Compadre, una taza de café socialmente responsable
Compadre, una taza de café socialmente responsable

Los empaques de café Compadre no solo contienen granos con buen tueste. Al servirte una taza de este café estás apoyando una historia, un sueño por ser mejor. Estás apoyando a una familia, como la de Cristóbal Olórtegui, que ha logrado aumentar en 70% sus ingresos por la venta socialmente responsable de café.

En el 2009, un viaje a Satipo reveló a cuatro universitarios el problema que afrontan los caficultores peruanos: el bajo precio que se les da por su producción cafetalera. Luego de investigaciones sobre modelos de negocio, Juan Pablo, Pepe, Fiorella y Francois emprendieron Compadre, una marca de café sustentable y que empodera a los agricultores de café para obtener mayores ganancias.

Esta es su experiencia de emprendimiento, que se filtra junto a otras historias de quienes, gracias a ellos, están mejorando su calidad de vida.

- ¿Cómo nace la propuesta social y emprendedora de café Compadre? -

Nace por una investigación que se hizo en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) en torno a la energía solar. Se desarrollaron las primeras investigaciones para tostar café con energía solar en el 2012, cuando éramos estudiantes de la PUCP. Teníamos la tecnología ahí, así que queríamos dar un paso más adelante.

Con Pepe, Fiorella y Francois, que somos los cuatro fundadores, decidimos ver de qué manera utilizar bien esta tecnología con pequeños agricultores de café y planteamos varios modelos de negocio, hasta que llegamos al que manejamos ahora: nosotros le damos la tecnología a los caficultores, los capacitamos, les damos un mejor precio por su café sin tostar y luego les pagamos un adicional por kilo de café tostado. Ese producto sale bajo la marca Compadre, pero con el nombre del agricultor. La idea de Compadre es esa: un café que tiene una historia detrás, el conocer al agricultor.

Cuando compras este café sabes que es un producto por el que el agricultor ha recibido un mejor precio.

- ¿Cuándo diagnosticaron que a los caficultores peruanos no se les estaba pagando un precio justo por su producto? -

En el 2009, como proyecto de responsabilidad social en la PUCP, hicimos un viaje a la comunidad asháninka, en Satipo (Junín), y ahí tuvimos un contacto directo con ellos. 

Vimos los problemas que tenían en relación a la agricultura. Habían buenos productos, pero todo lo vendían a través de intermediarios y les daban precios bien bajos.

En el caso del café, vimos que el precio estaba entre S/ 5 a S/ 6 por kilo. Esto quiere decir que lo vendían solo como materia prima, sin ningún valor agregado. Los mismos agricultores lo vendían al mejor postor.

Como teníamos la tecnología de energía solar, los agricultores podían verse beneficiados de utilizarla, pues obtendrían un producto con valor agregado. Ahí empezamos a pensar en cómo hacerlo funcionar.

- ¿Cómo empezaron a reunir el capital para hacer de Compadre una realidad? -

Una vez que tuvimos la tecnología, la primera investigación la financió la PUCP, fue parte de un proyecto de investigación en el grupo de apoyo al sector rural. De ahí, junto al equipo, nos presentamos a concursos y ganamos capital para hacer pruebas.

- ¿Qué diferencias hay entre el emprendimiento de Compadre frente a lo que se hace, a través de otros programas, para apoyar a los agricultores que deciden dejar cultivos ilícitos de coca y optar por el café o cacao? -

Como lo vemos nosotros, lo que se hace a partir de esos programas es algo muy puntual. Les dan a los agricultores las plantaciones, pero de ahí no hay un acompañamiento. Al final, van a cultivar la planta de café, pero la va a vender al mismo intermediario que le seguirá pagando poco. No están atacando el problema mayor: el precio. La idea de Compadre, en cambio, es siempre estar presentes en el campo, capacitando a los agricultores y trabajando con ellos. Sino, no va a funcionar. 

- ¿Cuáles son las zonas donde Compadre tiene mayor acción? -

El año pasado empezamos con el piloto en Satipo, con un solo agricultor: Cristóbal Olórtegui, en una comunidad nativa de Satipo. Hoy, como a la tecnología con energía solar le va bien y estamos obteniendo un grano de calidad, hemos levantado más capital y estamos trabajando con 10 familias más de agricultores de la misma comunidad.

Estamos creciendo de forma lenta, pero aseguramos no cometer errores más adelante.

- ¿Cuál es el perfil de los agricultores que surten a Compadre? -

Tienen un buen grano de café - hacemos primero pruebas de calidad con especialistas en Lima, que catan el café -, las chacras son de producción orgánica, no usan químicos. También prestamos atención al tema de vulnerabilidad.

- Desde el momento del piloto hasta hoy, ¿cómo ha mejorado la calidad de vida de los agricultores de esta comunidad? -

Cristóbal Olórtegui, con toda la venta que hemos logrado, logró incrementar en 70% más sus ingresos por el café. Conforme Compadre se vaya consolidando en el mercado, ese porcentaje puede aumentar. Se puede ganar hasta 200 % más. La idea es esa.

- ¿Qué tipo de trabas encontraron al ofrecer un café con tueste alternativo? -

Al principio no nos creían cuando les decíamos que utilizaríamos energía solar para tostar. Cuando empezamos con las primeras bolsas y les hacíamos probar el café a nuestros compradores, se dieron cuenta de que era de buena calidad. Poco a poco está mejorando la acogida.

- ¿Qué sabor distingue al grano de café Compadre? -

Como tenemos buena materia prima, se puede llegar a calidades de exportación y obtener un buen sabor en taza. No hemos logrado identificar si hay un sabor específico porque esté siendo tostado con energía solar. Eso aún no lo podemos decir con certeza.

- ¿En qué lugares encontramos el café? -

Lo tenemos en tiendas orgánicas como La Sanahoria y Maras. Se pueden hacer pedidos por nuestra página de Facebook o nuestra web - la bolsa cuesta S/ 25, incluye el delivery -. En restaurantes como Kilo o Airampo.

También estamos desarrollando packs corporativos para las empresas que estén interesadas en surtirse de nuestro café. También les ofrecemos a estas corporaciones talleres de cata de café para sus colaboradores, para incentivar la educación cafetalera.

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