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¿Industrializar o no industrializar? Una larga discusión

El relanzamiento de una versión actualizada del Plan Nacional de Diversificación Productiva revive un largo debate.

¿Industrializar o no industrializar? Una larga discusión

El artículo señala por qué los economistas creen que la industrialización no es la gran salida de la economía al desarrollo.

Desde el año 2014, en el que el premio nobel de Economía Paul Krugman señaló en el Perú que la industrialización no es la única salida al desarrollo, fueron muchas las críticas que recibió el Plan de Diversificación Productiva que lanzó por ese entonces el ministro de la Producción Piero Ghezzi. Dos años después, en el mes de julio, tras su salida de la cartera, su esfuerzo de encender otros motores en la economía, focalizado en el desarrollo de actividades como la industria forestal, la acuicultura y el turismo, se abandonó completamente. No obstante, ahora, el tema regresa al tapete, de la mano del entrante ministro Daniel Córdova, quien señala que retomará esta misma iniciativa. En ese sentido, la pregunta sigue siendo la misma: ¿industrializar o no industrializar? ¿Vale la pena hacer ese esfuerzo en una economía en la que el 60% de la canasta exportadora depende de la minería, sector que representa en el PBI apenas el 14% de todas las actividades productivas?

La historiadora económica Deirdre McCloskey, en un artículo para Cambridge University Press de 2004, señaló que la industrialización fue el evento más importante en la historia de la humanidad, desde la domesticación de animales y plantas, y quizás lo más importante desde la invención del lenguaje. No todos los historiadores están de acuerdo sobre la chispa que encendió la Revolución Industrial. La mayoría de los economistas señalan los cambios en las bases legales y culturales en Gran Bretaña, que permitieron el libre comercio y les otorgaron a los empresarios los incentivos suficientes para asumir riesgos, innovar y obtener ganancias. Sin embargo, en las últimas dos décadas, no son pocos los economistas de renombre que han perdido la fe en la industrialización, por considerarla un proceso que depende de una fuerte intervención del Estado, premiando con subsidios a empresarios poco eficientes y colocando barreras a la importación.

Hoy, además de Krugman, el respetado economista y profesor de la Universidad de Harvard, Dani Rodrik, publicó a fines de 2017 un artículo que fue replicado en decenas de medios en todo el mundo, titulado en español “¿Crecimiento sin industrialización?”. Según su hipótesis, las economías emergentes que logran crecer rápida y sistenidamente, sin depender del incremento de los precios de los recursos naturales, suelen hacerlo de la mano de la industrialización orientada a la exportación. Pero, según su análisis, eso ya no sucede en el caso de muchos países. “La participación de la industria manufacturera en los países subsaharianos de bajos ingresos está, de manera general, estancada”, señaló Rodrik. Aún así, explicó que este 2018 Etiopía, Costa de Marfil, Tanzania, Senegal, Burkina Faso y Ruanda crecerían 6%. En Asia, en países como Myanmar, Bangladesh, Camboya y Vietnam, pasaría lo mismo.

TRAMPA AL DESARROLLO
Para Rodrik, la manufactura se convirtió en una “poderosa escalera mecánica para el desarrollo económico” en los países de bajos ingresos por tres razones: 

1)Era relativamente fácil absorber tecnología proveniente del exterior y generar empleos de alta productividad. 
2)Los agricultores podían convertirse en trabajadores en fábricas con poca inversión en capacitación adicional. 
3)La demanda no estaba limitada al mercado interno. La producción podría expandirse sin límite con las exportaciones.

Pero las cosas habrían cambiado, según el análisis de Rodrik. “Está bien documentado que la manufactura se ha tornado cada vez más intensiva en habilidades durante las últimas décadas. Junto con la globalización, esto ha hecho que sea muy difícil para los recién llegados entrar a los mercados mundiales dedicados a la manufactura con una participación importe y así replicar la experiencia de las superestrellas de la manufactura en Asia”. A excepción de un puñado de exportadores, este economista explica que las economías emergentes han experimentado una desindustrialización prematura, producto precisamente de economías industrializadas exitosas.

En investigaciones recientes, el economista Xinshen Diao, del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), y Margaret McMillan, de la Universidad de Tufts, examinaron los patrones de crecimiento de esta “nueva camada de países de alto rendimiento”. A decir de Rodrik, quien también participó en el estudio, es evidente la ausencia de industrialización en estas economías. No obstante, la mano de obra se ha desplazado de actividades agrícolas de baja productividad hacia actividades de mayor productividad, sobre todo en actividades del sector servicios. Por otro lado, hubo un incremento en la productividad, basado en la demanda interna.

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