Te conozco, bacalao

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l fenómeno Fujimori sorprendió al propio protagonista. Hasta la elección de 1990, el sistema peruano permitía postular en simultáneo a la presidencia y al Congreso, y los candidatos pequeños solían aspirar a una senaduría. Erigido por descarte tras la autodestrucción de la izquierda y el APRA, el ingeniero agrónomo solo contaba con un lema superficial: Honradez, Tecnología y Trabajo. Señalado por la fragilidad de su programa, Fujimori convocó a una conferencia de prensa en el Hotel Crillón para exponer su plan de gobierno. La tarde del lunes 16 de abril, Susana Higuchi apareció ante un centenar de periodistas nacionales y extranjeros para disculpar la ausencia de su esposo. La coartada: intoxicación por bacalao de Semana Santa. Cambio 90 informó que su candidato debía guardar cama y que el médico le había recomendado ir a otra casa donde hubiese agua potable y luz eléctrica, porque su residencia de Monterrico tenía los servicios “racionados”. Fujimori ganó una semana “en reposo” y pospuso una y otra vez la exposición de su plan con evasivas y generalidades imposibles (“2 millones de puestos de trabajo”). La improvisación y la criollada de campaña eran solo un aviso.