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La primera mujer en ocupar el puesto 1 tiene 15 años

Franccesca García Salcedo tiene 15 años y es la primera mujer que ingresa en el puesto número uno a la Universidad Nacional de Ingenieria (UNI). Durante los últimos años de colegio fue la única mujer en una sección de hombres. Aunque fue difícil, se trataba del grupo de alumnos con las mejores calificaciones y se concentró en su objetivo de ingresar a la universidad.

Cuando Franccesca Rojas Salcedo tenía apenas 8 años resolvía ejercicios matemáticos por iniciativa propia en cualquier superficie disponible. “Hacía problemas hasta en boletos de combis. Era extraño -cuenta la señora Soledad, su mamá- que desde tan pequeña le gustaran los números”.

No es extraordinario que la adolescente haya ingresado en febrero a la carrera de Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) tras terminar sus estudios secundarios. Pero la “cachimba” consiguió serlo con tan solo 15 años; y no solo eso, sino que alcanzó el primer lugar y marcó un hito: se convirtió en la primera mujer que ocupa ese puesto en el proceso de admisión de la prestigiosa casa de estudios.

El papá de Franccesca es policía y su mamá ama de casa. Su hermana de 20 años es estudiante de la universidad del Callao. Vive con ellos y su abuelo, en una casa modesta en el distrito de San Martín de Porres. “Mi familia está orgullosa, pero fue difícil, tuve que sacrificar muchas cosas. Mis papás también sacrificaron mucho”, cuenta Franccesca, con soltura y una seriedad inusual en una joven de su edad.

La quinceañera eligió la carrera de Ingeniería de Sistemas atraída por la programación de computadoras, de la que oyó en una charla en su colegio, donde, durante los últimos años, fue la única mujer en un aula de hombres. Era la sección de los alumnos con mejores calificaciones. Pero no fue fácil para ella; al contrario, ser una chica sola se convirtió en su mayor reto.

“Ha sido difícil ser la única mujer. Me sentía un poco desplazada, una cosa es tener una amiga y otra es tener un amigo hombre. A veces no tenía con quien conversar. Como hay una psicóloga en el colegio iba a conversar con ella porque no tenía con quién más. Esa parte me afectó un poco”, confiesa.

Sin embargo, la futura ingeniería no tomó su situación como una desventaja. No se amilanó, asegura, sino que se concentró en sus fortalezas para alcanzar el objetivo que se trazó, que era ingresar a la universidad. “Pensé: nadie me va a detener hasta que ingrese”, dice.

En el último proceso de admisión, el porcentaje de mujeres que ingresó a la UNI subió en un dos por ciento. Sin embargo, llegó a ser tan solo 22%. Franccesca tiene un mensaje contundente para otras niñas y adolescentes que no se animan a estudiar carreras de ciencias o ingenierías. “Les diría que si le ponen esfuerzo pueden destacar en lo que sea que elijan. Como mucha gente piensa que las mujeres no pueden hacer mucho, pueden demostrar que son capaces de lograr lo mismo o más que los hombres”.

Además de resolver ejercicios, la ingeniera en ciernes estudia inglés en una academia a la que durante el colegio, asistía cada tarde. Para relajarse escucha música y lee libros de ciencia ficción.

Su libro favorito reciente es “Soy el número cuatro”, que bajó por internet, porque no puede comprar todos los libros que quisiera. “No somos una familia con muchos recursos”, manifiesta. Sin embargo, ella sabe que su futuro es prometedor. “Creo que voy a tener muchas oportunidades. Me gustaría viajar y conocer muchos lugares. Me encantaría ir a Francia y creo que con mucho esfuerzo voy a poder lograr lo que yo quiera”, finaliza, resuelta. Nadie podría discutirlo.

Texto: Natalia Molina / Fotos: Consuelo Vargas
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