Proyecto fomenta creación de biohuertos en escolares limeños
Proyecto fomenta creación de biohuertos en escolares limeños
Redacción EC

CATHERINE CONTRERAS

El panorama de una ciudad gris empieza a tomar una tonalidad verde, que es fresca y nutritiva. Rábanos, betarragas, lechugas, acelgas, arvejas, fresas, incluso maíz y café se cultivan hoy en espacios que han sido rescatados y puestos a disposición de un nuevo actor que aspira a ganarse un lugar en la cadena gastronómica local: el agricultor urbano.

Capacitados por seis ingenieros agrónomos, escolares de primaria y secundaria, vecinos y familias de , Comas, , San Martín de Porres, Santa Anita e Independencia sacan adelante un proyecto de huertos urbanos iniciado el año pasado que ya empezó a dar frutos, literalmente.

Niños del colegio Juana Infantes Vera y jóvenes del Emblemático Hipólito Unanue (ambos en la Unidad Vecinal de Mirones) y del colegio Coronel José Gálvez (en Comas) salieron durante el 2013 de las aulas para hacer de Ciencia, Tecnología y Ambiente un curso práctico. Se animaron a entrar en contacto con la naturaleza, trabajar la tierra y disfrutar de los cultivos que ellos mismos vieron crecer.

Para un escolar citadino, la experiencia representa un mundo de conocimientos nuevos. Además, les enseña a valorar el trabajo del agricultor, lo que la naturaleza provee y la importancia de una dieta saludable.
 

BIOHUERTOS DE BARRIO
Juan Oroya Ángeles preside la Asociación de Vecinos del Biohuerto Los Geranios, en Comas. Integrado por 18 familias, el grupo dispone de mil metros de tierra para cultivar, en una zona contigua a sus casas, que antes era un espacio abandonado y hasta peligroso.

Hoy es una zona donde brotan espinacas y lechugas, zanahorias y rabanitos, finas hierbas y hasta frutales.

Apoyados por la ingeniera Katya Gómez (una de los seis agrónomos que trabajan en el programa de agricultura urbana Mi Huerta, liderado por la ), aprendieron a trabajar la tierra en junio del 2013, y hasta la fecha ya han consumido (y compartido) lo que ellos mismos cosecharon.

Los vecinos como doña Teresa de Salazar (que ha encontrado en la huerta el pasatiempo ideal) o Betaliano Checalla (que inculca a sus hijos el cuidado de la naturaleza) disfrutan de los beneficios de esta experiencia.

Ellos buscan potenciarla y convertirla en su sustento.

SE BUSCAN CLIENTES
"La idea es trabajar el tema de seguridad alimentaria, pero proyectándonos a ayudarles a buscar un mercado, sean restaurantes o bioferias, con el nombre de producto orgánico”, explica la ingeniera Gómez, quien solo en Comas tiene a cargo a 42 familias, 11 instituciones educativas y 4 huertos comunales, cada uno con 25 familias beneficiarias.

La experiencia empieza a tomar viada. La meta apunta a formar una red de productores urbanos orgánicos capaces de organizarse para proveer al mercado local. Esta es una iniciativa que el chef ve con buenos ojos. Con él visitamos un par de biohuertos para confirmar su potencial a futuro.

El reconocido chef destacó la convivencia con la naturaleza y el deseo de abastecer a la ciudad. Recomendó que se aprovechen al máximo los productos.

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