelanda con el 80% de los votos, información que fue difundida por el mismo secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón, en redes sociales. Según los resultados oficiales de la ONPE, Keiko Fujimori obtuvo en dicho país el 74,38% de los votos. La publicación de Cerrón con información falsa fue compartida más de 3.000 veces y alcanzó más de 15.000 reacciones.

Pero los diversos esfuerzos por desbaratar noticias falsas con hechos no parecieran ser suficientes para frenar la cadena de desinformación, y un ejemplo es la supuesta desaparición de los votos de Fuerza Popular en el acta de Santa Beatriz. Luego que la denuncia fue desmentida públicamente por la misma ONPE, el video continuó compartiéndose en las redes sociales, y la entidad electoral tuvo que reiterar la información en dos oportunidades.

¿Por qué los usuarios continúan compartiendo noticias falsas incluso luego de haber sido desbaratadas? “Hay estudios suficientes que demuestran que, lastimosamente, la desacreditación de una noticia información falsa no suele tener el mismo alcance que el contenido original. Hay un problema de alcance, de ‘reach’”, explica Diego Salazar, periodista “autor del libro No hemos entendido nada: Qué ocurre cuando dejamos el futuro de la prensa a merced de un algoritmo”.

“La desinformación se está convirtiendo en el principal enemigo de la democracia en el Perú”, señala Rodrigo Salazar Zimmermann, director ejecutivo del Consejo de la Prensa Peruana. Para el periodista, mucho del discurso sobre un supuesto fraude electoral está basado en información falsa que circula por redes sociales. Y el hecho de que se trate de virales que, en su mayoría, ya fueron desmentidos, no afecta las creencias de quienes ya están convencidos de una narrativa. “Cuando la gente está tan polarizada, si tú les das un solo argumento para darle en la yema del gusto, ese argumento es suficiente para decirle no a todo lo que lo contradiga”, indica.

Otro motivo por el cual proliferan las noticias falsas son las limitaciones que tienen los ciudadanos para constatar si la información es veraz o no. “Tenemos que tener en cuenta que el caudal informativo hoy en día es infinito. Entonces, a menos que uno sea un especialista y tenga la capacidad y el tiempo suficientes, discernir qué información es verdadera y qué información es falsa es prácticamente imposible”, indica Salazar. A ello se suma la desconfianza que existe en la población hacia los medios de comunicación tradicionales. “Los medios han perdido la legitimidad a paso acelerado en los últimos años, y en muchos casos los mismos medios se han convertido en vehículos de transmisión de la información falsa”, precisa.

La recomendación de Rodrigo Salazar Zimmermann es sencilla, pero radical: no informarse por redes sociales. “Especialmente, tener muchísimo cuidado con todo lo que diga ‘reenviado’ o ‘reenviado muchas veces’”, asegura.



"La desinformación se está convirtiendo en el principal enemigo de la democracia en el Perú"

En efecto, la aparición del texto que señala “reenviado muchas veces” en WhatsApp fue introducido por la compañía como una medida para frenar la viralización de noticias falsas, luego de que en Brasil se reportaran diversas denuncias durante la campaña electoral del 2018, especialmente por una supuesta compra de números telefónicos para enviar mensajes de manera masiva a favor de Jair Bolsonaro. A raíz de ello, WhatsApp estableció que aquellos mensajes que han sido reenviados recientemente más de cinco veces solo puedan enviarse a un chat a la vez.

Miente miente, que algo queda

Además de las ‘fake news’, durante la conmoción social actual se han publicado en las redes sociales ‘listas negras’ que llaman a censurar o perseguir a personas con determinada postura política. apunta a los artistas y curadores que han manifestado una opinión política en contra del fujimorismo, la cual ha merecido el rechazo de figuras como el pintor y la cantante .

Para Salazar, los fenómenos tienen un origen común: la desinformación como una manifestación de propaganda política. “La desinformación, como la estamos viendo y la hemos visto en los últimos años, está diseñada con un fin político: promover el caos y cosechar de ese caos”, sostiene.

Según el periodista, mucha de la información falsa que circula no tiene como principal finalidad que el público piense que es veraz, sino tan solo sembrar una duda en la población. Esto, asegura, ocurrió en Estados Unidos durante la campaña presidencial del 2016, en la que se generó la proliferación de discursos de odio.

“Esto no ocurre de la noche a la mañana. Este ejercicio de alimentar a la audiencia con propaganda, léase desinformación, es un ejercicio que recibimos durante meses. El objetivo no es que te creas la mentira. Si te la crees, genial, pero el objetivo es generar un manto de duda sobre todo. Si alimentas de miedo a una persona en situación de estrés, lo que vas a conseguir es un ‘trumpista’”, señala en referencia a quienes participan de persecuciones y discursos de odio actualmente en el Perú.

Salazar Zimmermann coincide en que “la desinformación es un arma que utilizan los grupos políticos”.



“La desinformación, como la estamos viendo y la hemos visto en los últimos años, está diseñada con un fin político: promover el caos y cosechar de ese caos”

Para ambos, las campañas de desinformación alcanzan incluso a aquellas personas que, por desconocimiento de la ley electoral publican denuncias incorrectas (el caso del acta de Santa Beatriz podría ser un ejemplo).

“Aunque haya desinformación producida por ciudadanos que creen con toda seguridad lo que publican, esos ciudadanos ya han sido víctimas de desinformación que los ha predispuesto a ese estado de paranoia y de duda absoluta y, por ende, se han convertido a su vez en productores (de información falsa)”, sostiene Diego Salazar.

En el 2019, el periodista español David Alandete publicó el libro “Fake News: la nueva arma de destrucción masiva. Cómo se utilizan las noticias falsas y los hechos alternativos para desestabilizar la democracia”. En este, recorre los caminos de las campañas de desinformación masiva que han tenido efectos desestabilizadores en los países europeos y explica cómo una noticia falsa “no tiene por qué ser una completa mentira” pues la desinformación” contiene muchos elementos de verdad”.

En este panorama de incertidumbre, existen herramientas que los ciudadanos pueden utilizar para identificar noticias falsas en redes sociales. Una es la plataforma de , que permite verificar información sobre imágenes y videos difundidos en redes sociales, como el origen y la fecha original de publicación.

Al final del día, frenar la difusión masiva de información falsa será tarea de todos.

Créditos
TEXTO / Ariana Lira Delcore DESARROLLO / Armando Scargglioni Carpio y Juan Pablo León


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