En los últimos días, los candidatos presidenciales de la segunda vuelta han virado hacia dos estrategias diferentes en busca del convencimiento de más electores. Por un lado, Keiko Fujimori se ha mostrado más enérgica contra su oponente. Por el otro, Pedro Castillo ha contradicho gran parte del discurso que defendió en el tramo anterior de la elección.
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Con un reciente ‘spot’ de campaña, Fujimori ha acentuado su mensaje de advertencia sobre un eventual gobierno de Perú Libre y ha llamado a los peruanos a cerrarle el paso a su oferta, que califica de “comunista”.
“A estas alturas, no es momento de cuestionar las cifras o resultados. Lo mejor es pisar tierra y entender -sin excusas- que la amenaza es real. Yo sola no voy a poder revertir estas cifras. Si no hacemos algo, el 28 de julio, el día que el Perú cumple 200 años, el comunismo llegará al poder para quedarse”, se le escucha a la candidata en el video.
En la otra orilla, Castillo no ha buscado confrontación con la lideresa de Fuerza Popular, sino que se ha centrado en suavizar su imagen, rechazar acusaciones e incluso desautorizar a voceros de su agrupación; entre ellos, a Vladimir Cerrón. Con respecto a su controvertido plan de gobierno -que días atrás defendió y aseguró no modificar- se ha mostrado convocante para los aportes de otras fuerzas políticas.
“Se trata del país. Que venga la experiencia, juventud, los mejores programas de gobierno con la finalidad de estructurar en el marco de sacar adelante este país, sin miramientos y juzgamientos”, expresó el candidato en entrevista con radio Exitosa.
De acuerdo con la última encuesta de Ipsos en Cuarto Poder, Castillo se mantiene a la cabeza en la intención de voto, con un 42%. Fujimori, por su parte, alcanzó un 31% en el sondeo. El antivoto que ambos manejan también es desigual: el candidato de Perú Libre obtuvo un 33%, mientras que Fujimori despunta en el antivoto con un 55%.
Ambos postulantes juegan sus últimas cartas en dimensiones separadas por la propia naturaleza de sus candidaturas y la posición que reflejan las encuestas: requieren reducir su antivoto, pero no en igual urgencia; requieren conquistar más bolsones electorales, pero no en la misma intensidad.
La movida del lápiz
Para el especialista en opinión pública, Mauricio Saravia, al mostrarse distinto a la campaña de primera vuelta y quitarle peso a sus voceros, Castillo ha anotado que debe afianzar su protagonismo y deslindar del entorno para minimizar cuestionamientos.
“Yo diría que la estrategia de Pedro Castillo tiene el objetivo de empoderarse como individuo. Su estrategia es tomar distancia de las personas de su entorno y que se hable más de él mismo que de otros integrantes de su campaña, como Vladimir Cerrón. Creo que sí ha pretendido una moderación en el discurso, pero, además de eso, una afirmación en su personalidad. Castillo asume el protagonismo de su candidatura, y marcar esa diferencia es importante”, comenta Saravia, gerente de InTarget.
Saravia estima que el candidato buscaría trascender a su discurso tan cuestionado y probar con nuevas dinámicas de poder, inclusive, a la interna de su agrupación, en la que Cerrón es el líder natural. “Ahora, apuesta por un mensaje que, a costa de sus propios partidarios, invite a la inclusión y la convocatoria”, agrega.
La politóloga María Paula Távara explica que la entrevista que diera Castillo en Exitosa no es suficiente para generar un impacto sostenido.
“La estrategia es, a mi entender, de ‘semi-moderación’. No ha habido una moderación absoluta, en realidad, sino, aparentemente, unas iniciales garantías. Podría favorecerle, pero considero que no basta lo dicho en la radio. Probablemente, lo que va a venir en las próximas semanas sea otro tipo de acciones: presentaciones de nuevos voceros o que él mismo se abra más a los medios para difundir estas posturas. También, seguramente, empezará a hablar con técnicos que se puedan sumar a su proyecto político. Serían los pasos más evidentes después de esas declaraciones”, dice Távara.
El también politólogo Mauricio Zavaleta estima que Castillo hará pocos esfuerzos hacia el balotaje porque se encuentra en una “postura bastante cómoda” en los sondeos.
“Castillo es, además del candidato que tuvo más voto en la primera vuelta, el candidato con menos antivoto con respecto a Keiko Fujimori. Tiene poco para negociar, en realidad. Y, evidentemente, lo que ha tenido que hacer es bajarle el tono al discurso y minimizar supuestas metidas de pata de sus partidarios. Al parecer, se ha dado cuenta de eso y por eso está dando entrevistas en las que asume una postura diferente a la anterior. Restarle autoridad a algunas personas de su entorno partidario le da una imagen de control y liderazgo”, indicó Zavaleta.
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María Paula Távara agrega que Castillo está en la búsqueda de alianzas que le faciliten el salto electoral.
“El mecanismo que Castillo ha iniciado esta semana es el de no generar temores, de mostrarse a sí mismo como conductor de su propio proyecto y dejar atrás otras voces más radicales que oímos de sus propios congresistas electos o del mismo Cerrón. El esfuerzo no es tan grande porque el porcentaje que le aseguraría un triunfo el 6 de junio es menor que el que le falta a Fujimori. Entonces, captar electorado progresista pero temeroso no será complicado, por ejemplo. Y creo que no fue casualidad que el movimiento Nuevo Perú, de Verónika Mendoza, haya comunicado respaldo poco después de sus nuevas declaraciones”, resalta.
El mensaje naranja
La candidata de Fuerza Popular no la tiene fácil. Los especialistas entrevistados coinciden en apuntar no solo sus desventajas en la intención de voto, sino también en sus enfoques de estrategia. Para Mauricio Saravia, Fujimori está apostando por difuminar su propia figura -consciente de los pasivos que carga- para emitir un mensaje de unión ciudadana en contra de Castillo. Sin embargo, identifica puntos débiles en esa elaboración.
“Creo que, contrario a lo que ha empezado a hacer Castillo -con su deslinde a la interna de su partido y su apertura hacia todos- Fujimori comunica división. Su reciente mensaje habla del ‘comunismo’ sin advertir que algunas personas que ya están con Castillo son también parte del país y no necesariamente lo ven de esa manera. Entonces, excluye al centro y al sur, donde está la ventaja de su oponente. Poniéndolo en frío, Keiko Fujimori necesita asegurarse más de 20 puntos sobre Castillo, y eso es un montón, pero opta por reforzar su mensaje a un público que ella ya tiene casi asegurado. El esfuerzo por hacer está en otra parte y llama la atención que ella no lo vea”, indica Saravia.
Cabe recordar que, tras los comicios del 11 de abril, Fujimori había anunciado que no iniciaría “una campaña del miedo” contra Castillo. Sin embargo, parece haber tomado el rumbo contrario.
La politóloga Paula Távara apunta que los últimos estudios de opinión no reflejan que se haya internalizado a nivel nacional la advertencia de la presunta amenaza que representaría Castillo; ni siquiera tras la intervención de Mario Vargas Llosa con su endose a Fujimori. Para la especialista, recurrir a ese mensaje no le garantizaría el despegue electoral que busca.
“Creo que la estrategia de lanzarse a una campaña del miedo, que además parece no funcionar con gran parte de la población, no alcanzaría para sumar todos los votos que requiere. En su nuevo video, Keiko Fujimori enfatiza este mensaje de ‘despersonalizar’ su candidatura y llamar a la unión de los peruanos contra lo que considera un mal, pero considero que al mismo tiempo es una apuesta fraccionadora. Es una contradicción pedir la unión de todos, cuando ese ‘todos’ confronta a una porción del país que ahora apoya a Castillo. No juega bien para una opción que trata de presentarse como la más democrática”, expresa Távara.
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El politólogo Mauricio Zavaleta sostiene que a Keiko Fujimori le urge una estrategia menos enfocada en Lima y más dispuesta a la comprensión de otras regiones que han dejado de elegirla.
“El norte del país había sido un bastión fujimorista en la elección pasada y su partido siempre había sacado buenos votos ahí. Entonces, si quiere voltear la elección del escenario que hasta ahora se proyecta, tiene que asumir esfuerzos descentralizados. Además de conquistar Lima, donde la tiene menos complicada, debe revertir el norte. Pero, además de la búsqueda de votos en sí, tiene que mejorar su imagen, con los pasivos que le conocemos. Su gran obstáculo es que tiene poca credibilidad. Entonces, le cuesta el doble o el triple mostrarse a los electores como una opción menos dañina para la democracia o la economía”, dijo Zavaleta.
El también psicólogo social Mauricio Saravia complementa sobre el video de Fujimori que el enfoque resulta, hasta cierto punto, “facilista” y que demuestra un grado de despreocupación por el voto que le falta conquistar.
“Cualquier comunicador dirá que no hay cosa más fácil que apelar al efecto comunicacional masivo que te da la Selección Peruana. Entonces, el ‘spot’, con el símil dedicado a la clasificación al Mundial de Fútbol de 2018 es bastante trillado. Además, creo que no necesariamente la gente quiere ver un comparativo ahí con la política nacional. Creo que algo para cuestionar es quién está detrás de estas ideas de campaña contraproducentes y por qué, con la experiencia política que tiene Fujimori, no se centra en recuperar el arraigo regional que tenía o conquistar otros espacios”, señala Saravia.
Lo que se pierde de vista
Tanto Mauricio Saravia como Paula Távara advierten que ambas campañas sufren de un vacío común: el enfoque programático en temas claves, como la pandemia. “Están centrando sus ejes en un país que no tiene pandemia. Ninguno se centra en eso de manera sustancial y enérgica, siendo el Perú uno de los países que se ha llevado la peor parte de esta crisis sanitaria global. No se entiende esa desconexión con algo tan básico y palpable en el día a día”, enfatiza el analista.
“En el caso de Fujimori, por ejemplo, no basta con decir que la economía ‘va a estar peor’ si su oponente Castillo es elegido, sino con qué va a hacer ella. Ninguno adopta una postura al respecto de este tema tan evidente. Los bolsones grandes del electorado indeciso no reaccionan necesariamente al mensaje político, sino al programático, en medio de una emergencia como esta. No se ven las propuestas en materia sanitaria y eso preocupa”, puntualiza la politóloga.