Cadillo dejó su puesto como presidente del Consejo de Administración del Fondep para sumarse al proyecto del lápiz. (Foto: Leonardo Fernández)
Cadillo dejó su puesto como presidente del Consejo de Administración del Fondep para sumarse al proyecto del lápiz. (Foto: Leonardo Fernández)
Ana Bazo Reisman

El profesor ancashino (Palmas Magisteriales 2015 en el grado de maestro y uno de los 50 finalistas del Global Teacher Prize 2017) se sumó la última semana como coordinador del plan técnico de en materia de educación.

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En entrevista con El Comercio, señaló que no busca destruir la normativa educativa, sino optimizarla. Explicó que su equipo ha trabajado en darle viabilidad a algunos ofrecimientos del candidato presidencial.

Además, indicó que no existe necesariamente una incongruencia entre la posición política y la técnica con respecto a la Ley de la Carrera Pública Magisterial, que Castillo anunció derogar. “No podemos simplemente dejar en el aire todo el funcionamiento de la carrera docente”, refiere Cadillo.

¿Cómo se produjo el acercamiento a Perú Libre y que lo llevó a decidirse por acompañar un proyecto de gobierno?

Sinceramente, fue una respuesta emocional. Esta convocatoria se me alcanzó el lunes pasado, 17 de mayo, a través de un contacto en común con el profesor Castillo. Y, pues, él me habló sobre un enfoque de cambio para tener realmente una mejor educación en el país. En el momento en que me invita, pensé que iba a formar parte de un equipo que ya tenía a sus líderes, pero me ofreció ser coordinador del equipo educativo [de su plan], lo cual implica una responsabilidad mucho mayor. Con ello, pedí licencia y renuncié al cargo en el Fondep [era presidente del Consejo de Administración del Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación Peruana; oficina adscrita al Minedu]. Hubo personas que me recomendaron no aceptar o excusarme, pero yo ya había expresado mi empatía como maestro y decidí apoyar con ideas, más allá del tinte político.

¿Cómo calificaría el enfoque que tenía la campaña de Perú Libre en el tema educativo antes de que usted se sumara al equipo? ¿Qué aportes o ajustes le está colocando?

En un primer momento, yo creo que las propuestas estaban más orientadas a un sentido reivindicativo. O sea, lo que el equipo técnico, que era relativamente pequeño, tenía era una propuesta más reivindicativa desde el eje central del maestro. Pero no se tenía un panorama más integral, que responda a todas las necesidades porque el sistema educativo no se ocupa solo del maestro.

En ese sentido, hemos rápidamente implementado ya tres cuestiones fundamentales sobre el eje central de que queremos una educación pública de calidad. El primer elemento es la infraestructura y el equipamiento en la educación básica, técnica y universitaria. El segundo elemento, en función del propio Ministerio de Educación, está dirigido hacia el currículo nacional, potenciándolo con contextualización y diversificación por regiones. El tercer elemento diferencial es más reivindicativo y tiene que ver con la educación intercultural bilingüe, que rescate la identidad de pueblos originarios. En conjunto, creemos también en la competitividad digital.

Hace unos días, el candidato Pedro Castillo firmó un compromiso en Ayacucho para eliminar la ley de reforma magisterial. Sin embargo, usted, en una entrevista en RPP, . ¿Cómo entender este desacuerdo?

Mire, políticamente se puede decir que vamos a derogar la ley, pero sobre eso tenemos que construir, pues, el sistema. O sea, no podemos simplemente dejar en el aire todo el funcionamiento de la carrera docente. Frente a un criterio político, en este caso, de derogar la ley, tenemos que postular una nueva ley. Pero, necesariamente, el planteamiento tiene que pasar por el Congreso para su aprobación. En ese sentido, tendrá que haber una nueva propuesta que la reemplace y que sea consensuada. Pero sí tenemos que conservar la meritocracia. No podemos aspirar a menos.

Entonces, en caso de derogarse la Ley de la Carrera Pública Magisterial y de proponer una nueva reforma que la reemplace, ¿se mantendrían los requisitos de postulación docente, el escalafón meritocrático y la escala salarial?

Sí, se mantendrían. Y, en cuanto a la parte evaluativa, hay reclamos válidos que sí los estamos escuchando. Vamos a ver los mecanismos para introducir un criterio adicional a la evaluación docente. Por ejemplo, cómo es posible que un maestro sepa todo el elemento teórico, pero no pueda aterrizarlo en la lección porque le falta el elemento práctico y pedagógico. Hay factores y lineamientos que se pueden construir en el tiempo, pero de ninguna manera se trata de destruir el propio sistema y la confianza. Lo que deseamos es tener un sistema con reglas claras y con indicadores acertados de evaluación.

En cuanto al currículo nacional, el candidato Castillo ha señalado su intención de congregar al magisterio para generar un currículo mucho más inclusivo o, lo que él llama, “un verdadero currículo”. ¿Cómo se explica esto técnicamente?

Hay ciertos factores que hacen que el currículo no refleje la identidad ni las necesidades de ciertos grupos de la población. No es que el currículo, que es dinámico, se vaya a cambiar porque quiere Perú Libre. No es que se vaya a ‘inventar’ uno nuevo, sino que existe toda una normativa que indica que, dentro de un año, la vigencia del currículo llega a su fin. Nuestra postura está relacionada, entonces, a poder mejorar el currículo y también a alentar la innovación. Esta mejora implica preparar y capacitar a las regiones para que, una vez que se da un lineamiento a nivel nacional, se pueda contextualizar lo más pronto posible a las regiones.

¿Qué posición guarda con respecto a la propuesta del “ingreso libre” a las universidades? El candidato Castillo la ha repetido a lo largo de la campaña en los debates y mítines. ¿Es aterrizable?

El profesor Castillo, efectivamente, ha planteado que se puedan dar las condiciones para que todos los estudiantes de secundaria vayan a la universidad. Nosotros también hemos postulado una ruta para responder a ese pedido. Entonces, en un primer momento, se puede continuar con el ingreso de los mejores tres estudiantes de los colegios, que es algo que se ha estado haciendo. Pero más que eso, queremos construir un sistema de seguimiento del aprendizaje de los estudiantes, de tal manera que valoremos su inclinación vocacional y se le brinde orientación. En suma, que el sistema no sea ciego frente a las cualidades y que no se centre en carreras sobreofertadas.

Pero, ¿el ingreso libre a las universidades para todos los estudiantes que terminan su secundaria es técnicamente viable o es mucho más complejo que lo que el candidato Castillo pueda decir en mítines?

Es complejo. En un primer momento, no se podrá hacer porque, al haberse cerrado varias universidades por acreditación denegada, la oferta educativa ha bajado. El sistema universitario no puede absorber inmediatamente a todos los estudiantes. Esa es la respuesta más sencilla. Entonces, tenemos que construir y ampliar la base para que haya más oferta educativa. Pero también creo que es importante reconocer que no está mal reducir el sentido aspiracional hacia una universidad porque se puede reforzar la oferta y trabajar en la calidad de la educación técnica también. Nosotros planteamos justamente eso: una oferta educativa técnica superior que sea de calidad.

Dentro del currículo escolar, hay un tema que siempre ha generado polémica en el ámbito político; ya sea desde el Congreso o desde la propia campaña electoral. A inicios de mayo, el candidato Castillo había señalado que el enfoque de género “no es prioridad” en un eventual gobierno de Perú Libre y que, incluso, podía discutirse en el marco de una Asamblea Constituyente. ¿Cuál es la posición que tiene usted sobre el enfoque de género y la que recomendaría como técnico?

Mire, en realidad, sobre ese tema no he conversado con el profesor Pedro Castillo. Pero yo sí tengo una postura y también la tiene el equipo técnico. Por lo general, creemos que todo se ha derivado hacia la parte sexual reproductiva. Esa es una debilidad de enfoque. Nosotros debemos entender que hay una marginación específica a las mujeres, que se da porque no tienen las suficientes oportunidades. Sí queremos que la mujer se empodere desde la educación para que aspire a todo tipo de carreras.

Por ejemplo, en el área de ciencia y tecnología o de ingenierías, que suelen pagar más, no están tantas mujeres, y no creemos que sea por un desinterés natural. Se deben romper los sesgos y generar los elementos que mejoren el enfoque. Ahora, también hay un aspecto clave: muchas de las mujeres que han crecido con sesgos de género son educadoras. Entonces, aquí hablamos de un sistema retroalimentario, donde las niñas a las que quizá se les desalentó de dedicarse a las matemáticas o a la experimentación científica son las que están educando y no transmiten los elementos a sus alumnas porque han recibido una formación con base en sesgos. Es obvio que un niño o una niña que no es estimulado en ciertas habilidades va a contribuir a que se mantenga una brecha en las carreras.

En abril pasado, el candidato Castillo había declarado que, en un eventual gobierno, se iba a “corregir el accionar de la Sunedu”. ¿Qué posición exacta se tiene con respecto a la Sunedu?

En realidad, lo primero es darle más apoyo a la Sunedu. Siempre hay cuestiones de mejora, de perfeccionar su normativa, de tal manera que se cumpla con el objetivo de garantizar la calidad del sistema universitario. Tenemos que ser conscientes también de algunos reclamos, pero la intención no es eliminar ni intervenir en su autonomía. Creemos que se necesita, más bien, un sistema transparente, que le dé tranquilidad a todos los actores que son evaluados por la Sunedu. Es decir, evitar la tergiversación de decisiones y reportes, y la sobrecarga de reclamos. El sentido está por transparentar la información y no por crear más burocracia, instancias o politizar el sistema. Ahora, si se requiriera un control, lo podría hacer el propio Ministerio de Educación, solo en caso de real necesidad.

El candidato Castillo también ha propuesto que, progresivamente, en los cinco años de un posible gobierno, se destine el 10% del PBI al sector Educación. Sin embargo, algunos economistas han señalado que eso sería inviable. ¿Usted señalaría que las deficiencias que pueda haber en el sector se basan en solo la inversión o que la falta de presupuesto puede compensarse con mejor capacidad de gestión?

En realidad, el gran problema no es tanto el dinero en un primer momento, sino la capacidad de gestión. Sí se tiene que hacer una reingeniería y establecer una verdadera cultura organizacional. También hay algunas trabas propias del sistema administrativo, en el que los funcionarios no firman ‘papelitos’ porque no tienen un marco jurídico que los salve de alguna responsabilidad. Entonces, ahí empezamos a generar y acumular demoras de ejecución. Eso se tiene que cambiar. Al final, sí es importante aspirar a un mayor presupuesto, pero ahí también debemos lograr sistemas fuertes de gestión y de información abierta. Postulamos, primero, una optimización desde el Ministerio de Educación. Sin posibilidad de gastar en objetivos, el aumento del presupuesto solo generaría mucha frustración y, de paso, muchos reclamos válidos.

En la pandemia se ha hablado mucho más de la educación básica regular, pero no tanto de la educación básica alternativa y de la educación básica especial. ¿Cuál es el diagnóstico de estos sectores de la educación y qué proponen desde Perú Libre?

Es obvio que se ha invisibilizado el problema mucho más en esos dos sectores. Hay una política nacional de inclusión para personas con discapacidad. Pero necesitamos incidir en la mejor capacitación de los maestros. Hemos pensado en bonos orientados a la preparación. También se debe potenciar la cantidad de personal docente para atender los casos más complejos. En el caso de la educación básica alternativa, tenemos también especialistas en el equipo. Para la educación virtual, tenemos limitaciones... Ahora, siendo sincero, nos ha ganado el tiempo para abordar con más detalle todos los problemas.

Sobre materia educativa, Perú Libre aún no tiene un formato de propuestas accesible y abierto. El Plan Bicentenario no las desarrolla, más allá de las menciones sobre el incremento de presupuesto y el regreso a las aulas. De hecho, en el debate técnico, no se tuvo un bloque centrado en educación y allí también se perdió la oportunidad para conocer a fondo las propuestas.

Nosotros ya hemos terminado el documento de propuestas y se lo hemos entregado al profesor Castillo. Estamos a la espera de la aprobación. En el tema educativo, que yo coordino, trabajamos once personas. Además, hay unos 30 profesionales que asesoran con algunos aportes. Sobre la ausencia de la materia educativa en el debate técnico, estamos tratando de revertir esa falta de exposición con nuestra participación en medios y entrevistas.

¿Ha conversado con el candidato sobre la posibilidad de que usted siga asesorando o sea ministro?

No. No hay ningún tipo de conversación con respecto a algún ministerio o cargo. Es obvio que llegará un momento en el que el profesor Castillo, de llegar al gobierno, tendrá que decidir si es que este equipo continúa o si simplemente no. Para mí, esta experiencia se trata de servir y me parece importante aportar con lo que puedo, y con orientación a lo digital.

¿Tiene usted alguna proyección personal, en todo caso, de quedarse un poco más allá de la campaña para seguir asesorando el proyecto técnico en un eventual gobierno de Perú Libre?

A mí me gustaría. Sí me gustaría acompañar de alguna manera porque, en realidad, sería frustrante que muchas de las ideas terminen cayendo en saco roto. Muchas veces sucede en los diferentes gobiernos, que implementan solo una parte de las propuestas, pero no lo fundamental. Por ejemplo, a mí me preocupa que la otra candidatura diga que va a construir tantos colegios, pero no se hable de los materiales didácticos que tiene que tener ese colegio. Si me dan la posibilidad, bien; si no hay la posibilidad, no hay problema. Yo tengo mi ocupación como profesor y desarrollo actividades fuera. Para mí, ya es un gran honor poder apoyar a un plan de mejora del sistema educativo.

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