La noche del miércoles 1 de abril, en la víspera del Jueves Santo, una lujosa camioneta Porsche valorizada en más de US$240 mil fue atacada con 24 balazos y dos granadas en San Miguel. El atentado tenía como blanco a Gerald Oropeza López, accionista de la empresa Sergero S.A.C. y hasta ese momento un completo desconocido.
Los explosivos no solo hicieron arder la camioneta, también destaparon una de las más importantes redes de narcotráfico del país. La exagerada vida de Oropeza se desarrollaba entre autos Ferrari, Audi y Porsche, carreras de piques, fiestas en mansiones, chicas bellas y derroche de dinero.
Las cifras nunca cuadraron pero eso parecía ser lo de menos. La mafia silenció a piezas importantes de este caso que ha alcanzado a la policía, la fiscalía, el Poder Judicial, el puerto del Callao e incluso la política.
Más de cinco meses después del atentado a la camioneta, Gerald Oropeza fue capturado por la policía en Ecuador. Su caída y, sobre todo, su testimonio serán claves para entender este pentagrama delictivo.
Aquella noche de abril, Gerald Oropeza llegaba de Cancún. En medio del ataque terminaron heridos Carlos Sulca Cruz y Juan Fidel Berríos Navarro. Oropeza y la modelo Olenka Cuba también habrían sufrido heridas, aunque esto no fue confirmado. Cuando la policía llegó a la cuadra 7 de la avenida Insurgentes, recogió toda la evidencia. Entre los objetos, una maleta sellada, propiedad de Oropeza, y lo más importante: el celular que utilizaba para comunicarse con presuntos capos de la droga en Europa.
Entre las decenas de conversaciones por WhatsApp que había en el celular, algunas ya daban indicios de los negocios polémicos de Oropeza y revelaban que la relación con el capo de la mafia napolitana Salvatore Zazo ‘Zazá’ atravesaba momentos tensos.
Pese a que la familia Oropeza y sus abogados se han encargado de negar que es su voz, un peritaje halló coincidencias, en un 65%, entre los audios de WhatsApp y las declaraciones que Gerald Oropeza dio durante las entrevistas tras su participación en las carreras de La Chutana y también luego del crimen de su padre, el líder aprista Américo Oropeza.
Las primeras hipótesis de la Policía señalan que Gerald Oropeza era uno de los esmerados Gerald Oropeza sería uno de los esmerados servidores de la mafia italiana ‘Ndrangheta, término calabrés que significa ‘coraje’. Esta organización criminal, según la Dirección Antidrogas (Dirandro), controla en Europa los envíos y llegadas de droga desde casi todos los puertos del mundo.
Los agentes de la Dirandro sospechan que Gerald Oropeza acopiaba cocaína proveniente del valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) y del Alto Huallaga, para luego enviarla desde el Callao a Europa.
Las investigaciones apuntan a que la cocaína se camuflaba en los almacenes de las empresas de servicios de limpieza que tiene Oropeza. El cargamento se traía a Lima vía terrestre hasta llegar al puerto del Callao.
Una vez en el puerto los destinos eran varios: México, Panamá, República Dominicana, y el más atractivo económicamente: Europa.
Pese a que el ex presidente Alan García y los congresistas apristas se han esmerado en negar los vínculos entre Gerald Oropeza y la agrupación política, el caso del ‘narcoporsche’ ha dejado en evidencia más de una coincidencia.
La filiación aprista viene de familia. Américo Oropeza, padre de Gerald, era un importante dirigente del Apra en San Juan de Lurigancho. Este fue asesinado a pocos metros de su casa, en extrañas circunstancias, en el 2011. Pese a que la policía capturó al presunto responsable, los hermanos de la víctima acusaron a la esposa, Pilar López, e hijos de ordenar el crimen.
Luego Gerald Oropeza también se inscribió en el partido.
Tras el ataque al Porsche se conocieron los lujos de Oropeza. Además de los autos, poseía varias viviendas, entre ellas una mansión en La Molina, valorizada en más de S/.13 millones. Tres mil metros cuadrados, más de 40 ambientes y un amplio jardín. Seis habitaciones, piscina, gimnasio, jacuzzi y sauna. Un sótano techado con un bar, una sala de juego y una sala de diversiones. En este lugar, Oropeza organizaba exclusivas fiestas en las que invitaba a agrupaciones extranjeras.
Oropeza logró obtener el inmueble por intermedio de Ángel Vera Niño, ex candidato a regidor de la Municipalidad de Lima y dirigente del Apra. En el 2007, cuando ocupó el cargo de gobernador de La Molina, reconoció como posesionario de la residencia a Garry Guanilo Dreyfus, quien finalmente le entregó la propiedad a Gerald Oropeza.
Miguel Facundo Chinguel, ex presidente de la cuestionada Comisión de Gracias Presidenciales en el segundo gobierno aprista, fue abogado de la familia Oropeza, luego de la muerte de Américo Oropeza. También fue accionista de las empresas de la familia.
Las empresas de la familia Oropeza han firmado millonarios contratos con el Estado, la mayoría de ellos durante el segundo gobierno de Alan García. En ese período, se firmaron 59 contratos con entidades estatales por más de S/.216 millones.
El mundo del hampa también tiene códigos: la traición se paga y los soplones marcan su destino. La vida se juega a una sola baraja y el Caso Oropeza no es la excepción. Piezas claves de este expediente han sido silenciadas. Este es el caso de Patrick Zapata Coletti y Antonio Saucedo Mendoza ‘Chino’. Ambos fueron asesinados por la mafia.
El domingo 19 de abril, Zapata Coletti fue secuestrado cuando salía de la discoteca Songo en Los Olivos. Él iba en un taxi junto a dos amigas y su vehículo fue interceptado por dos autos, de los que salieron varios hombres armados. Una hora después su cuerpo fue hallado en las inmediaciones de la huaca El Paraíso, en San Martín de Porres, con trece impactos de bala.
Una semana después, el domingo 26 de abril, Antonio Saucedo Mendoza fue asesinato de cinco balazos en un taxi, tras salir de una discoteca junto a dos chicas, una de ellas la bailarina Nadeska Widausky. ‘Chino’, como era conocido en el lumpen, fue quien lideró el ataque al Porsche, según la PNP.
Nadeska Widausky, testigo del asesinato del ‘Chino’ Saucedo, también estuvo en la mira de los delincuentes, aunque corrió mejor suerte. Dos sujetos armados ingresaron a la quinta, tocaron la puerta de la vivienda de la profesora Raquel Delgado La Torre (38) y le dispararon en el estómago. Aparentemente la confundieron con la bailarina.
Más de 160 días después del atentado, Oropeza fue capturado el último sábado en el exclusivo balneario de Salinas en Ecuador, a unas seis horas del paso fronterizo de Tumbes hacia Huaquillas. Su apariencia no había sufrido cambios drásticos, aunque se le veía más delgado. La policía peruana informó que fueron sus tatuajes los que permitieron su identificación. Testigos indicaron que lo acompañaban una mujer y un niño.
Oropeza fue expulsado de Ecuador el domingo por la mañana. Ese día el presunto narcotraficante fue trasladado a diferentes dependencias para continuar con la diligencias.
Recién el lunes fue ingresado al penal de máxima seguridad Ancón 1, conocido como Piedras Gordas. Estará recluido en una zona especial para garantizar su seguridad y que ningún interno pueda atentar contra su vida.
En sus primeras declaraciones a la PNP, Gerald Oropeza ha negado tener vínculos con el narcotráfico. Lejos de la ropa de marca, los autos de lujo y las bellas mujeres, se le ve frágil y su figura está lejos de parecerse a la de Tony Montana.